¿A que aspiran los españoles?: a vivir sin trabajar. Es el ideal de todo español. Tener el dinero suficiente para no trabajar. Tener un 'patrimonio' para el día de mañana, y si este mañana es el día siguiente mejor que mejor.
Claro que muchos de ellos la mayoría desconocen lo que es un patrimonio y la cantidad de tiempo que se puede dedicar a gestionarlo, incluso con ayuda. También desconocen el comportamiento que pueden adoptar algunos amigos y familiares frente al nuevo rico, es conocida la tendencia de los ganadores de grandes premios en loterías de desaparecer una temporada.
La versión del trabajo duro y del esfuerzo personal no se lleva, levantar un negocio, porque a que engañarnos, trabajando por cuenta ajena nadie se hace rico, a lo más solvente, no es la solución.
La solución es el pelotazo, en sus múltiples sabores que cambian con el tiempo, esta temporada sabe a ladrillo, algo indigesto, pero suculento. Dicen los entendidos que su sabor es más fuerte que anterior punto com, que apenas dejaba regusto en el paladar.
Estos sabores son conocidos técnicamente como 'booms' cuando están de moda y como burbujas cuando dejan de estarlo. No son un fenómeno reciente, existen desde que el comercio se descubrió. Algunos lo llaman despectivamente como especulación.
La especulación no aporta nada a la sociedad, puede ser una inversión para el individuo pero a la sociedad en su conjunto le resulta fatal.
En el caso actual miles de millones de euros fluyen sin cesar de los bancos europeos hacia los españoles, principalmente hacia los propietarios de suelo, promotores y especuladores. Los bancos europeos prestan a los españoles y estos al promotor y al comprador final.
El comprador final que ve que su piso vale más que lo que pagó por él no puede sino sentirse rico e inteligente. El hecho de tener una hipoteca se pone debajo de la alfombra. Si la cuota de la hipoteca se lleva la mitad de los ingresos es un gasto que se asume con gusto con la felicidad del propietario. Y si los gastos imprevistos surjen se pide un crédito de consumo que para eso están.
Firme aquí y le ingresamos el dinero, no es el momento de leer el contrato, que de cualquier forma parece largo y pesado, al fin y al cabo hay confianza y hay prisa, hay que ver el partido en el nuevo televisor de plasma.
A medio plazo la situación de España no puede ser vista de otra manera que con desesperación, en un escenario de tipos en todo en mundo en crecimiento nuestra enorme deuda externa (la segunda mayor del mundo en términos absolutos y la mayor en porcentaje) no hará sino convertirse en una pesada losa. Nuestro crecimiento basado en sectores como la construcción y los servicios es insostenible. Y nuestra competitividad ya está descendiendo de forma preocupante. La inmi gración está empezando a ser un problema social.
Pero uno mira a su alrededor y no puede creer esto, ¿como puede ir mal?, mires a donde mires este país huele a dinero, nuevas construcciones, obras faraónicas, coches de lujo apretándose en nuestras calles...
Efectivamente el dinero abunda tanto que con darle una patada a una piedra sale de debajo, si no le funciona cambie la piedra por un ladrillo.
El problema es que no es nuestro, no los han prestado, y lo vamos a terminar pagando.
Con intereses.
Claro que muchos de ellos la mayoría desconocen lo que es un patrimonio y la cantidad de tiempo que se puede dedicar a gestionarlo, incluso con ayuda. También desconocen el comportamiento que pueden adoptar algunos amigos y familiares frente al nuevo rico, es conocida la tendencia de los ganadores de grandes premios en loterías de desaparecer una temporada.
La versión del trabajo duro y del esfuerzo personal no se lleva, levantar un negocio, porque a que engañarnos, trabajando por cuenta ajena nadie se hace rico, a lo más solvente, no es la solución.
La solución es el pelotazo, en sus múltiples sabores que cambian con el tiempo, esta temporada sabe a ladrillo, algo indigesto, pero suculento. Dicen los entendidos que su sabor es más fuerte que anterior punto com, que apenas dejaba regusto en el paladar.
Estos sabores son conocidos técnicamente como 'booms' cuando están de moda y como burbujas cuando dejan de estarlo. No son un fenómeno reciente, existen desde que el comercio se descubrió. Algunos lo llaman despectivamente como especulación.
La especulación no aporta nada a la sociedad, puede ser una inversión para el individuo pero a la sociedad en su conjunto le resulta fatal.
En el caso actual miles de millones de euros fluyen sin cesar de los bancos europeos hacia los españoles, principalmente hacia los propietarios de suelo, promotores y especuladores. Los bancos europeos prestan a los españoles y estos al promotor y al comprador final.
El comprador final que ve que su piso vale más que lo que pagó por él no puede sino sentirse rico e inteligente. El hecho de tener una hipoteca se pone debajo de la alfombra. Si la cuota de la hipoteca se lleva la mitad de los ingresos es un gasto que se asume con gusto con la felicidad del propietario. Y si los gastos imprevistos surjen se pide un crédito de consumo que para eso están.
Firme aquí y le ingresamos el dinero, no es el momento de leer el contrato, que de cualquier forma parece largo y pesado, al fin y al cabo hay confianza y hay prisa, hay que ver el partido en el nuevo televisor de plasma.
A medio plazo la situación de España no puede ser vista de otra manera que con desesperación, en un escenario de tipos en todo en mundo en crecimiento nuestra enorme deuda externa (la segunda mayor del mundo en términos absolutos y la mayor en porcentaje) no hará sino convertirse en una pesada losa. Nuestro crecimiento basado en sectores como la construcción y los servicios es insostenible. Y nuestra competitividad ya está descendiendo de forma preocupante. La inmi gración está empezando a ser un problema social.
Pero uno mira a su alrededor y no puede creer esto, ¿como puede ir mal?, mires a donde mires este país huele a dinero, nuevas construcciones, obras faraónicas, coches de lujo apretándose en nuestras calles...
Efectivamente el dinero abunda tanto que con darle una patada a una piedra sale de debajo, si no le funciona cambie la piedra por un ladrillo.
El problema es que no es nuestro, no los han prestado, y lo vamos a terminar pagando.
Con intereses.
