La fábrica de bombas. Chirac debe explicar por qué Francia sigue siendo un santuario etarra
Un artículo de F. Huertas
"De verdad", abril de 2004:
Desmantelada en Francia la principal fábrica de explosivos y armas de ETA y detenida parte de su cúpula dirigente. ¿Estamos, como dicen todos los medios ante un nuevo éxito de la colaboración francesa contra el terrorismo de ETA, o ante una nueva evidencia de que ETA sigue manteniendo en el sur de Francia un santuario, que como hemos dicho muchas veces desde estas páginas, sólo es posible con la connivencia del Estado francés?
En Saint Michel, a sólo 10 kilómetros de la frontera española por Navarra, acabamos de asistir al nuevo golpe a la banda terrorista. La policía francesa, en colaboración con la Guardia Civil, ha detenido a parte de la cúpula de ETA: a López de la Calle, alias Mobutu, coordinador de la dirección y los comandos operativos, a su compañera y lugarteniente Mercedes Chivite, al responsable de logística Iñaki Esparza, al responsable de la fábrica de explosivos, José Cebeiro Ayerbe, y al dueño del caserío, el francés Jean Marie Saint Pee.
En la fábrica se han encontrado 650 kilos de explosivos ya preparados, amonal y cloratita, decenas de pistolas y fusiles, lanzagranadas, 2000 detonadores, varios kilómetros de cordón detonante, granadas anticarro, tornos eléctricos para la fabricación de morteros lanzagranadas, etc.
Es el mayor arsenal de ETA desde que en 1993 se desmanteló el polvorín que la banda tenía en Bidart. En Saint Michel se han fabricado, en los últimos seis años, la mayor parte de los explosivos y las bombas y que la banda ha utilizado durante todo ese tiempo en los atentados.
Es decir, de aquí habrían salido los 1.700 kilos de explosivos del atentado frustrado por la policía, el 22 de diciembre del 99, contra la Torre Picaso de Madrid, donde trabajan varios miles de personas. Los cuatro coches bomba y la bicicleta bomba que estallaron en Madrid durante el año 2000 y 2001, provocando 4 muertos y casi 100 heridos.
Los explosivos de las mochilas con las que intentaron provocar el atentado en el Talgo en la estación de Chamartín la pasada Nochebuena.
Los más de 500 kilos de cloratita y 90 de dinamita con los que ETA intentaba atentar en Madrid y que fueron detenidos el pasado 1 de Marzo en la provincia de Cuenca.
Los 100 kilos de Benabarre, Huesca; la bomba contra la Seguridad Social de Sevilla, el ataque al cuartel de Aizoain, Pamplona, en octubre del 2003; las bombas de Santa Pola, Alicante, con dos asesinatos, entre ellos una niña,
las armas para asesinar a 50 personas en estos últimos cinco años…
¿Cómo es posible que durante seis años se mueva todo este material en una zona tan sensible y localizada sin ser detectado, por unos servicios de seguridad franceses que cuentan incluso con un grupo especial, Grupo Vasco, para el control del terrorismo etarra? ¿No es, cuanto menos sospechoso que se haya tenido que dar un cambio en la situación política de nuestro país, la derrota de Aznar, para que se desencadene una operación espectacular contra ETA?
¿Por qué esta operación no se hizo antes?
Son demasiados años de santuario etarra, para "pensar bien". Pero son, sobre todo, demasiadas veces, a lo largo de los últimos 25 años, las acciones contra ETA desplegadas por el Estado francés a cambio de contrapartidas (concesiones del AVE o para las empresas francesas) para no ver que cobijar y mantener bajo control a ETA es un arma de intervención sobre nuestro país.
Sin duda que hay personas dentro del gobierno francés, como el ex ministro de Interior, Nicolás Sarkozy, o en la Justicia, como la juez antiterrorista Laurence Le Vert, que se han implicado, de verdad, en la lucha antiterrorista contra ETA.
Pero igual que estamos viendo en España el discurso de quienes "condenan" el terrorismo, pero no quieren ni oír hablar de su derrota -Arzallus y sus sucesores les llaman para que colaboren con los objetivos nacionalistas "actuando con responsabilidad"-,
está el discurso del Estado francés que actúa para mantenerlo bajo control, pero sin desmantelar por completo su santuario, las bases que permiten sus condiciones de existencia como organización terrorista: refugio de sus dirigentes y activistas frente a la persecución judicial y policial española, finanzas, lugares de entrenamiento de comandos, aprovisionamiento de armas, organizaciones paralelas más o menos semilegales, etc.
ETA sigue actuando desde Francia porque a Francia le interesa.
Desde esta posición hay que recibir cualquier operación contra el terrorismo etarra al otro lado de los Pirineos: están bien todos los golpes que acaben con la detención de los pistoleros y el descubrimiento de sus arsenales; pero sobre todo lo que hay que hacer es pedir explicaciones a Chirac de cómo es posible que el sur de Francia siga siendo un santuario etarra, más o menos controlado, pero santuario.
F. Huertas, en "De verdad", abril de 2004
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