Juárez era infinitamente mas inteligente que Santa Anna
Tan inteligente que permitió que los franceses pasaran largos meses preparándose para su avance al interior, durante los cuales no fueron molestados.
Tan inteligente que puso a González Ortega al frente de la defensa de Puebla pese a su vergonzosa derrota en Cerro del Borrego y se negó a que el ejército de Oriente evacuara la ciudad para que no se perdiera la única fuerza importante con la que contaba México entonces.
Tan inteligente que le dio el mando del ejército del Centro a Comonfort, cuya ineptitud causó que fuera derrotado por los franceses en San Lorenzo, con lo que ya no pudo introducir a Puebla los víveres que los defensores necesitaban para seguir resistiendo, por lo que González Ortega tuvo que rendir la plaza.
Tan inteligente que, después de la caída de Puebla, no quiso defender la ciudad de México (algo que Santa Anna sí hizo) a pesar de haber dicho que la defendería, lo que ocasionó que la capital del país cayera sin resistir y que los franceses desfilaran triunfantes en ella en junio de 1863.
Tan inteligente que las derrotas republicanas se multiplicaron, lo que lo obligó a replegarse más y más al norte hasta llegar a la frontera.
Por fortuna para Juárez, los propósitos de los franceses eran muy diferentes de los que tenían los gringos, pues éstos sólo querían los territorios norteños y, una vez conseguidos, retirarse, mientras que aquéllos querían acabar con la república para instaurar una monarquía, por lo que su permanencia en México fue más prolongada, ya que necesitaban acabar con la resistencia republicana y porque el Tratado de Miramar estipulaba que las tropas de Napoleón III sostendrían a Maximiliano mientras su gobierno se consolidaba.
Si los franceses hubieran tenido los mismos objetivos que los gringos, quienes además querían una guerra corta, se hubiera repetido lo de 1847 tras la caída de la ciudad de México, con lo que el país se habría visto obligado a firmar un nuevo tratado de paz y ceder ante las exigencias de los vencedores. Y eso que Juárez era «infinitamente más inteligente que Santa Anna».
Entrada de los franceses a la ciudad de México el 9 de junio de 1863.