Profesor Bastiani
Madmaxista
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Esta tarde me he encontrado en el parque con una pareja de jubilados muy amigos míos. Ella, ochenta y seis, él, setenta y cinco. Llevan toda una vida intensamente juntos con sus noches sus días y sus decenios. Prácticamente sin separarse salvo excepciones de fuerza mayor tales como alguna que otra montería a la que mi amigo siempre fue muy aficionado o algún viaje de dos o tres días para ver al Madrid en el Santiago Bernabeu.
Paseaban con las manos muy apretadas. Intensamente juntos, definitivamente juntos, indisolublemente juntos, resignadamente juntos. El con su gafitas de sol, su gigote y su buen puro habano, como los machos; ella con su novela de Corín Tellado, sus cremas, su rulos, las alajas de su bisabuela, y sus agujas de hacer punto, que ya ha estado dos o tre veces a punto de dejar a mi amigo tuerto. Me alegré mucho de verlos. Así es como tiene que ser un matrimonio, juntos hasta que la fin los separe, y no este guirigay de azota a toda la Peninsula Ibérica de juntes y rejuntes, y si te he visto no me acuerdo. ¡Más aguante señores, más aguante!. ¡Qué no se puede abandonar el barco a las primeras de cambio por cualquier aguacero del que hacemos una tempestad, ni cambiar de caballo a la mitad del río!. ¿Adónde vamos a llegar Dios mío?. ¿Adónde?. ¡Maldita sea el queso de bola!. ¿Es qué hemos olvidado de golpe que después de la tempestad siempre viene la calma y qué no hay mal que cien años dure?. Si es sólo cuestión de paciencia, comprensión y respeto.
Un hombre hecho y derecho tiene que echar una canita al aire de vez en cuando, es ley de vida, pero luego a su casa con su mujer y sus hijos, como tiene que ser. La mujer de uno tiene que ser sagrada. La familia es el pilar sobre el que debe sostenerse un país que se precie, y que no quiera acabar como la Roma de Nerón o como Sodoma y La Gorra.
Qué aprenda la juventud de estos dos ancianos que fueron capaces de criar a sus hijos y a los hijos de sus hijos, y sacar un país en ruinas hacia delante. Este es el modelo a seguir, y no esa alocada moda de "hoy te quiero, mañana ya veremos". Si sabemos cuidarlo, el amor dura más que un martillo enterrado en paja. Reconozco que el año pasado mi sobrina se separo, no me gustó el asunto, pero se le puede pasar la mano, el marido es un pejiguera y un desaborio de aquí te espero. Pero hay está mi sobrino Juan felizmente casado, aguantando el tío y dando el callo como un hombre. ¡Viva la juventud!, pero casados y respetando las normas. Como tiene que ser y como Dios manda. No quería hacer esta denuncia, comprendo que los matrimonios de hoy día se tienen que enfrentar unas veces a situaciones muy difíciles que los desestabiliza, y otras, a tentaciones suculentas que acechan a la vuelta de cualquier esquina, pero de alguna manera habrá que poner freno a esta plaga, digo yo, ¿no?.
Buenas noches.
Paseaban con las manos muy apretadas. Intensamente juntos, definitivamente juntos, indisolublemente juntos, resignadamente juntos. El con su gafitas de sol, su gigote y su buen puro habano, como los machos; ella con su novela de Corín Tellado, sus cremas, su rulos, las alajas de su bisabuela, y sus agujas de hacer punto, que ya ha estado dos o tre veces a punto de dejar a mi amigo tuerto. Me alegré mucho de verlos. Así es como tiene que ser un matrimonio, juntos hasta que la fin los separe, y no este guirigay de azota a toda la Peninsula Ibérica de juntes y rejuntes, y si te he visto no me acuerdo. ¡Más aguante señores, más aguante!. ¡Qué no se puede abandonar el barco a las primeras de cambio por cualquier aguacero del que hacemos una tempestad, ni cambiar de caballo a la mitad del río!. ¿Adónde vamos a llegar Dios mío?. ¿Adónde?. ¡Maldita sea el queso de bola!. ¿Es qué hemos olvidado de golpe que después de la tempestad siempre viene la calma y qué no hay mal que cien años dure?. Si es sólo cuestión de paciencia, comprensión y respeto.
Un hombre hecho y derecho tiene que echar una canita al aire de vez en cuando, es ley de vida, pero luego a su casa con su mujer y sus hijos, como tiene que ser. La mujer de uno tiene que ser sagrada. La familia es el pilar sobre el que debe sostenerse un país que se precie, y que no quiera acabar como la Roma de Nerón o como Sodoma y La Gorra.
Qué aprenda la juventud de estos dos ancianos que fueron capaces de criar a sus hijos y a los hijos de sus hijos, y sacar un país en ruinas hacia delante. Este es el modelo a seguir, y no esa alocada moda de "hoy te quiero, mañana ya veremos". Si sabemos cuidarlo, el amor dura más que un martillo enterrado en paja. Reconozco que el año pasado mi sobrina se separo, no me gustó el asunto, pero se le puede pasar la mano, el marido es un pejiguera y un desaborio de aquí te espero. Pero hay está mi sobrino Juan felizmente casado, aguantando el tío y dando el callo como un hombre. ¡Viva la juventud!, pero casados y respetando las normas. Como tiene que ser y como Dios manda. No quería hacer esta denuncia, comprendo que los matrimonios de hoy día se tienen que enfrentar unas veces a situaciones muy difíciles que los desestabiliza, y otras, a tentaciones suculentas que acechan a la vuelta de cualquier esquina, pero de alguna manera habrá que poner freno a esta plaga, digo yo, ¿no?.
Buenas noches.