Teorías de la conspiración:
MATRIX.
Los humanos tenemos miedos que se desarrollan en sana paranoia natural. Son mecanismos de defensa ante el medio. Una parte evolutiva de nuestra adaptación al medio es la búsqueda de patrones en él. Gracias a esto reconocemos peligros y nos defendemos como individuos y como especie. Buscamos patrones como forma de dar sentido a la realidad, al extraño, caótico y complicado mundo que nos rodea. La propensión al reconocimiento de patrones, su exceso, es lo que conocemos como el problema psicológico de “teorías conspirativas”, y últimamente, bajo el neologismo de “conspiranoia”.
Las teorías conspirativas exigen una visión simplista del mundo; todas las personas se dividen en tres grupos:
1.- Conspiradores. Malos y poderosos. Su poder, maldad y ambición no conoce límites. Pero al mismo tiempo se les atribuye una estupidez increíble, pues, evidentemente, algunos han destapado su conspiración. Estos son:
2.- Creyentes. Un pequeño grupo de idealistas bondadosos, de defensores de la libertad que salvan al mundo del gran poder y corrupción que lo dominan.
3.- Engañados. Son buenos pero están engañados. Se les ayudará aunque no quieran
Este esquema social requeriría la cooperación de cientos, miles de personas (judeo-masónica). Temporalmente su acción debería desarrollarse durante grandes períodos, años, décadas, incluso siglos, saltando a veces de unas generaciones a otras (Código da Vinci). Espacialmente deberían repartirse a lo largo de grandes territorios, muchas instituciones y distintos gobiernos, llegando a abarcar países distintos (Hombres de oscuro) para llegar al ideal conspirativo que se plasma en la gran conspiración mundial (MATRIX).
¿Cómo serían capaces los conspiradores de mantener ese absoluto control y de mantener el secreto? ¿Cómo evitan filtraciones? ¿No involucrarían necesariamente a otros gobiernos?:
La única posibilidad en los procesos mentales de un conspiranoico (por usar ese término), consiste en conceder cada vez más y mayor poder a los conspiradores, hasta alcanzar obligatoriamente ese “ideal conspirativo” que reexplica la realidad creyendo que los conspiradores controlan todo el mundo (MATRIX).
Las teorías conspiratorias son intrínsecamente sectarias. Evolucionan rápidamente hacia un sistema cerrado de creencias. ¿Por qué no hay pruebas? Porque la conspiración las oculta. ¿Por qué sí hay pruebas? Por que los conspiradores dejaron pruebas falsas. ¿Por qué hay pruebas que demuestran que la conspiración es falsa? Porque los conspiradores, en su absoluto poder, pusieron esas pruebas para despistarnos. ¿Cómo lo sabemos? Porque se les pasaron detalles que hemos descubierto... Pero: ¿No eran tan poderosos? Y la sardina se muerde la cola...
Es decir: las teorías de la conspiración son una cuestión de fe. No hay ninguna prueba, de ningún tipo o cantidad, que pueda convencer de su error a un conspiranoico (un convencido de las conspiraciones). Su fe se encuentra instalada al margen de la realidad.
La solución pues, no será de orden teórico; no hay ninguna vía para la discusión racional cuando uno de los participantes cree en la gran conspiración. La única solución es interior, psicológica y personal. La discusión abierta sobre teorías conspirativas carece de sentido, porque estamos hablando de mecanismos primarios de la psique, de un mecanismo de defensa.
Salir de una creencia conspirativa es un proceso mental que nada tiene que ver con el problema exterior que parece abordar cada distinta conspiranoia. Tiene mucha mayor relación con la desprogramación personal que con la lógica.
Consiste en salir de MATRIX. Aunque haga frío.
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He hecho un esquema para mayor claridad:
1.- Una parte de nuestra adaptación evolutiva al medio es la búsqueda de patrones.
2.- La propensión al reconocimiento de patrones, su exceso, es el problema Psicológico de las “teorías conspirativas”.
3.- Visión simplista del mundo; las personas se dividen en tres grupos:
3-1.- Conspiradores.
3-2.- Los creyentes. Pequeño grupo de idealistas bondadosos, defensores de la libertad, salvadores.
3-3.- Los engañados. Buenos pero...
4.- Esquema social:
4-1.- Cooperación de miles de personas.
4-2.- Grandes períodos, años, décadas, incluso siglos.
4-3.- Espacialmente grandes territorios, instituciones, gobiernos y países distintos.
4-4.- Ideal conspirativo: gran conspiración mundial.
5.- Evolucionan hacia un sistema cerrado de creencias. Son intrínsecamente sectarias.
6.- Cuestión de fe. Instalados al margen de la realidad.
6-1.- No hay ninguna prueba que pueda convencer de su error a un conspiranoico.
6-2.- No hay ninguna vía para la discusión racional.
6-3.- La discusión abierta sobre teorías conspirativas carece de sentido.
6-4.- La solución es interior, psicológica y personal.
A este análisis me sugiere un amigo añadir la siguiente categoría:
6-5.- "Entre la ficción y la mentira, el papel del conspiranoico".
Según él, todos los conspiranoicos mienten, sin excepción, entendiendo por mentir declarar algo que se cree o sospecha que no es cierto, intentando que el oyente le crea.
Pero, así formulado, no puedo aceptarlo.
Primero porque me resulta muy difícil creer en que alguien practique la mentira sistemática, pero además, si generalizamos en un grupo, porque lo veo imposible.
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Los Testigos de Jehová.
Los Testigos de Jehová y otros adventistas llevan anunciadas más de 20 fechas fallidas como el "fin del mundo" inminente (1843, 21 marzo 1984, 18 abril 84, 1849, 1854, 1873, 22 octubre 1874, , 16 mayo 1875, 14 noviembre 1875, 1878, 1881, 1914, 1918... y lo que te rondaré, morena). ¿Mienten? No sus miembros, que son los conspiranoicos convencidos de una "conspiración mundial religiosa" (los "creyentes"), pero casi con seguridad sí lo hacen la mayoría de sus líderes.
El mismo fundador de los Testigos, el masón auto-nombrado "pastor" Charles Taze Russell, fue juzgado -y condenado- muchas veces por fraude, y ese fue su único medio de vida: el engaño. Estos últimos, timadores profesionales como los anunciadores de apocalipsis, no entran por tanto en la categoría descrita como "exceso de una respuesta psicológica natural".
Estaría hablando (en el caso del 11M, pues a eso se refería mi amigo) de Luis del Pino, Pedrojota y posiblemente algunos seguidores fanatizados, pero no de las bases, que actúan genuínamente de buena fe.
No todos lo gurús engañan. Tenemos el caso de los Davidianos de Wako, donde su líder David Koersch estaba completamente enloquecido por sus creencias apocalípticas, pero ese tema queda más allá de lo que pretende esta reflexión.
El caso de los creadores de fraudes no entraría en lo que he descrito. Decir lo contrario de lo que se piensa con la intención de engañar no es parte de lo que llamamos "creyentes".
El mismo amigo aclara que esa es su teoría, y ahí es un poco -a su vez- conspiranoico. Esa es la respuesta:
Efectivamente, todos tendemos a ver patrones en nuestro medio.
Quizás uno de los mejores ejemplos de conspiranoia sea aquel que involucra al gobierno USA con los avistamientos OVNI: ¿Nos esconden un supuesto contacto extraterrestre desde el incidente de Roswell? ¿Cuántos testigos, conspiradores, agencias, gobiernos, países deberían estar involucrados en todo el mundo y a lo largo de medio siglo?
Ser conspiranoico es algo que compartimos todos en mayor o menor medida. Como las neuras o la paranoia. Es un instinto, como para un macho copular con cualquier hembra, y lo reprimimos con eso otro llamado educación, humanidad, o civilización.
Nadie se salva de las "teorías de la conspiración", pero debemos aplicar el raciocinio.