Chortina Premium
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La Voz de Galicia
Los comerciantes juegan desde ayer la última carta para satisfacer sus expectativas ante el verano que creían más prometedor de la historia de Sanxenxo. Empiezan los veinte días de verano de verdad, los de siempre, el puente del Apóstol y la primera quincena de agosto. El inicio de julio fue para los hosteleros y comerciantes flojo, algo peor que el anterior, y algunos dicen que los segundos quince días van a ser aún más discretos que los primeros. Las ilusiones de sesenta días de temporada alta se desinflan como una burbuja.
Todos miran con incredulidad las terrazas, los bares y los restaurantes. ¿Dónde están los propietarios de esos pisos de cincuenta -y cien- millones de pesetas? ¿Y aquellos que llegan a pagar 3.000 euros por un alquiler? La respuesta se resume en la frase del propietario de un bar del puerto: «Aquí la gente viene a gastar suela y no a gastar cuartos».
Cada día miles de personas abarrotan la playa de Silgar, recorren el paseo y prolongan su caminata hasta el puerto deportivo. La masificación de la calle contrasta con la discreta afluencia en los comercios. Otro hostelero tiene su particular teoría para explicar el fenómeno. La regla de las tres P: «Paseo, pipas y playa».
Lo cierto es que el nivel de endeudamiento de las familias españolas, según el Banco de España, aumentó en mayo en un 21%. José Luis Malo de Molina, director del servicio de estudios de este organismo, auguró en marzo que esta deuda obligará a los ciudadanos a reconsiderar sus gastos en cualquier momento. De hecho, en mayo ya se constató una «suave desaceleración» del consumo.
En el pequeño comercio la tendencia se constata, desde las tienda de todo a cien a otras de náutica, pasando por los bares y cafeterías del paseo de la playa. «La gente no tiene un duro. Y es una pena, porque Sanxenxo está más bonito que nunca». «Para poder encontrar una caja similar a la que estoy haciendo estos días -cuenta la propietaria de una tienda- tengo que remontarme a varios años atrás».
Los empresarios también percibieron un ligero descenso de la ocupación hotelera, y alertaron hace meses de la posible influencia de la adquisición y alquiler de pisos en el consumo de los turistas. «Buenos clientes de los hoteles dejaron de serlo al pasar a ser propietarios, y muchos de esos turistas ni siquiera consumen en los establecimientos de hostelería», explicó Ramón Iglesias, portavoz del Consorcio de Empresarios Turísticos (CETS). Muchos otros comparten la opinión de Iglesias. La gente va al supermercado y hace sus comidas en casa. Las copas se sirven en el botellón.
Dos días a la semana
Finalmente, y visto el panorama, la actividad real se reduce a los viernes y sábados. Una temporada alta real de dos días a la semana. La frustración de los comerciantes aumenta entre aquellos que han realizado grandes inversiones, como es el caso de los locales situados en el puerto deportivo de Sanxenxo y cuya venta gestionó directamente el alcalde, Telmo Martín, después de que la inmobiliaria encargada del asunto no lograra los resultados deseados.
Afirman que han llegado a pagar hasta 3.000 euros por metro cuadrado por una concesión a 25 años. «Cuando crees que vas a tener cincuenta días buenos y ves que sólo tienes veinte, entonces te das cuenta de que has dejado de ganar muchos millones».
El Concello dejó alargar durante un tiempo el horario de cierre de estos locales, puesto que su funcionamiento apenas causa molestias a los vecinos. Hoy la policía patrulla cada noche por la zona del puerto.
Los pubs de Portonovo presentaron un escrito denunciando la permisividad del gobierno local en Nauta, y el alcalde convocó a los bares del puerto para exigirles que cerraran a su hora. El propio Martín ha visitado en ocasiones de noche estos establecimientos para hablar con sus propietarios.
Quizá las expectativas eran demasiado altas. Quizá las familias no atraviesan por su mejor momento. Pese a que los primeros compases del verano no fueron tan buenos, la villa sigue siendo uno de los principales destinos turísticos españoles. Aún quedan los veinte días grandes y todo es posible en Sanxenxo
.
Los comerciantes juegan desde ayer la última carta para satisfacer sus expectativas ante el verano que creían más prometedor de la historia de Sanxenxo. Empiezan los veinte días de verano de verdad, los de siempre, el puente del Apóstol y la primera quincena de agosto. El inicio de julio fue para los hosteleros y comerciantes flojo, algo peor que el anterior, y algunos dicen que los segundos quince días van a ser aún más discretos que los primeros. Las ilusiones de sesenta días de temporada alta se desinflan como una burbuja.
Todos miran con incredulidad las terrazas, los bares y los restaurantes. ¿Dónde están los propietarios de esos pisos de cincuenta -y cien- millones de pesetas? ¿Y aquellos que llegan a pagar 3.000 euros por un alquiler? La respuesta se resume en la frase del propietario de un bar del puerto: «Aquí la gente viene a gastar suela y no a gastar cuartos».
Cada día miles de personas abarrotan la playa de Silgar, recorren el paseo y prolongan su caminata hasta el puerto deportivo. La masificación de la calle contrasta con la discreta afluencia en los comercios. Otro hostelero tiene su particular teoría para explicar el fenómeno. La regla de las tres P: «Paseo, pipas y playa».
Lo cierto es que el nivel de endeudamiento de las familias españolas, según el Banco de España, aumentó en mayo en un 21%. José Luis Malo de Molina, director del servicio de estudios de este organismo, auguró en marzo que esta deuda obligará a los ciudadanos a reconsiderar sus gastos en cualquier momento. De hecho, en mayo ya se constató una «suave desaceleración» del consumo.
En el pequeño comercio la tendencia se constata, desde las tienda de todo a cien a otras de náutica, pasando por los bares y cafeterías del paseo de la playa. «La gente no tiene un duro. Y es una pena, porque Sanxenxo está más bonito que nunca». «Para poder encontrar una caja similar a la que estoy haciendo estos días -cuenta la propietaria de una tienda- tengo que remontarme a varios años atrás».
Los empresarios también percibieron un ligero descenso de la ocupación hotelera, y alertaron hace meses de la posible influencia de la adquisición y alquiler de pisos en el consumo de los turistas. «Buenos clientes de los hoteles dejaron de serlo al pasar a ser propietarios, y muchos de esos turistas ni siquiera consumen en los establecimientos de hostelería», explicó Ramón Iglesias, portavoz del Consorcio de Empresarios Turísticos (CETS). Muchos otros comparten la opinión de Iglesias. La gente va al supermercado y hace sus comidas en casa. Las copas se sirven en el botellón.
Dos días a la semana
Finalmente, y visto el panorama, la actividad real se reduce a los viernes y sábados. Una temporada alta real de dos días a la semana. La frustración de los comerciantes aumenta entre aquellos que han realizado grandes inversiones, como es el caso de los locales situados en el puerto deportivo de Sanxenxo y cuya venta gestionó directamente el alcalde, Telmo Martín, después de que la inmobiliaria encargada del asunto no lograra los resultados deseados.
Afirman que han llegado a pagar hasta 3.000 euros por metro cuadrado por una concesión a 25 años. «Cuando crees que vas a tener cincuenta días buenos y ves que sólo tienes veinte, entonces te das cuenta de que has dejado de ganar muchos millones».
El Concello dejó alargar durante un tiempo el horario de cierre de estos locales, puesto que su funcionamiento apenas causa molestias a los vecinos. Hoy la policía patrulla cada noche por la zona del puerto.
Los pubs de Portonovo presentaron un escrito denunciando la permisividad del gobierno local en Nauta, y el alcalde convocó a los bares del puerto para exigirles que cerraran a su hora. El propio Martín ha visitado en ocasiones de noche estos establecimientos para hablar con sus propietarios.
Quizá las expectativas eran demasiado altas. Quizá las familias no atraviesan por su mejor momento. Pese a que los primeros compases del verano no fueron tan buenos, la villa sigue siendo uno de los principales destinos turísticos españoles. Aún quedan los veinte días grandes y todo es posible en Sanxenxo
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