Apuesto a que él daría un brazo, parte del otro, un riñón, un pie y cinco dientes, hasta quedar como el gran Blas de Lezo, por practicarse lo que los españoles llamaban allá por el s.XVI, XVII, la limpieza de sangre, es decir, no tener sangre judía; en este caso, no tener sangre española. Yo lo...