LA FRAGMENTACIÓN DEL EJE DE RESISTENCIA LLEVÓ A LA MUERTE DE SOLEIMANI.
Publicado en
01/05/2020 por
Elijah J Magnier
No fue la decisión de los Estados Unidos de lanzar misiles desde aviones no tripulados contra el comandante del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria iraní, general de brigada Qassem Soleimani, lo que mató al oficial iraní y sus compañeros en Bagdad. La orden de disparar los misiles que destruyeron los dos autos que transportaban a Sardar Soleimani y su compañero, el comandante iraquí del Hachd al-Chaabi Jamal Jaafar Al-Tamimi, también conocido como Abou Mahdi al-Muhandes, por supuesto vino del centro de mando y control de los Estados Unidos. Sin embargo, la razón de la decisión del presidente Donald Trump se debe a la debilidad del "Eje de Resistencia", que se ha retirado por completo del nivel de desempeño del que Irán creía que era capaz. mantener después de décadas de esfuerzos para fortalecerlo.
Un compañero cercano del mayor general Qassim Soleimani, quien habló con él unas horas antes de abordar el avión que lo transportaba de Damasco a Bagdad, me dijo: "Es un hombre noble que murió. Es ante todo Palestina que perdió Hajj Qassem (Soleimani). Él era el "rey" del Eje de Resistencia y su líder. Fue asesinado y dejó esta vida como quería (en martirio). Pero el Eje continuará viviendo y no morirá. Es obvio que el Eje de Resistencia debe revisar su política y regenerarse para corregir la situación. Hajj Qassim también se quejó al respecto y tenía la intención de trabajar y elaborar estrategias en sus últimas horas. "
Estados Unidos golpeó el corazón del orgullo iraní al dar de baja de la suscripción de la vida al mayor general Soleimani. Pero el Eje de Resistencia lo había dado de baja de la suscripción de la vita antes de eso. Así es como pasó:
Cuando el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu asesinó al Hajj Imad Mughniyah en Damasco, Siria, quien era el jefe adjunto del Consejo Militar libanés de Hezbollah (la máxima autoridad de Hezbollah bajo el liderazgo de su secretario general, Hassan Nasrallah), y Hezbollah no lo ha vengado aún.
Cuando Trump le dio Jerusalén a Netanyahu como la "capital de Israel", el Eje de Resistencia no se movió, excepto para rechazar verbalmente la decisión en conferencias y simposios en la televisión.
Cuando el presidente Trump ofreció el Golán sirio ocupado a Israel y el Eje de Resistencia no reaccionó, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y su equipo se dieron cuenta de que no había un elemento disuasivo efectivo. La inacción del Eje de Resistencia alentó a Trump a hacer lo que quería.
Luego, cuando Israel bombardeó cientos de objetivos sirios e iraníes en Siria, el Eje de Resistencia repitió la misma cantinela para justificar su falta de respuesta: "No queremos ser arrastrados a una confrontación en un momento impuesto por el enemigo ", como me dijo una vez un oficial del Eje.
En Iraq, poco antes de su muerte, el mayor general Soleimani se quejó de un debilitamiento en las filas iraquíes del Eje de Resistencia, representado por la alianza Al-Bina '(Construcción) y otros grupos cercanos a esta alianza como Al-Hikma de Ammar al-Hakim y Haidar al-Abadi, anteriormente cerca de Irán, pero que se habían mudado a los Estados Unidos.
En Iraq, el mayor general Soleimani fue muy paciente y nunca perdió los estribos. Intentaba reconciliar a los iraquíes, tanto sus aliados como aquellos que habían elegido el lado estadounidense y que no estaban de acuerdo con él. Solía abrazar a los que le gritaban para bajar la tensión, continuar el diálogo y no hacer que una reunión fracasara. Cualquiera que alzó la voz durante las discusiones rápidamente se dio cuenta de que Soleimani siempre estaba calmando el juego.
Hajj Qassem Soleimani no pudo llegar a un consenso sobre la elección del nuevo primer ministro entre los que se consideraron sus aliados en la misma coalición. Pidió a los líderes iraquíes que eligieran entre los nombres propuestos y preguntó sobre la aceptabilidad de estos nombres por parte de los grupos políticos, los Marjaya y los manifestantes en la calle, mientras preguntaba si los nombres propuestos constituían un problema o provocación para los Estados Unidos. A pesar de la animosidad entre Irán y los Estados Unidos, Soleimani alentó la elección de una personalidad que no fuera boicoteada por los Estados Unidos. Soleimani creía que Estados Unidos podría dañar a Irak y entendió la importancia de mantener una buena relación con Estados Unidos para garantizar la estabilidad del país.
Soleimani lamentaba la disensión entre los chiítas iraquíes y creía que el Eje de la Resistencia tenía que adquirir una nueva visión, porque falló. En las horas previas a su muerte, el mayor general Soleimani deploró los profundos antagonismos entre los iraquíes del mismo campo.
Cuando la calle iraquí se levantó contra el gobierno, los que rechazaron la hegemonía estadounidense se fragmentaron entre otras cosas porque formaban parte de la autoridad gobernante en Irak. Peor aún, Moqtada al-Sadr lanzó flechas contra sus socios en el gobierno, como si las manifestaciones en la calle no le preocuparan, a él que controla la mayor cantidad de diputados, ministros y funcionarios estatales en Irak, y quien ha tenido un papel en el gobierno por más de diez años.
El mayor general Soleimani reprendió a Moqtada Al-Sadr por sus cargos, lo que ayudó a socavar las filas iraquíes, porque el líder sadrista no ofreció otra alternativa práctica o plan que el caos. Moqtada tiene sus propios hombres en las calles que son temidos, los Saraya al-Salam.
Cuando el Secretario de Defensa de los Estados Unidos, Mark Esper, llamó al Primer Ministro iraquí Adel Abdul-Mahdi el 28 de diciembre para informarle sobre la intención de los Estados Unidos de atacar objetivos entre las fuerzas de seguridad iraquíes en Irak, incluida la UMP, Soleimani estaba muy decepcionado con la incapacidad de Abdul-Mahdi para enfrentarse a Esper. Abdul-Mahdi solo le había dicho a Esper que la medida propuesta por Estados Unidos era peligrosa. Soleimani sabía que Estados Unidos no habría alcanzado los objetivos iraquíes si Abdul-Mahdi se hubiera atrevido a oponerse a la decisión estadounidense. Los sectores seleccionados constituyeron una base operativa iraní-iraquí responsable de monitorear y controlar los movimientos Daesh en la frontera entre Siria e Irak. Estados Unidos habría revocado su decisión si el primer ministro iraquí los hubiera amenazado con represalias si bombardeaban y mataban a las fuerzas iraquíes. Después de todo, Estados Unidos no tenía el derecho legítimo de atacar ningún objetivo en Irak sin el consentimiento del gobierno iraquí. Fue en el momento de esta decisión que Irak perdió su soberanía y que Estados Unidos tomó el control del país.
Este control efectivo de los Estados Unidos es otra razón por la cual el presidente Trump dio luz verde al asesinato del mayor general Soleimani. El frente iraquí demostró su debilidad y también fue necesario evitar la elección de un líder iraquí fuerte con el coraje de resistir la arrogancia y las acciones ilegales de los Estados Unidos.
Irán nunca ha controlado Irak, como la mayoría de los analistas creen erróneamente. Durante años, Estados Unidos ha trabajado duro en los pasillos del liderazgo político iraquí para defender sus intereses. Su agente más enérgico fue el enviado especial del presidente de los Estados Unidos, Brett McGurk, quien rápidamente se dio cuenta de la dificultad de atravesar estos corredores cuando buscaba un nuevo primer ministro en Irak antes del nombramiento de Adel. Abdel Mahdi, elegido por el presidente Barham Saleh y la composición de otros gobiernos en el pasado. El mayor general general Soleimani y McGurk enfrentaron los mismos desafíos. Ambos entendieron la naturaleza del atolladero político iraquí.
Soleimani no dio órdenes de disparar misiles contra las bases estadounidenses ni de lanzar el asalto a la embajada estadounidense. Si hubiera tenido rienda suelta para destruir las bases con misiles de precisión y haber limpiado toda la embajada sin repercusiones, lo habría hecho sin dudarlo. Pero los iraquíes tienen sus propias opiniones, métodos, modus operandi y elección de objetivos y calibres de misiles, y nunca confiaron en Soleimani para tomar sus decisiones.
La participación iraní en los asuntos iraquíes nunca ha sido bien recibida por Marjaya en Nadjaf, incluso si ha aceptado recibir a Soleimani en varias ocasiones. Se habían opuesto a la reelección de Nouri al-Maliki, el candidato preferido de Soleimani, hasta el punto de que Marjaya había escrito una carta rechazando explícitamente la candidatura de al-Maliki. Esto es lo que permitió a Abadi convertirse en Primer Ministro.
Las opiniones de Soleimani contradecían la percepción de Marjaya que había tenido que recurrir a un mensaje claro para hacerle entender que rechazaba la reelección de Nouri al-Maliki para un nuevo mandato, a pesar de la insistencia de Soleimani.
Todo lo anterior está relacionado con el período posterior a la salida de las fuerzas estadounidenses de Irak en 2011 bajo el presidente Obama. Antes de eso, Abu Mahdi Al-Muhandis era el vínculo entre los iraquíes e Irán: tenía poder de decisión, visión y apoyo de varios grupos, y efectivamente representaba a Soleimani, que no estaba involucrado en los detalles. Estos grupos iraquíes a menudo se han encontrado con Soleimani en Irán, ya que rara vez visitaba Irak en el apogeo de la presencia militar estadounidense.
Soleimani, el líder del Eje de Resistencia, a veces se le llamaba "el rey" en algunos círculos, porque su nombre evoca al del Rey Salomón. Según fuentes del Eje de Resistencia, nunca dictó sus propias políticas y dejó a todos los líderes del Eje, sin excepción, un margen de maniobra en relación con sus movimientos y sus decisiones. Fue considerado así como el vínculo entre el Eje y la guía suprema de Sayyed Ali Khamenei. Soleimani podía comunicarse con Sayyed Khamenei en cualquier momento y directamente sin mediación. El líder de la Revolución consideró a Soleimani como su hijo.
Según las fuentes, en Siria Soleimani "nunca dudó en subirse a un camión, subirse a un automóvil ordinario, tomar el primer helicóptero y viajar a bordo de un avión de carga si fuera necesario. No tomó medidas de precaución y usó su teléfono libremente (llamó a su compañero confidente), porque creía que una vez que se tomara la decisión de asesinarlo, seguiría su destino. Quería morir mártir porque había vivido mucho tiempo ".
¿Lo dirigió y planeó el líder del Eje de Resistencia?
Sayyed Ali Khamenei le dijo a Sayyed Hassan Nasrallah: "Eres árabe y los árabes te aceptan más que a Irán". Sayyed Nasrallah lidera y administra el Eje en el Líbano, Siria y Yemen y juega un papel importante en Irak. Hajj Soleimani sirvió como enlace entre el Eje de Resistencia e Irán, además de ser el oficial a cargo del apoyo financiero y logístico. Según mis fuentes, "él era el amigo de todos los líderes y líderes en todos los rangos. Era humilde e interesado en todas las personas con las que interactuaba ”.
El Eje de Resistencia permitió indirectamente el asesinato de Qassem Soleimani. Si Israel y los Estados Unidos supieran el paradero de Sayyed Nasrallah, no dudarían ni por un momento en asesinarlo también. Pueden ser conscientes de que la reacción se limitaría a quemar banderas, celebrar conferencias y manifestarse fuera de una embajada. No es el tipo de reacción para desanimar al presidente Trump, que quiere ser reelegido con el apoyo de la opinión pública israelí y estadounidense, pretendiendo ser un guerrero y líder decidido que adora luchar y dar de baja de la suscripción de la vida.
Irán ha invertido 40 años en el Eje de Resistencia. El Eje no puede quedarse de brazos cruzados después del asesinato de su líder. ¿Sería la retirada estadounidense de Irak y una condena de la ONU un precio suficiente para pagar? Esto, más una retirada del acuerdo nuclear, ¿serían suficientes para vengar a su general? ¿La batalla que sigue se limitará a Irak? ¿Servirá la victoria de ciertos jugadores políticos iraquíes?
El asesinato de su líder es una prueba suprema para el Eje de Resistencia. Todas las partes, amigos y enemigos, esperan su respuesta.
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fantástico, Magnier
