El año que tampoco hicimos la revolución

Ahí va una recomendación literaria para este agosto:

"El año que tampoco hicimos la revolución"
Autor: Colectivo Todoazen
Ed. Caballo de Troya
ISBN: 8493419575
Fecha de publicación: 25/11/2005
Precio: 12.50 Euros
Páginas: 368


¿Cómo puede ser que en un año en que los beneficios empresariales se acercaron al 25% y los salarios apenas crecieron un 3 % no haya explotado la revolución social? Así reza en su inicio el libro que titula este post y así es la realidad. En tono de novela, no de las de siempre pero al fin y al cabo una “novela económica” como ellos la llaman, encontramos un repaso a pequeñas pinceladas sacadas de noticias, comunicados de empresas, anuncios; en los que se habla de despidos, corrupción, escándalos financieros, deslocalización, querellas…
Una mezcla de elementos del mundo laboral, político y social que conforman una visión crítica sobre la situación actual en el país y la verdadera necesidad de replantearnos las cosas si no queremos seguir a merced de la política del capital en la que precisamente los trabajadores son los que menos cuentan y los que mas dan.
Es sin duda una intuición ampliamente compartida por los trabajadores primerizos: esa sensación de hundimiento que le asalta a uno cuando se levanta a horas ignominiosas para ir a trabajar y piensa “esto no me puede estar pasando a mí”; esa abrumadora conciencia de la miseria (si hay suerte) moral en la que vivimos que no tarda en desvanecerse entre una nube de hipotecas, campeonatos de liga y politonos. El año que tampoco hicimos la revolución lucha con el arma de la estricta literalidad contra la capacidad de los medios de comunicación para hacer transparentes las mismas noticias con las que nos bombardean. La moraleja es que no hace falta acceder a las actas secretas de Davos para disponer de excelentes razones para desear un cambio político profundo: todo es mucho más claro, más desvergonzado, menos conspiratorio de lo que preferimos creer. En palabras de uno de los más destacados pensadores españoles del siglo XX: “Ellos dicen hez. Nosotros, amén”.

inadgomez dijo:

En palabras de uno de los más destacados pensadores españoles del siglo XX: “Ellos dicen hez. Nosotros, amén”.

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En palabras de otro gran pensador: "Nos miccionan encima y nos hacen creer que llueve".

Porque apretan pero no ahogan

Porque en Ejpaña, mientras no falte el futbol, unas pelillas para irse de vacaciones en agosto y algun caprichillo mas al Españolito aguanta el euribor que le pongan, aunque no deje de ser nunca una persona media, que el lo mismo que mediocre.

Somos unos borreguillos

Colin W. Smith dijo:

En palabras de otro gran pensador: "Nos miccionan encima y nos hacen creer que llueve".

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Una gran frase, me ha convencido. Es lo que hay, un sistema cada vez más injusto en el que los beneficios son cada vez son mayores para los que tienen el poder.

¿El problema, las juntas de accionistas?

Esta es una pregunta que se me viene planteando desde hace tiempo. Es las pequeñas y medianas empresas el que tiene el mando es el empresario dueño. O sea que los sueldos de sus empleados dependerá de la buena fe o de lo cabrón que sea. En cambio, en las grandes empresas, aquellas que cotizan en bolsa, los que realmente tienen el mando es la junta de accionistas. A estos, lo único que les interesa es el beneficio que obtengan importandoles una hez lo que pase dentro de la empresa y ¿cómo consiguen obtener más benificios? Pues subiendo minimante los salarios y recortando plantillas. Sino, como se explica que empresas con beneficios echen a gente : .

poca cosa

Ya tenemos aquí otro libro qué hará furor en el gusto del español medio: la culpa siempre la tienen los demás y además conspiran contra mí; las empresas son unos entes malos malísimos con cuernos que se comen a los niños pequeños cuando duermen; ganar dinero es algo malo, si gano yo es que se lo estoy quitando al otro; todo se divide en buenos y malos y yo me tengo que alinear en uno de los dos bandos como buen español cainita.

Por favor seamos un poco más inteligentes, usted puede ser accionista de la empresa que mañana le despide, no hay conspiraciones, no hay ogros escondidos en los armarios. Qué fácil es apuntarse a una revolución para justificar un fracaso.

KTTO dijo:

usted puede ser accionista de la empresa que mañana le despide

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Los neocons (¿usted?) lo llaman capitalismo popular. Yo lo tipificaría como esquizofrenia. Y lo cierto que no hay más garantía para la pervivencia de la economía de mercado que esta: ponga usted un accionista en la piel de cada obrero. Aunque para ser justos, hay que decir que este tipo de estrategias las explicitó Napoleón Bonaparte, al decir que el mejor policía es el que se instala en la mente de cada ciudadano.

yeah

Colin W. Smith dijo:

Los neocons (¿usted?) lo llaman capitalismo popular. Yo lo tipificaría como esquizofrenia. .

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Por mi como si lo llaman socialismo cordial, son sólo palabras. El hecho es que aquí nos gusta mucho echarle la culpa de todos nuestros fracasos a los demás: si tengo trabajo porque me roba el malvado empresario, si no tengo trabajo porque me echa (otra vez el malvado capitalista), si tengo casa porque sube el euribor, malvado Botín, si no tengo casa porque el malvado Botín no para de dar créditos... etc. etc. etc... Y eso no cambia por mucho que citemos a Napoleón, Mao-Tse-Tung o chiquito de la calzada.

KTTO dijo:

Ya tenemos aquí otro libro qué hará furor en el gusto del español medio: la culpa siempre la tienen los demás y además conspiran contra mí; las empresas son unos entes malos malísimos con cuernos que se comen a los niños pequeños cuando duermen; ganar dinero es algo malo, si gano yo es que se lo estoy quitando al otro; todo se divide en buenos y malos y yo me tengo que alinear en uno de los dos bandos como buen español cainita.

Por favor seamos un poco más inteligentes, usted puede ser accionista de la empresa que mañana le despide, no hay conspiraciones, no hay ogros escondidos en los armarios. Qué fácil es apuntarse a una revolución para justificar un fracaso.

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Creo que decir esto es un poco simple, las empresas no son entes malos hasta que dejan de serlo, ganar dinero no es malo hasta que se gana a costa del sufrimiento, especulacion, monopolizacion de algo.

El problema de ser accionista es que entras en una espiral que se retroalimenta, como accionista quieres beneficios inmediatos a corto plazo pero como ciudadano de una comunidad, pais o continente quieres que se cumplan las normas medioambientales, sociales... beneficios a largo plazo, Poderoso don dinero y la mega codicia alinean a cada individuo en su sitio.

Yo si pienso que hay conspiraciones y ogros, sobornos, explotacion infatil, mala praxis,hambre, mortalidad, monopolios oprimidores, desigualdades, injusticias, actitudes mafiosas, dobles contabilidades, robos, guerras, delitos medioambientales, competencia desleal, usura... en nombre de las empresas.

Creo que esta mas que justificada una revolucion social solo con la mitad de la mitad de un tercio de lo que pasa por culpa de algunas empresas o el devenir de los flujos monetarios de las elites.

Yo tampoco estoy de acuerdo con el 100% del contenido del libro, pero sí al menos con un 95%, por poner una cifra. Al empleado se le exige un grado de compromiso que no es proporcional con el que la empresa asume contigo. Ahora hace 10 años que empecé a trabajar, de los cuales sólo he estado seis meses en el paro. En estos diez años el desencanto ha sido enorme. He sido testigo de acoso laboral, de empresarios que defraudan a la seguridad social sin ningún rubor, que van de progres y que presumen de que corrieron delante de los grises y a la hora de la verdad son unos hijos de la gran grandísima porque quieren hacerte responsable del mal funcionamiento de la empresa o culpable de que los balances económicos no sean buenos. Yo lo que veo es que el trabajador cada vez está más desprotegido. Y lo que me sorprende más es que, ante los hechos tan graves a los nos estamos acostumbrando, los sindicatos sean incapaces de aglutinar a esa masa quejosa y quemada. Veo a la gente joven muy escéptica y desencantada. Cuando tenía 18 años y empecé a trabajar, tenía ilusión. Pensaba que gracias a mi trabajo podría ascender peldaños, y podría por lo menos igualar el nivel de vida de mis padres. Al año de trabajar me di cuenta que tenía que renunciar a los "lujos" que cualquier persona de esa edad se plantea alcanzar: tener coche, una casa y una buena mujer. Yo pensaba que gracias al trabajo podría vivir, pero me equivoqué. Más bien sobrevivo. De vez en cuando procuro darme algún placer. Como ayer noche: compré un paquete de pan de molde, un par de cervezas de litro, una tarrina de queso fresco y 200 gramos de jamón dulce para compartir con dos colegas más. Menuda cena, me supo a gloria. Y pensar que después de 10 años en el trabajo me tendría que conformar con momentos como éste. Qué dura es la vida del proletario.

inadgomez dijo:

Pensaba que gracias a mi trabajo podría ascender peldaños, y podría por lo menos igualar el nivel de vida de mis padres. Al año de trabajar me di cuenta que tenía que renunciar a los "lujos" que cualquier persona de esa edad se plantea alcanzar: tener coche, una casa y una buena mujer. Yo pensaba que gracias al trabajo podría vivir, pero me equivoqué. Más bien sobrevivo.

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Así estoy también más o menos, ese es el futuro de la Generación X (http://es.wikipedia.org/wiki/Generación_X). El tinglado que hay montado en estos momentos está enfocado de forma que el currante trabaje por supervivencia, las posibilidades de mejora son ciertamente complicadas. Qué triste, vamos a ser la primera generación que no supere el nivel de vida de sus padres.

inadgomez dijo:

Ahí va una recomendación literaria para este agosto:
"El año que tampoco hicimos la revolución"

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Gracias por la recomendación.

Querría poner sobre la mesa dos ideas, respecto a lo que decís.

- ¿Por qué las empresas tienen beneficios como nunca y los trabajadores no mejoran su situación e incluso ésta empeora? Se podría explicar por la inmesa masa de trabajadores que se están incorporando a la fuerza laboral global: los campesinos chinos e indios que dejan el campo y se van a las ciudades a trabajar en las industrias. El factor trabajo es sobreabundante (y por lo tanto su precio baja), y el factor capital (cuyo dueño son las empresas) se lleva un mayor trozo del pastel del producto.

- El problema de que las empresas roben, contaminen, maten a gatitos y lleven a cabo malas prácticas en general, a mi entender no es culpa de las empresas, sino de las instituciones y de los políticos que no hacen bien su trabajo y lo permiten.