Ese ambiente político, sumado a lo que los ministros ven como un claro pulso de algunos mandos de la Guardia Civil contra Marlaska, hizo este miércoles reaccionar a todo el Gobierno con el previsible cierre de filas. En el Ejecutivo hay una creciente preocupación con el ambiente de tensión contra el Gobierno que se está calentando no solo en
la oposición de PP y Vox, algo que era esperable, sino también en algunos sectores de la justicia, de la Guardia Civil o de la Policía. A nadie le sorprende que esos tres mundos decisivos del Estado estén dominados por los conservadores. Siempre fue así. Pero sí preocupa cada vez más que la parte más radical, representada por Vox, tenga un peso creciente en algunas de estas instituciones clave, según varios ministros. Fuentes del Ejecutivo trasladan que Marlaska no va a aceptar ningún tipo de pulso y que la situación en la Guardia Civil “no está ni mucho menos tranquila”, pero están convencidos de que la crisis está controlada y en vías de solución, porque en la Guardia Civil siempre se impone el criterio jerárquico y se acabarán asumiendo las decisiones de reorganización que tome Marlaska.