Miss Marple
Más allá de la burbuja
La falacia del interés general se ve ahora por todas partes, sostenida por analfabetos de todo pelaje o partes interesadas: dice que a todos nos interesa un aterrizaje suave, a nadie le interesa una explosión de la burbuja porque la hez nos salpicaría a todos, si los pisos bajan la economía entera se va al garete, etc. Su corolario es que desear la explosión de la burbuja es mezquino, envidioso, malsano y antipatriótico.
Esto es una falacia por dos razones:
Primero, porque presupone que hay elección entre una desastrosa explosión de la burbuja con efectos sobre el consumo y el empleo, y un aterrizaje suave donde el precio de las casas crece "como el IPC" y nadie pierde nada.
Casi nadie discute que el modelo económico actual, basado en la construcción y el endeudamiento exterior, es insostenible. Desde el gobierno, vía PRISA, la línea oficial es que hay que cambiar de modelo suavemente, sin alarmismos irresponsables, hacia un modelo indeterminado pero vagamente basado en I+D y mejor educación. Para ello ven "deseable" y "razonable" el aterrizaje suave de los precios de la vivienda.
Para que se de ese fantástico aterrizaje suave, los precios de la vivienda tienen que subir como el IPC. ¿cómo se logra eso? Respuesta: con un ajuste perfecto entre oferta y demanda. La demanda ha subido más que la oferta durante años debido a las expectativas de rápida revalorización. La oferta tardó en ajustarse, pero lleva ya dos años creciendo a un ritmo de entre 700-800 mil viviendas nuevas al año. El nuevo CTE ha asegurado que se pidiesen licencias para construir otras 800 mil viviendas en 2007. Las necesidades de vivienda se estiman en 400-500 mil al año. La demanda se ha visto reducida por el alto nivel de precios. Al desaparecer las expectativas de revalorización, también disminuye la compra de vivienda como inversión, el otro puntal de la demanda. Es sólo cuestión de tiempo que la oferta y la demanda se ajusten vía bajada de precios. Las rigideces de la oferta harán que el proceso lleve tiempo, pero sólo podrán retrasarlo, no evitarlo. Para evitarlo, habría que aumentar la demanda, via incremento de la población o aumento del crédito. Lo malo es que esto se lleva haciendo hace ya algún tiempo, y el efecto marginal de estas medidas es cada vez menor, y también llega a su fín. A fin de cuentas, la oferta es considerablemente mayor que la demanda, y eso se tiene que ajustar; y el desajuste es tal, que sólo se puede corregir con bajadas reales de precios que vuelvan a situar en el mercado a quienes ahora están fuera del mismo. "Bajadas reales" excluye el aterrizaje suave. El nivel de ajuste de precios y el tiempo que durará es difícil de calcular, pero la experiencia indica que puede ser entre un 30-50% y entre 3-5 años.
Segundo, el cambio de modelo económico no es compatible con un aterrizaje suave. Como bien dice Ir-, un aterrizaje suave es carisimo, y no nos lo podemos permitir. Hemos pedido prestado para gastarnos en ladrillos las rentas futuras de media generación; si nos gastamos el poco crédito que nos queda en mantener la demanda, no queda dinero ni tiempo para inversión productiva, para I+D, para las mejoras necesarias en la educación y formación de nuestros jóvenes. Cuando toda la generación de los nacidos entre 1970 y 1985 esté hipotecada, no quedará nadie que pueda aprender, arriesgarse montando un negocio, invertir en una idea: porque todo eso se lo tragará el enorme agujero oscuro de la hipoteca.
En resumen, la burbuja es inmoral no solo porque dificulta el acceso al derecho a la vivienda; no sólo porque ha condenado a una gran parte de nuestros jóvenes a una esclavitud de 30-40 años: es inmoral porque como país nos hemos endeudado hasta las cachas para gastárnoslo en ladrillos, y como resultado no hemos invertido en nada productivo. Hemos desperdiciado la década milagrosa (en que la economía mundial ha crecido como nunca) en construir millones de casas antiestéticas, caras, malas y pequeñas. ¿Y esto es lo que quieren que sigamos haciendo, porque "a nadie le interesa" que explote la burbuja? Lo que es en el interés de todos es que nadie en España se gaste ni un céntimo más en comprar vivienda sobrevalorada.
Perdón por el tocho.
Esto es una falacia por dos razones:
Primero, porque presupone que hay elección entre una desastrosa explosión de la burbuja con efectos sobre el consumo y el empleo, y un aterrizaje suave donde el precio de las casas crece "como el IPC" y nadie pierde nada.
Casi nadie discute que el modelo económico actual, basado en la construcción y el endeudamiento exterior, es insostenible. Desde el gobierno, vía PRISA, la línea oficial es que hay que cambiar de modelo suavemente, sin alarmismos irresponsables, hacia un modelo indeterminado pero vagamente basado en I+D y mejor educación. Para ello ven "deseable" y "razonable" el aterrizaje suave de los precios de la vivienda.
Para que se de ese fantástico aterrizaje suave, los precios de la vivienda tienen que subir como el IPC. ¿cómo se logra eso? Respuesta: con un ajuste perfecto entre oferta y demanda. La demanda ha subido más que la oferta durante años debido a las expectativas de rápida revalorización. La oferta tardó en ajustarse, pero lleva ya dos años creciendo a un ritmo de entre 700-800 mil viviendas nuevas al año. El nuevo CTE ha asegurado que se pidiesen licencias para construir otras 800 mil viviendas en 2007. Las necesidades de vivienda se estiman en 400-500 mil al año. La demanda se ha visto reducida por el alto nivel de precios. Al desaparecer las expectativas de revalorización, también disminuye la compra de vivienda como inversión, el otro puntal de la demanda. Es sólo cuestión de tiempo que la oferta y la demanda se ajusten vía bajada de precios. Las rigideces de la oferta harán que el proceso lleve tiempo, pero sólo podrán retrasarlo, no evitarlo. Para evitarlo, habría que aumentar la demanda, via incremento de la población o aumento del crédito. Lo malo es que esto se lleva haciendo hace ya algún tiempo, y el efecto marginal de estas medidas es cada vez menor, y también llega a su fín. A fin de cuentas, la oferta es considerablemente mayor que la demanda, y eso se tiene que ajustar; y el desajuste es tal, que sólo se puede corregir con bajadas reales de precios que vuelvan a situar en el mercado a quienes ahora están fuera del mismo. "Bajadas reales" excluye el aterrizaje suave. El nivel de ajuste de precios y el tiempo que durará es difícil de calcular, pero la experiencia indica que puede ser entre un 30-50% y entre 3-5 años.
Segundo, el cambio de modelo económico no es compatible con un aterrizaje suave. Como bien dice Ir-, un aterrizaje suave es carisimo, y no nos lo podemos permitir. Hemos pedido prestado para gastarnos en ladrillos las rentas futuras de media generación; si nos gastamos el poco crédito que nos queda en mantener la demanda, no queda dinero ni tiempo para inversión productiva, para I+D, para las mejoras necesarias en la educación y formación de nuestros jóvenes. Cuando toda la generación de los nacidos entre 1970 y 1985 esté hipotecada, no quedará nadie que pueda aprender, arriesgarse montando un negocio, invertir en una idea: porque todo eso se lo tragará el enorme agujero oscuro de la hipoteca.
En resumen, la burbuja es inmoral no solo porque dificulta el acceso al derecho a la vivienda; no sólo porque ha condenado a una gran parte de nuestros jóvenes a una esclavitud de 30-40 años: es inmoral porque como país nos hemos endeudado hasta las cachas para gastárnoslo en ladrillos, y como resultado no hemos invertido en nada productivo. Hemos desperdiciado la década milagrosa (en que la economía mundial ha crecido como nunca) en construir millones de casas antiestéticas, caras, malas y pequeñas. ¿Y esto es lo que quieren que sigamos haciendo, porque "a nadie le interesa" que explote la burbuja? Lo que es en el interés de todos es que nadie en España se gaste ni un céntimo más en comprar vivienda sobrevalorada.
Perdón por el tocho.