Marlo
Madmaxista
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Tatita (78) presentará querellón contra el Estado "porque actuaron intencionalmente"
Sergio Vergara: "Los lentes me salvaron de quedar ciego con el gas del zorrillo"
Abuelo iba al oculista cuando recibió químico en la cara en medio de protesta pingüina.
SE BAÑÓ CUATRO VECES
El tata Sergio Vergara (78) tiene una salud de roble, salvo por un problema en el ojo derecho que lo ha llevado varias veces al oculista.
El miércoles tenía hora al quirófano, pero no alcanzó a llegar al Metro cuando un zorrillo de Carabineros le hizo sufrir la peor experiencia de su larga vida.
Más tranquilo y sin polvo "pica pica" en su cuerpo, Sergio recuerda que estaba con su nieto esperando la apertura de la estación República, pero decidieron cruzar la calle y tomar una micro a la clínica.
TRANQUILO
"La calle estaba desierta y no había nadie, ni siquiera estudiantes protestando. Lo único que había era un zorrillo de Carabineros. Me sentí seguro, porque uno piensa que están para proteger a los niños y a las personas de tercera edad", aseguró.
Pero cuando estaba a un metro del vehículo estacionado, escuchó un ruido desde el interior y vio una manguerita.
Lo siguiente que recuerda es un chorro de humo que lo dejó totalmente ciego y con la piel irritada.
Escuchó correr a su nieto Miguel, que le reclamaba a los polis por su penca actuar.
"Alcancé a ver la salida del gas e instintivamente cerré los ojos. Si no fuera porque tenía los lentes me quedo ciego por el gas".
- ¿Qué le pasó después?
- Yo no me daba cuenta que algunos me limpiaban la cara o me sacaban los lentes. Luego me echaron un líquido en los ojos y pude ver algo. Para poder respirar los guardias del metro me dejaron pasar a la estación, pero después me fui a la casa para sacarme el polvo.
- Me imagino que todavía le pica.
- Al principio me ardía, pero apenas llegué, me lavé la cabeza como cuatro veces. Después eché la parca a la lavadora y le puse harto detergente.
- ¿Se disculparon con usted?
- No lo han hecho y tampoco me interesa que lo hagan. Me voy a querellar contra el Estado, porque apenas me lanzaron el gas se arrancaron. Lo que hicieron fue intencional.
- No sea mala onda.
- Na' que ver. Si hubiera estado metido en una revuelta con los estudiantes le creo, porque hubiera pasado entremedio de los cabros, pero estábamos solos. La puerta está cerrada.
- ¡No se le ocurra salir en una protesta!
- ¡Nunca más!
Claudio Sanz S.
Sergio Vergara: "Los lentes me salvaron de quedar ciego con el gas del zorrillo"
Abuelo iba al oculista cuando recibió químico en la cara en medio de protesta pingüina.
SE BAÑÓ CUATRO VECES
El tata Sergio Vergara (78) tiene una salud de roble, salvo por un problema en el ojo derecho que lo ha llevado varias veces al oculista.
El miércoles tenía hora al quirófano, pero no alcanzó a llegar al Metro cuando un zorrillo de Carabineros le hizo sufrir la peor experiencia de su larga vida.
Más tranquilo y sin polvo "pica pica" en su cuerpo, Sergio recuerda que estaba con su nieto esperando la apertura de la estación República, pero decidieron cruzar la calle y tomar una micro a la clínica.
TRANQUILO
"La calle estaba desierta y no había nadie, ni siquiera estudiantes protestando. Lo único que había era un zorrillo de Carabineros. Me sentí seguro, porque uno piensa que están para proteger a los niños y a las personas de tercera edad", aseguró.
Pero cuando estaba a un metro del vehículo estacionado, escuchó un ruido desde el interior y vio una manguerita.
Lo siguiente que recuerda es un chorro de humo que lo dejó totalmente ciego y con la piel irritada.
Escuchó correr a su nieto Miguel, que le reclamaba a los polis por su penca actuar.
"Alcancé a ver la salida del gas e instintivamente cerré los ojos. Si no fuera porque tenía los lentes me quedo ciego por el gas".
- ¿Qué le pasó después?
- Yo no me daba cuenta que algunos me limpiaban la cara o me sacaban los lentes. Luego me echaron un líquido en los ojos y pude ver algo. Para poder respirar los guardias del metro me dejaron pasar a la estación, pero después me fui a la casa para sacarme el polvo.
- Me imagino que todavía le pica.
- Al principio me ardía, pero apenas llegué, me lavé la cabeza como cuatro veces. Después eché la parca a la lavadora y le puse harto detergente.
- ¿Se disculparon con usted?
- No lo han hecho y tampoco me interesa que lo hagan. Me voy a querellar contra el Estado, porque apenas me lanzaron el gas se arrancaron. Lo que hicieron fue intencional.
- No sea mala onda.
- Na' que ver. Si hubiera estado metido en una revuelta con los estudiantes le creo, porque hubiera pasado entremedio de los cabros, pero estábamos solos. La puerta está cerrada.
- ¡No se le ocurra salir en una protesta!
- ¡Nunca más!
Claudio Sanz S.