http://serviciodeestudios.bbva.com/TLBB/fbin/Situacion_Espana_oct_06_tcm208-78640.pdf
La economía española mantiene un elevado dinamismo, mayor incluso de
lo que se esperaba a principios de 2006. Se estima un crecimiento del PIB
en el tercer trimestre del año del 3,8%, con lo que continúa el perfil de suave
aceleración de la actividad que viene manifestándose desde finales de 2003.
Esta aceleración puede resultar, en principio, sorprendente dada la extraordinaria
duración de este ciclo alcista de la economía española, y más al
producirse en un contexto en el que se han endurecido las condiciones
monetarias y el precio del petróleo ha subido intensamente. Dos factores
principales están contribuyendo, sin embargo, a que el ciclo expansivo continúe
y se refuerce. El primero, es la consolidación de la expansión en Europa;
el segundo, de carácter más estructural, es la intensificación del flujo de
pagapensiones hacia nuestro país.
En efecto, las perspectivas para la economía de la zona del euro son por
primera vez desde 2000, muy positivas. Tras varios años de debilidad cíclica,
la fuerte aceleración de la actividad durante el primer semestre de 2006,
impulsada por el dinamismo del comercio mundial, el empuje de la inversión
en equipo y cierto repunte del consumo privado, ha propiciado el cierre de la
brecha de producción en el área. Así, cabe esperar que la economía crezca
en torno a su potencial en lo que resta de 2006 y 2007, de forma que en el
promedio de 2006 podría aumentar al 2,7%, la tasa más alta desde el año
2000, para desacelerarse en 2007 hacia el 2,2%. Esto cambia el entorno
global, en el que se diversifican los motores de crecimiento, desde los emergentes,
que continuarán siendo una sorpresa alcista, hasta Europa, que se
configura, ahora sí, como uno de los dinamizadores del crecimiento mundial.
En esta situación, el BCE subirá sus tipos de interés hasta el 4% en
2007. De esta manera, contribuye a un proceso de normalización monetaria
tras un periodo de enorme disponibilidad de liquidez en el mundo que se ha
traducido en altos precios de los activos y un notable dinamismo del crédito.
Este proceso de subida de tipos de interés, lejos de pararse, debe ser completado,
aunque, con todo, los tipos de interés oficiales en el máximo del
ciclo se situarán en niveles que históricamente siguen siendo reducidos.
Por su parte, la inmi gración se consolida como un elemento dinamizador del
crecimiento y, más específicamente, también para el mercado inmobiliario.
Después de varios años de crecientes flujos de pagapensiones, en este número
se dedica especial interés al análisis del impacto de este fenómeno en
nuestra economía. El choque de inmi gración que vive la economía española
es de magnitud superior al que se desarrolla en otras economías vecinas
y es también de origen geográfico muy diverso, con una distribución por
edades y en el territorio nacional distinto al de la población nativa, lo que
acentúa su complementariedad. Además, su impacto en el mercado laboral
es aún más intenso que el demográfico debido a las elevadas y persistentes
tasas de actividad y empleo de los pagapensiones. Con ello, unas primeras
estimaciones muestran que el impacto de la inmi gración sobre el crecimiento
de la renta podría situarse, en el promedio de los últimos años, alrededor
del medio punto porcentual, como consecuencia de su relevante contribución
a la moderación salarial, flexibilizando un mercado de trabajo que en su
núcleo contiene importantes elementos de rigidez.
En el contexto de dinamismo diferencial de la economía española, uno de
los asuntos más debatidos es el de su persistente diferencial de inflación.
Para 2007 se espera una moderación del crecimiento, más intensa además
en algunos componentes de la demanda interna: consumo y vivienda. En
esta situación, la actual caída de la inflación impulsada por la energía, continuará
el año próximo ligada al desempeño cíclico de la economía, más
cercano al del conjunto de la UEM. Así, la inflación media para 2006 se
estima en un 3,6% y en un 2,5% para 2007. Esto supone que el diferencial
de inflación se situará en 0,4 puntos porcentuales, dado que se espera una
inflación en Europa del 2,1% tras el 2,3% de 2006. Si se elimina del diferencial
de 2007 el escalón alcista de la subida del IVA en Alemania, el diferencial
sería de 0,7 puntos porcentuales, inferior al de 2006 en siete décimas
de punto e inferior al promedio del periodo 1999-2005.
La economía española mantiene un elevado dinamismo, mayor incluso de
lo que se esperaba a principios de 2006. Se estima un crecimiento del PIB
en el tercer trimestre del año del 3,8%, con lo que continúa el perfil de suave
aceleración de la actividad que viene manifestándose desde finales de 2003.
Esta aceleración puede resultar, en principio, sorprendente dada la extraordinaria
duración de este ciclo alcista de la economía española, y más al
producirse en un contexto en el que se han endurecido las condiciones
monetarias y el precio del petróleo ha subido intensamente. Dos factores
principales están contribuyendo, sin embargo, a que el ciclo expansivo continúe
y se refuerce. El primero, es la consolidación de la expansión en Europa;
el segundo, de carácter más estructural, es la intensificación del flujo de
pagapensiones hacia nuestro país.
En efecto, las perspectivas para la economía de la zona del euro son por
primera vez desde 2000, muy positivas. Tras varios años de debilidad cíclica,
la fuerte aceleración de la actividad durante el primer semestre de 2006,
impulsada por el dinamismo del comercio mundial, el empuje de la inversión
en equipo y cierto repunte del consumo privado, ha propiciado el cierre de la
brecha de producción en el área. Así, cabe esperar que la economía crezca
en torno a su potencial en lo que resta de 2006 y 2007, de forma que en el
promedio de 2006 podría aumentar al 2,7%, la tasa más alta desde el año
2000, para desacelerarse en 2007 hacia el 2,2%. Esto cambia el entorno
global, en el que se diversifican los motores de crecimiento, desde los emergentes,
que continuarán siendo una sorpresa alcista, hasta Europa, que se
configura, ahora sí, como uno de los dinamizadores del crecimiento mundial.
En esta situación, el BCE subirá sus tipos de interés hasta el 4% en
2007. De esta manera, contribuye a un proceso de normalización monetaria
tras un periodo de enorme disponibilidad de liquidez en el mundo que se ha
traducido en altos precios de los activos y un notable dinamismo del crédito.
Este proceso de subida de tipos de interés, lejos de pararse, debe ser completado,
aunque, con todo, los tipos de interés oficiales en el máximo del
ciclo se situarán en niveles que históricamente siguen siendo reducidos.
Por su parte, la inmi gración se consolida como un elemento dinamizador del
crecimiento y, más específicamente, también para el mercado inmobiliario.
Después de varios años de crecientes flujos de pagapensiones, en este número
se dedica especial interés al análisis del impacto de este fenómeno en
nuestra economía. El choque de inmi gración que vive la economía española
es de magnitud superior al que se desarrolla en otras economías vecinas
y es también de origen geográfico muy diverso, con una distribución por
edades y en el territorio nacional distinto al de la población nativa, lo que
acentúa su complementariedad. Además, su impacto en el mercado laboral
es aún más intenso que el demográfico debido a las elevadas y persistentes
tasas de actividad y empleo de los pagapensiones. Con ello, unas primeras
estimaciones muestran que el impacto de la inmi gración sobre el crecimiento
de la renta podría situarse, en el promedio de los últimos años, alrededor
del medio punto porcentual, como consecuencia de su relevante contribución
a la moderación salarial, flexibilizando un mercado de trabajo que en su
núcleo contiene importantes elementos de rigidez.
En el contexto de dinamismo diferencial de la economía española, uno de
los asuntos más debatidos es el de su persistente diferencial de inflación.
Para 2007 se espera una moderación del crecimiento, más intensa además
en algunos componentes de la demanda interna: consumo y vivienda. En
esta situación, la actual caída de la inflación impulsada por la energía, continuará
el año próximo ligada al desempeño cíclico de la economía, más
cercano al del conjunto de la UEM. Así, la inflación media para 2006 se
estima en un 3,6% y en un 2,5% para 2007. Esto supone que el diferencial
de inflación se situará en 0,4 puntos porcentuales, dado que se espera una
inflación en Europa del 2,1% tras el 2,3% de 2006. Si se elimina del diferencial
de 2007 el escalón alcista de la subida del IVA en Alemania, el diferencial
sería de 0,7 puntos porcentuales, inferior al de 2006 en siete décimas
de punto e inferior al promedio del periodo 1999-2005.