les toca una temporada de mucha tranquilidad
El sector de las inmobiliarias lo conozco –vamos, para ser exactos lo conocía- bien, y ahora, a diferencia de lo que ocurría antes son meros colgadores de carteles que tienen aparejados algunos problemas:
Tendrían que continuar cobrando a porcentaje, y que este rondara como mucho el 2%, así podía vivir mucha gente cuando los pisos eran infinitamente más baratos y no digamos ahora. La táctica de aumentarle uno, dos o los millones que sea –de pesetas claro- así por las buenas, aparte de nada ético, me parece un robo, porque al vendedor no le dan la diferencia obtenida, y de hecho, este ni se entera de cuanto se ha cobrado por su piso –la sala oscura de la notaria, da para mucho-.
Antes realizaban labores que hoy son impensables, como la tasación y valoración en condiciones de bajarle los humos a un vendedor pretencioso, porque su negocio era vender, luego se empezó a pagar lo que pidiese el vendedor y eso se terminó.
Es uno de los casos en los que el aumento de la competencia ha redundado en empeorar la situación, aunque realmente ha sido la fuerte demanda la que propició el auge de los sinvergüenzas inmobiliarios hasta convertirse en la especie dominante.
Buena gente, como en todos lados, en último extremo el problema de meterse en un piso por un 20 o 30% más de lo necesario es del que soporta la carga y ellos no lo obligan.
Lastima, pues no, y mira que tengo amigos en ello, pero el sector necesita sin falta una limpieza. Para vender uno necesita credibilidad, y hoy día no tienen ninguna, ni para el vendedor, ni para el comprador.
Dicho esto, me parece fenomenal que ahora se dediquen a decirle al personal que no se entusiasme añadiendo ceros al precio, en lugar de llamar a tu puerta y ofrecerte un dineral –que tu sabes que no vale- por tu casa en caso de que quieras venderla –el truco está normalmente en que tendrás que comprar si vendes tu casa, y ahí te están esperando-.
Por el bien de todos, espero que se aburran mucho y que los que valen se abrochen bien el cinturón.
