En la edición de hoy de La Vanguardia se publica una interesantísima información que cuenta cómo la llegada de obra barata y las subcontrataciones han frenado el proceso de innovación en el sector de la construcción.
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La edificación residencial incorpora con lentitud los avances tecnológicos
¿Innovas o construyes?
La tecnología transforma el mundo pero muchas casas se hacen aún ladrillo a ladrillo, como las de hace un siglo: la construcción es uno de los sectores que menos innova. Las obras, con todo, van incorporando nuevos materiales: primero fue el Pladur, y luego prefabricados en fachadas y techos, pintura antimanchas o barandas inoxidables
ROSA SALVADOR
La llegada de mano de obra barata y las subcontrataciones han frenado el proceso de innovación en el sector
Si los coches o televisores son mejores que los de hace 15 años, más seguros, con más prestaciones y más baratos, ¿por qué no ocurre lo mismo con la vivienda? "La construcción es un sector que innova poco - explica Rafael Bellmunt, director de investigación del Centre Tecnològic de la Construcció Imat-. En un sector que produce al límite y todo se vende, nadie quiere arriesgar. Nadie quiere ser el primero y los promotores prefieren esperar a ver cómo les va a los demás antes de incorporar nuevos materiales o procesos".
Josep Terrones, presidente del Col · legi d´Aparelladors i Arquitectes Tècnics de Barcelona, reconoce: "Somos un sector muy tradicional y una casa se construye aún de una manera muy artesanal. Ahora nos vamos quedando sin artesanos y como no hay alternativas industriales se resiente la calidad". Josep Ramon Fontana, director del Institut de Tecnologia de la Construcció (ITEC), señala que en los noventa parecía que la falta de mano de obra iba a impulsar la innovación en materiales y procesos constructivos, como la extensión del uso de prefabricados. "Pero al final, la llegada de mano de obra barata inmigrante ha frenado ese proceso", explica.
Hay sectores dentro de la construcción que sí investigan, sobre todo los fabricantes de materiales. El responsable del Imat señala que el ejemplo más conocido son las placas de cartón yeso (más conocidas por su marca, Pladur) para tabiques en lugar de ladrillos, lo que permite que las instalaciones pasen por su interior en lugar de hacer regatas, además incorporan el aislamiento y reducen el peso, lo que permite cargar sobre las estructuras. Su incorporación, sin embargo, no ha sido fácil. "Los primeros en usarlo lo colocaron mal por falta de formación de los trabajadores, y en muchos casos dio problemas", dice Lluís Rabassa, director comercial de la promotora Petrus. "El material carga con la mala fama y a veces es difícil explicar que el Pladur ofrece mejores prestaciones que un tabique de ladrillo", añade.
Bellmunt añade que otra innovación que se generaliza es el uso de placas en fachadas. "Salen de fábrica con el aislamiento incorporado y se colocan con tornillos, sin cemento, lo que garantiza que en el futuro no habrá problemas". En los techos, el tradicional soporte de la viga se transforma ahora en "losetas, más anchas, de forma que encajan unas con otras sin necesidad de poner entre ellas hormigón". El responsable del Imat señala que estos elementos "dan más calidad, porque salen bien de fábrica y no quedan al albur de una mala colocación; tienen un precio competitivo y aumentan la productividad". Más innovaciones en los materiales: la pintura antimanchas (muy poco porosa, lo que hace muy fácil su limpieza y mantenimiento), la generalización de balconadas y barandillas de acero inoxidable, en sustitución de las tradicionales de acero pintadas; o las mejoras en la calidad de los ladrillos y del hormigón.
El responsable del Col · legi d´Aparelladors señala que la vía utilizada para aumentar la productividad no ha sido la innovación, sino la organización empresarial: se han generalizado las subcontratas, de forma que el 90% de las empresas del sector tiene menos de nueve trabajadores. La reducción de costes propiciada por la cadena de subcontrataciones, el poco peso de la construcción en el precio de los edificios (apenas el 20% o el 30% del coste, ya que el elemento clave es el precio del suelo) y el aumento de los precios inmobiliarios, en los últimos años superior al 15% anual, "son los grandes desincentivadores de la innovación: a los promotores no les sale a cuenta el esfuerzo de innovar".
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La edificación residencial incorpora con lentitud los avances tecnológicos
¿Innovas o construyes?
La tecnología transforma el mundo pero muchas casas se hacen aún ladrillo a ladrillo, como las de hace un siglo: la construcción es uno de los sectores que menos innova. Las obras, con todo, van incorporando nuevos materiales: primero fue el Pladur, y luego prefabricados en fachadas y techos, pintura antimanchas o barandas inoxidables
ROSA SALVADOR
La llegada de mano de obra barata y las subcontrataciones han frenado el proceso de innovación en el sector
Si los coches o televisores son mejores que los de hace 15 años, más seguros, con más prestaciones y más baratos, ¿por qué no ocurre lo mismo con la vivienda? "La construcción es un sector que innova poco - explica Rafael Bellmunt, director de investigación del Centre Tecnològic de la Construcció Imat-. En un sector que produce al límite y todo se vende, nadie quiere arriesgar. Nadie quiere ser el primero y los promotores prefieren esperar a ver cómo les va a los demás antes de incorporar nuevos materiales o procesos".
Josep Terrones, presidente del Col · legi d´Aparelladors i Arquitectes Tècnics de Barcelona, reconoce: "Somos un sector muy tradicional y una casa se construye aún de una manera muy artesanal. Ahora nos vamos quedando sin artesanos y como no hay alternativas industriales se resiente la calidad". Josep Ramon Fontana, director del Institut de Tecnologia de la Construcció (ITEC), señala que en los noventa parecía que la falta de mano de obra iba a impulsar la innovación en materiales y procesos constructivos, como la extensión del uso de prefabricados. "Pero al final, la llegada de mano de obra barata inmigrante ha frenado ese proceso", explica.
Hay sectores dentro de la construcción que sí investigan, sobre todo los fabricantes de materiales. El responsable del Imat señala que el ejemplo más conocido son las placas de cartón yeso (más conocidas por su marca, Pladur) para tabiques en lugar de ladrillos, lo que permite que las instalaciones pasen por su interior en lugar de hacer regatas, además incorporan el aislamiento y reducen el peso, lo que permite cargar sobre las estructuras. Su incorporación, sin embargo, no ha sido fácil. "Los primeros en usarlo lo colocaron mal por falta de formación de los trabajadores, y en muchos casos dio problemas", dice Lluís Rabassa, director comercial de la promotora Petrus. "El material carga con la mala fama y a veces es difícil explicar que el Pladur ofrece mejores prestaciones que un tabique de ladrillo", añade.
Bellmunt añade que otra innovación que se generaliza es el uso de placas en fachadas. "Salen de fábrica con el aislamiento incorporado y se colocan con tornillos, sin cemento, lo que garantiza que en el futuro no habrá problemas". En los techos, el tradicional soporte de la viga se transforma ahora en "losetas, más anchas, de forma que encajan unas con otras sin necesidad de poner entre ellas hormigón". El responsable del Imat señala que estos elementos "dan más calidad, porque salen bien de fábrica y no quedan al albur de una mala colocación; tienen un precio competitivo y aumentan la productividad". Más innovaciones en los materiales: la pintura antimanchas (muy poco porosa, lo que hace muy fácil su limpieza y mantenimiento), la generalización de balconadas y barandillas de acero inoxidable, en sustitución de las tradicionales de acero pintadas; o las mejoras en la calidad de los ladrillos y del hormigón.
El responsable del Col · legi d´Aparelladors señala que la vía utilizada para aumentar la productividad no ha sido la innovación, sino la organización empresarial: se han generalizado las subcontratas, de forma que el 90% de las empresas del sector tiene menos de nueve trabajadores. La reducción de costes propiciada por la cadena de subcontrataciones, el poco peso de la construcción en el precio de los edificios (apenas el 20% o el 30% del coste, ya que el elemento clave es el precio del suelo) y el aumento de los precios inmobiliarios, en los últimos años superior al 15% anual, "son los grandes desincentivadores de la innovación: a los promotores no les sale a cuenta el esfuerzo de innovar".