N
No Registrado
Guest
Me parece caro. Lo digo en serio. Me parece caro pagar 17 kilos por un piso, aunque sea de 100 m2. Puede que en Madrid sí, pero en otras partes de la Península eso está muy lejos, por encima, de los precios del 98, aun actualizados con el IPC. Pensamos como ellos, los negociantes del mundo inmobiliario, cuando pensamos que el precio de 100000 es razonable, ya que hacemos la cuenta de lo que ganamos y de lo que nos supone 30 euros por millón de pesetas al mes durante 30 años. 30 años son muchos años, y 500 euros al mes es mucho dinero (casi el salario mínimo interprofesional); no todos somos mil euristas -de hecho no lo somos la mayoría-, y todos tenemos derecho a la vivienda.
Si no queremos hacer de esta reivindicación una demanda de clase media bienpensante, hasta incluso satisfecha con el modelo socio-económico -veo que hasta querido líder, en su mensaje sobre el tema de cómo nos va la vida, dice ser inversor de bolsa (en mi lenguaje ideologizado: "especulador financiero", "extractor de pusvalía", "capitalista",etc.)-, debemos de evitar simplificar.
Decidle lo de 100 por 100000 a un pensionista medio, a un "incapacitado para el trabajo" (lo pongo entre comillas porque es una categoría elaborada por el sistema), a un trabajador no cualificado "con personas a su cargo". Estoy hablando de gente con ingresos de entre 300 y 700 euros; decidle a esta gente que os parece razonable que paguen por un lugar digno donde vivir 450 o 500 euros (o más cuando suban los tipos).
Igual sóis, o somos, demasiado jóvenes para recordar que lo que se pagaba en el 98 ya era una barbaridad, o para recuperar el vértigo que producían los anuncios de las primeras hipotecas a 20 años.
En resumen, no sé cual es la consigna adecuada, ni si de consignas se trata. El problema de la vivienda es un problema real, pero la frustración que para muchos significa tiene más que ver con el hecho de que le trunca el cuento feliz que el sistema le vendió diciéndole, cuando era crío, que cuando fuera mayor viviría su particular "sensación de vivir".
Pedís deslealtad al mercado inmobiliario pero ni os planteáis ser desleales al sistema de mercado; sabed (seguro lo sabéis) que el bienestar que ha conocido Occidente desde el auge del Estado social hasta el final de los 90 es un hecho muy particular, tanto el el océano de la historia como en la amplitud de la geografía mundial. Nunca antes se vivió mejor y ahora ya se acabó; en ningún lugar se ha vivido mejor, y la desigualdad y la pobreza crece en la mayoría de las poblaciones del mundo.
La creencia en el eventual crash inmobiliario tiene mucho fundamento económico, pero no creo que todos los creyentes en el crash sepan lo suficiente de economía como para sostener fundadamente su opinión. Más bien creo que la creencia amplia sus adeptos por aquello de que "algo tan malo en mi vida como no poder comprar un piso no puede durar demasiado, ya que yo vine a vivir una vida feliz, normal en un mundo normal". Que algo sea una frutada no implica que vaya a desaparecer; y si no que se lo digan al que pasa hambre o al que espera eternamente la paz en su país.
Los pisos bajarán pero en armonía con el contexto económico: si bajan poco, seguiremos sufriendo aunque mantendremos nuestros empleos y nuestro relativo bienestar; si bajan mucho, pongamos por caso a los niveles del 98, será en el contexto y como consecuencia de una grave crisis que alguno de los esperanzados en el crash, sino la mayoría, acusarán hasta tal punto que la dificultad en el acceso a la vivienda sólo simbolizará uno de sus muchos otros sueños rotos.
Este mensaje lo he escrito con el corazón; esto justifica algunas posibles repeticiones e inconsistencias que pueda haber, pero en esencia creo en lo que os digo. Espero no ofender a nadie; igualmente espero no ser ofendido. Mi posición es la de una persona que creo que el problema de fondo es el modelo capitalista, siendo el problema de la vivienda sólo un síntoma. La solución a este problema no pasa por un "retorno al paraíso perdido", sino por un redimensionamiento del mismo en un contexto de mayores problemas.
Un saludo y suerte a tod@s.
Si no queremos hacer de esta reivindicación una demanda de clase media bienpensante, hasta incluso satisfecha con el modelo socio-económico -veo que hasta querido líder, en su mensaje sobre el tema de cómo nos va la vida, dice ser inversor de bolsa (en mi lenguaje ideologizado: "especulador financiero", "extractor de pusvalía", "capitalista",etc.)-, debemos de evitar simplificar.
Decidle lo de 100 por 100000 a un pensionista medio, a un "incapacitado para el trabajo" (lo pongo entre comillas porque es una categoría elaborada por el sistema), a un trabajador no cualificado "con personas a su cargo". Estoy hablando de gente con ingresos de entre 300 y 700 euros; decidle a esta gente que os parece razonable que paguen por un lugar digno donde vivir 450 o 500 euros (o más cuando suban los tipos).
Igual sóis, o somos, demasiado jóvenes para recordar que lo que se pagaba en el 98 ya era una barbaridad, o para recuperar el vértigo que producían los anuncios de las primeras hipotecas a 20 años.
En resumen, no sé cual es la consigna adecuada, ni si de consignas se trata. El problema de la vivienda es un problema real, pero la frustración que para muchos significa tiene más que ver con el hecho de que le trunca el cuento feliz que el sistema le vendió diciéndole, cuando era crío, que cuando fuera mayor viviría su particular "sensación de vivir".
Pedís deslealtad al mercado inmobiliario pero ni os planteáis ser desleales al sistema de mercado; sabed (seguro lo sabéis) que el bienestar que ha conocido Occidente desde el auge del Estado social hasta el final de los 90 es un hecho muy particular, tanto el el océano de la historia como en la amplitud de la geografía mundial. Nunca antes se vivió mejor y ahora ya se acabó; en ningún lugar se ha vivido mejor, y la desigualdad y la pobreza crece en la mayoría de las poblaciones del mundo.
La creencia en el eventual crash inmobiliario tiene mucho fundamento económico, pero no creo que todos los creyentes en el crash sepan lo suficiente de economía como para sostener fundadamente su opinión. Más bien creo que la creencia amplia sus adeptos por aquello de que "algo tan malo en mi vida como no poder comprar un piso no puede durar demasiado, ya que yo vine a vivir una vida feliz, normal en un mundo normal". Que algo sea una frutada no implica que vaya a desaparecer; y si no que se lo digan al que pasa hambre o al que espera eternamente la paz en su país.
Los pisos bajarán pero en armonía con el contexto económico: si bajan poco, seguiremos sufriendo aunque mantendremos nuestros empleos y nuestro relativo bienestar; si bajan mucho, pongamos por caso a los niveles del 98, será en el contexto y como consecuencia de una grave crisis que alguno de los esperanzados en el crash, sino la mayoría, acusarán hasta tal punto que la dificultad en el acceso a la vivienda sólo simbolizará uno de sus muchos otros sueños rotos.
Este mensaje lo he escrito con el corazón; esto justifica algunas posibles repeticiones e inconsistencias que pueda haber, pero en esencia creo en lo que os digo. Espero no ofender a nadie; igualmente espero no ser ofendido. Mi posición es la de una persona que creo que el problema de fondo es el modelo capitalista, siendo el problema de la vivienda sólo un síntoma. La solución a este problema no pasa por un "retorno al paraíso perdido", sino por un redimensionamiento del mismo en un contexto de mayores problemas.
Un saludo y suerte a tod@s.
