Miss Marple
Más allá de la burbuja
Muchas de las protestas en este foro y en la calle van contra la falta de vivienda digna, considerada como un incumplimiento del artículo 47. Deseo plantear la tesis de que la raíz fundamental del problema de la falta de vivienda a un precio accesible está precisamente en el articulo 47, y en particular su última frase (que a menudo es omitida cuando se cita el artículo): más concretamente, en el concepto de plusvalías generadas por la acción urbanística.Artículo 47: Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos.
Aquí hay que distinguir entre plusvalía y valor añadido. En el proceso de producir una vivienda hay valor añadido: los promotores, constructores, etc. tienen que cubrir gastos y obtener un beneficio que haga su actividad rentable. No voy a entrar en lo que es un beneficio razonable para compensar las habilidades y riesgos asumidos, o en como en un mercado no manipulado y sin trabas de entrada, la competencia debería asegurar que los beneficios no fueran excesivos; lo que importa es que ese beneficio razonable que cubre el valor añadido es muy distinto del beneficio por la cara, del pelotazo: o por otro nombre, la plusvalía.
Si la vivienda es un derecho universal de todos los españoles, es contradictorio y abusivo que la actividad urbanística, necesaria para satisfacer ese derecho, genere plusvalías (o pelotazos) muy por encima del coste del suelo y construcción de la vivienda. Las plusvalías las pagan los sujetos del derecho, es decir, los que compran una vivienda; y son esas plusvalías las que han hecho subir los precios a un nivel donde el derecho, en teoría universal, es inalcanzable para muchos españoles. La supuesta responsabilidad de los poderes publicos de hacer efectivo el derecho a la vivienda se revela totalmente ilusoria cuando en el mismo articulo se sacraliza la plusvalía urbanística, con la cautela de que la comunidad participará de la misma. La gran estafa inmobiliaria es así bendecida desde lo más alto, y su perpetracion a diestro y siniestro alentada, siempre que la comunidad se lleve su parte.
Y se la lleva: los ayuntamientos se financian con la plusvalía, y los partidos políticos también (vía donaciones anónimas); así se mantiene el IBI bajo, y así nadie protesta porque sus impuestos vayan a pagar a esos chorizos de los partidos politicos. Eso debe ser sin duda el interés general; aunque sin ningún control ni transparencia, claro, lo que facilita y fomenta la corrupción. Por no hablar de que los precios artificialmente altos de un mercado manipulado alimentan la especulación, a pesar de lo que diga el artículo 47, una vez más ridiculizado por el aguijón en su propia cola.
Lo malo es que con un mercado que sube siempre no hay razón para invertir en nada más; la economía se polariza hacia el ladrillo, y eso ya no es en el interés general. Pero ya estamos dentro de la trampa: el PIB se mide en términos de valor de inventario de los bienes. Los pisos valen una millonada, lo sabemos todos; el PIB crece sin parar porque hacemos muchos pisos, que valen muy caros. A este paso, pronto cogeremos a Alemania. ¿Quién puede querer que los precios de los pisos bajen, quién puede querer que dejemos de ser la octava economía del mundo? ¿Qué político va a tomar medidas que eliminen el componente ficticio del PIB, o puesto de otra forma, destruir la riqueza del pais?
Todo tiene un límite. Los desequilibrios son muy grandes, y ya apenas quedan compradores para seguir pagando plusvalías. Las ventas llevan meses bajando, y la construcción bajará, inevitablemente, cuando los constructores logren frenar el transatlántico. La commedia è finita. Hay una probabilidad importante de que haya una crisis económica en uno o dos años. Hay una posibilidad de que sea muy seria, en cuyo caso los precios de las casas podrían reducirse a la mitad. ¿Que haríamos entonces, pepitos y burbujistas, especuladores y alquilados, una vez adaptados a la nueva situación, para evitar una repetición en el futuro? ¿Pedir más VPO y más control sobre las hipotecas?
Si no se elimina el concepto de plusvalías generadas por la acción urbanistica de los entes públicos, obligando a una transparencia total del proceso y las ganancias y limitando los precios del suelo dentro de unas bandas razonables (aparte de resolver la cuestión de la financiación de partidos políticos y municipios), estaremos condenados a repetir este sainete. Hay que ir a por la reforma de la Constitución. Todo lo demás son parches.