La crisis económica ya se ha cobrado su primer mártir de gran impacto.
La inmobiliaria Martinsa-Fadesa se ha hundido, como se hundió el Titanic,
mientras la orquesta seguía tocando a ver si algún músico acababa convenciendo a papá Estado para que pagara en buena parte la factura del nuevo megalómano surgido del ladrillo.
La historia la explicaba magistralmente ayer en El Plural nuestro colaborador José García Abad, director de El Siglo y periodista especializado en cuestiones económicas.
Narró que Pedro Solbes se opuso a que el Instituto de Crédito Oficial (ICO) se convirtiera en protector de Fernando Martín Álvarez, el hasta hace horas rutilante constructor, tercero en el ranking de capitalización bursátil.
Como santa Bárbara
Actuó con acierto Solbes. Estos liberales partidarios siempre de reducir el Estado a una ficción –“menos Estado y más mercado”- sólo se acuerdan del Estado, como le ocurre a santa Bárbara, cuando truena y hay peligro de inundaciones. Es verdad lo que subrayaba El País: Fernando Martín “
mordió más de lo que podía tragar con la compra de Fadesa” y su suspensión de pagos (con una deuda de
casi un billón de las antiguas pesetas, la mayor de la historia en nuestro país) ha sido “un golpe” “para toda la economía española”.
Vaivenes espasmódicos
Habrá que preguntarse, sin embargo, y a propósito de semejante género de hechos, hasta qué punto
esta economía neoliberal -tan loada por algunos- no sufre con excesiva frecuencia de vaivenes espasmódicos.
Hace bien poco, en pleno esplendor inmobiliario, un efímero presidente del Real Madrid, amigo de Florentino Pérez –ambos saltaron de la política a los negocios-, Fernando Martín, nos era presentado cual si fuera el Rey Midas. Pura fantasía, alambicados juegos de manos, cuentas de
jabón, especulación urbanística a tope, créditos a granel. En todo caso, no es un suceso aislado es, otra vez, un dejà vu.
Estrellas fugaces
La lista de estrellas fugaces, de magnates de boquilla, de intrépidos intrusos en el paraíso de los millonarios es extensísima.
Evoquemos a Mario Conde.
A Javier de la Rosa.
Al resucitado Juan Villalonga.
Al inefable Ruiz Mateos, el más veterano de los saltimbanquis del dinero.
A Conde lo retrató en un magnífico libro
Ernesto Ekaizer: Banqueros de rapiña. El turno le ha llegado a Fernando Martín. Éste y sus corifeos utilizarán sin duda, para explicar el batacazo –que se lleva por delante a más de doscientos trabajadores- la
coartada de la crisis.
Coartada excelente
Es una coartada excelente. El grupo Martinsa-Fadesa ha caído con la crisis. Pero, en el fondo, no deja de ser más que una coartada. ¿Y si invirtiéramos los términos? ¿Y si nos aventuráramos a diagnosticar que esta crisis que tanto nos atemoriza es consecuencia de muchos tinglados de aparente poderío y de presunta expansiva fortaleza, cuando la realidad demuestra que
no eran más que castillos en el aire o castillos sobre la arena?
El Gran Gatsby
Y es que aquí hay
demasiados aspirantes a Gran Gatsby español. El personaje de la espléndida
novela de F. Scott Fitzgerald (1925) -después adaptada al cine- era un hombre de oculto pasado que consiguió ascender a la cima social y económica en el Nueva York de los felices veinte. Se hizo famoso por sus fiestas deslumbrantes. Tenía –sobre todo el Gatsby interpretado por Robert Reford- bastante más glamour que, por lo general, sus émulos hispanos.
Era una elite que iba de fiesta en fiesta, hasta que estalló el crack del 29.
http://youtube.com/watch?v=SclJ94h2oyQ
<object width="325" height="244"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/3svvCj4yhYc&hl=en&fs=1"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/3svvCj4yhYc&hl=en&fs=1" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" width="325" height="244"></embed></object>
<object width="325" height="244"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/ZJC21zzkwoE&hl=en&fs=1"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/ZJC21zzkwoE&hl=en&fs=1" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" width="325" height="244"></embed></object>...<object width="325" height="244"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/RBK6SyB-9ac&hl=en&fs=1"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/RBK6SyB-9ac&hl=en&fs=1" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" width="325" height="244"></embed></object>
<object width="325" height="244"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/cSFzLfgKKLI&hl=en&fs=1"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/cSFzLfgKKLI&hl=en&fs=1" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" width="325" height="244"></embed></object>
<object width="325" height="244"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/jyvnn8WRTQY&hl=en&fs=1"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/jyvnn8WRTQY&hl=en&fs=1" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" width="325" height="244"></embed></object>
Una noche de estío
[En una de estas noches del estío de la crisis, en una fastuosa mansión de la Moraleja, unos quinientos invitados -ataviados con esmoquin los hombres y las mujeres vestidas de largo- disfrutaron de una exquisita cena por todo lo alto. Tocaban dos orquestas; no una, como en el Titanic. Los ricos se protegen de la crisis, a semejanza de Gatsby, yendo de fiesta en fiesta. Ignoro si entre los invitados estaba Fernando Martín. Probablemente, sí]