Vlad_Empalador
Será en Octubre
La fin de la familia... tal y como la conocemos: "Perder esa red de apoyo va a tener consecuencias muy negativas en el futuro"
El número de parientes que tiene hoy una persona se va a reducir drásticamente antes de que acabe el siglo: tendremos más bisabuelos, pero menos tíos o primos. Según los expertos, el nuevo tamaño afectará a los cuidados y agravará la esa época en el 2020 de la que yo le hablo de la soledad
Tenemos una buena y una mala noticia. La buena: su cuñado está en peligro de extinción. Como el lince ibérico, el rinoceronte blanco o el tigre de Sumatra. La mala... La mala es que su cuñado no es el único en riesgo de desaparecer.
La familia, al menos la familia tal y como la conocemos, tiene los días contados. Según un estudio coordinado por el Instituto Max Planck de Investigación Demográfica (Rostock, Alemania), el número medio de familiares que tiene hoy una persona se desplomará en más de un tercio antes de que acabe este siglo. Y en España la situación es especialmente dramática: de 21 familiares directos hoy pasaremos a sólo 12,5 en 2095.
Así que vaya despidiéndose del plasta de su cuñado, pero también de los primos, las tías del pueblo, la nuera, el yerno ideal e incluso de los hermanos. El árbol genealógico de 2095 se va a parecer muy poco al de 2024.
«El tamaño de las familias va a disminuir permanentemente y estos cambios sísmicos en la estructura familiar van a generar importantes desafíos sociales en todas las regiones del mundo», pronostica desde Alemania Diego Alburez-Gutiérrez, jefe del grupo de investigación sobre Desigualdades de parentesco en el Instituto Max Planck y coordinador del proyecto. «Se ha analizado mucho cómo la tras*ición demográfica ha envejecido la población mundial, pero se ha prestado menos atención a cómo ese cambio afecta específicamente a las familias y a su composición».
Su estudio, publicado recientemente en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), detectó tres tendencias principales que tras*formarán la foto de nuestra cena de Nochebuena de forma irremediable y que van a alterar las redes de asistencia y cuidado que históricamente han soportado nuestros parientes más cercanos. «Las familias van a ser cada vez más pequeñas, más estrechas y más alargadas», resume Alburez-Gutiérrez en conversación por videollamada. «Los bisabuelos serán más comunes en el futuro, pero es posible que sean demasiado mayores y frágiles para brindarnos su apoyo».
La película del futuro podría llamarse La familia y uno menos... Unos cuantos menos, de hecho.
Vayamos por partes. En primer lugar, la tendencia más evidente y también la más escrutada es el desplome de la fertilidad, cada vez más baja y cada vez más tardía. Si nacen menos niños el número de parientes se reduce inevitablemente a lo largo de la vida de cada uno de nosotros. Es pura matemática.
En segundo lugar, las redes de parentesco envejecerán considerablemente, ya que aumenta paulatinamente la diferencia de edad entre las personas y sus familiares. «Tendremos familias más intergeneracionales», dicen los expertos.
Y en tercer lugar, las familias se volverán más «verticales». Es decir, un bebé que nazca ahora va a disfrutar probablemente durante más tiempo de sus padres, de sus abuelos e incluso de sus bisabuelos, pero a cambio dispondrá de muchos menos «parientes horizontales»: menos hermanos, menos tíos, menos primos...
Un ejemplo: en China, los primos constituían el 39% de la red familiar de un recién nacido en 1950, pero serán sólo el 7% de la familia de un bebé en 2095.
Para trazar sus proyecciones, los investigadores tomaron como referencia a una mujer cualquiera, la señora Focal, y le inventaron una edad de 65 años. «Es una edad interesante porque es la que se vincula a la jubilación», explica Alburez-Gutiérrez. Según sus cálculos, una mujer que tuviese esa edad a mediados del siglo pasado en cualquier parte del mundo tenía una media de 41 parientes. Dentro de 50 años, doña Focal no conocerá a más de 25.
En España, los números son similares a los de nuestro entorno. Una mujer española tenía 21 familiares directos hace 75 años. Hoy tiene una cifra similar, pero no tendrá más de 12,5 en 2095. «Puede que el promedio de parientes se mantenga estable ahora, pero la composición de las familias está cambiando desde dentro y el impacto se notará a lo largo plazo», detalla el investigador, que habla de una creciente «polarización» de las familias que marca el inicio del cambio. «Antes todas tenían una distribución bastante homogénea. Ahora la fecundidad está muy concentrada en unos pocos grupos y cada vez hay más gente que no tiene ni un solo hijo».
Piense en cuántos tíos o primos tenían sus padres, no digamos ya sus abuelos, y en cuántos tienen ahora sus hijos. Calcule el número de hermanos... El año pasado, el tamaño medio de los hogares en España cayó por primera vez por debajo de la media de 2,5 personas en la que se había situado en los últimos tiempos. En los años 70, la media era de casi cuatro personas por hogar.
«La forma de vida ha cambiado de manera radical», cuenta María José Garrido Mayo, doctora en Antropología y especialista en Etnopediatría y crianza infantil. «La familia extensa que vivía cerca, habitual hace unas generaciones, dio paso a la familia nuclear, que está mucho más sola y no tiene apoyo familiar próximo. Y esa familia nuclear ha dado paso a múltiples tipos de familias: las ensambladas, en las que los adultos aportan hijos de relaciones anteriores; las de dos padres o dos madres, o las monomarentales (en más del 80% son madres que crían solas). Esta sociedad ha cambiado mucho y también los modelos familiares se han ido adaptando a nuevas realidades».
Garrido Mayo podría citar cientos de estudios, pero comparte un meme que probablemente resume mejor el nuevo panorama. La imagen dice así: «Mi bisabuela, 13 hijos. Mi abuela, ocho hijos. Mi mamá, tres hijos. Yo, un gato. Mi gato, castrado».
Según los datos de la Estadística Continua de Población del INE, en España ya hay cerca de cinco millones y medio de personas que viven solas, casi el doble que hace 20 años. En el 28% de los hogares de nuestro país hay solo un inquilino... y probablemente una mascota. De hecho, el INE nos dice también que hay algo menos de siete millones de niños menores de 14 años en nuestro país, pero más de nueve millones de perros... Y casi seis millones de gatos (castrados o no).
El número de parientes que tiene hoy una persona se va a reducir drásticamente antes de que acabe el siglo: tendremos más bisabuelos, pero menos tíos o primos. Según los expertos, el nuevo tamaño afectará a los cuidados y agravará la esa época en el 2020 de la que yo le hablo de la soledad
Tenemos una buena y una mala noticia. La buena: su cuñado está en peligro de extinción. Como el lince ibérico, el rinoceronte blanco o el tigre de Sumatra. La mala... La mala es que su cuñado no es el único en riesgo de desaparecer.
La familia, al menos la familia tal y como la conocemos, tiene los días contados. Según un estudio coordinado por el Instituto Max Planck de Investigación Demográfica (Rostock, Alemania), el número medio de familiares que tiene hoy una persona se desplomará en más de un tercio antes de que acabe este siglo. Y en España la situación es especialmente dramática: de 21 familiares directos hoy pasaremos a sólo 12,5 en 2095.
Así que vaya despidiéndose del plasta de su cuñado, pero también de los primos, las tías del pueblo, la nuera, el yerno ideal e incluso de los hermanos. El árbol genealógico de 2095 se va a parecer muy poco al de 2024.
«El tamaño de las familias va a disminuir permanentemente y estos cambios sísmicos en la estructura familiar van a generar importantes desafíos sociales en todas las regiones del mundo», pronostica desde Alemania Diego Alburez-Gutiérrez, jefe del grupo de investigación sobre Desigualdades de parentesco en el Instituto Max Planck y coordinador del proyecto. «Se ha analizado mucho cómo la tras*ición demográfica ha envejecido la población mundial, pero se ha prestado menos atención a cómo ese cambio afecta específicamente a las familias y a su composición».
Su estudio, publicado recientemente en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), detectó tres tendencias principales que tras*formarán la foto de nuestra cena de Nochebuena de forma irremediable y que van a alterar las redes de asistencia y cuidado que históricamente han soportado nuestros parientes más cercanos. «Las familias van a ser cada vez más pequeñas, más estrechas y más alargadas», resume Alburez-Gutiérrez en conversación por videollamada. «Los bisabuelos serán más comunes en el futuro, pero es posible que sean demasiado mayores y frágiles para brindarnos su apoyo».
La película del futuro podría llamarse La familia y uno menos... Unos cuantos menos, de hecho.
Vayamos por partes. En primer lugar, la tendencia más evidente y también la más escrutada es el desplome de la fertilidad, cada vez más baja y cada vez más tardía. Si nacen menos niños el número de parientes se reduce inevitablemente a lo largo de la vida de cada uno de nosotros. Es pura matemática.
En segundo lugar, las redes de parentesco envejecerán considerablemente, ya que aumenta paulatinamente la diferencia de edad entre las personas y sus familiares. «Tendremos familias más intergeneracionales», dicen los expertos.
Y en tercer lugar, las familias se volverán más «verticales». Es decir, un bebé que nazca ahora va a disfrutar probablemente durante más tiempo de sus padres, de sus abuelos e incluso de sus bisabuelos, pero a cambio dispondrá de muchos menos «parientes horizontales»: menos hermanos, menos tíos, menos primos...
Un ejemplo: en China, los primos constituían el 39% de la red familiar de un recién nacido en 1950, pero serán sólo el 7% de la familia de un bebé en 2095.
Para trazar sus proyecciones, los investigadores tomaron como referencia a una mujer cualquiera, la señora Focal, y le inventaron una edad de 65 años. «Es una edad interesante porque es la que se vincula a la jubilación», explica Alburez-Gutiérrez. Según sus cálculos, una mujer que tuviese esa edad a mediados del siglo pasado en cualquier parte del mundo tenía una media de 41 parientes. Dentro de 50 años, doña Focal no conocerá a más de 25.
Estas cifras marcan el promedio global y una tendencia compartida en todo el planeta, pero los ritmos son todavía muy distintos según el origen de nuestra particular protagonista. Mientras que una mujer de Zimbabue podía disfrutar de unos 82 parientes vivos en 1950 y no tendrá más de 24 en 2095 (una caída del 71%), en los países más desarrollados el salto es menos brusco porque la termita demográfica ya lleva un tiempo devorando por aquí las cifras de natalidad. Por ejemplo, en Italia, el país con el tamaño de familia más pequeño de todos los analizados, una mujer promedio de 65 años tendría 18 parientes en 1950 y las estimaciones dicen que tendrá menos de 13 antes de que acabe el siglo, lo que representa una disminución de apenas un 30%.Un bebé que nazca hoy disfrutará más tiempo de sus abuelos y de sus bisabuelos, pero tendrá menos hermanos, tíos y primos
En España, los números son similares a los de nuestro entorno. Una mujer española tenía 21 familiares directos hace 75 años. Hoy tiene una cifra similar, pero no tendrá más de 12,5 en 2095. «Puede que el promedio de parientes se mantenga estable ahora, pero la composición de las familias está cambiando desde dentro y el impacto se notará a lo largo plazo», detalla el investigador, que habla de una creciente «polarización» de las familias que marca el inicio del cambio. «Antes todas tenían una distribución bastante homogénea. Ahora la fecundidad está muy concentrada en unos pocos grupos y cada vez hay más gente que no tiene ni un solo hijo».
Piense en cuántos tíos o primos tenían sus padres, no digamos ya sus abuelos, y en cuántos tienen ahora sus hijos. Calcule el número de hermanos... El año pasado, el tamaño medio de los hogares en España cayó por primera vez por debajo de la media de 2,5 personas en la que se había situado en los últimos tiempos. En los años 70, la media era de casi cuatro personas por hogar.
«La forma de vida ha cambiado de manera radical», cuenta María José Garrido Mayo, doctora en Antropología y especialista en Etnopediatría y crianza infantil. «La familia extensa que vivía cerca, habitual hace unas generaciones, dio paso a la familia nuclear, que está mucho más sola y no tiene apoyo familiar próximo. Y esa familia nuclear ha dado paso a múltiples tipos de familias: las ensambladas, en las que los adultos aportan hijos de relaciones anteriores; las de dos padres o dos madres, o las monomarentales (en más del 80% son madres que crían solas). Esta sociedad ha cambiado mucho y también los modelos familiares se han ido adaptando a nuevas realidades».
Garrido Mayo podría citar cientos de estudios, pero comparte un meme que probablemente resume mejor el nuevo panorama. La imagen dice así: «Mi bisabuela, 13 hijos. Mi abuela, ocho hijos. Mi mamá, tres hijos. Yo, un gato. Mi gato, castrado».
Según los datos de la Estadística Continua de Población del INE, en España ya hay cerca de cinco millones y medio de personas que viven solas, casi el doble que hace 20 años. En el 28% de los hogares de nuestro país hay solo un inquilino... y probablemente una mascota. De hecho, el INE nos dice también que hay algo menos de siete millones de niños menores de 14 años en nuestro país, pero más de nueve millones de perros... Y casi seis millones de gatos (castrados o no).
En España hay más de cinco millones de personas que viven solas, casi el doble que hace 20 años