Vamos a ver si nos aclaramos. VOX, como partido político que es, NO es la solución. Tiene muchos de los defectos del resto de partidos (no todos, por pura necesidad de diferenciarse), por lo que sí pretendéis que ejecuten muchas de las medidas que son absolutamente necesarias para salvar el país, no lo van a hacer.
Dicho esto, el voto a VOX es casi obligado, aunque tengamos que tragar sapos otanistas y otras hezs, ya que es la mejor herramienta que tenemos para mover la ventana de Overton hacia los principios que sí permitan un cambio real. Digamos que es la palanca para que mucho borrego salga de Matrix, precisamente porque tiene pie y tres cuartos en el sistema actual. Un cambio brusco sería residual. De momento es lo que tenemos.
Solo por ver a cortocircuitar a los distintos apesebrados sistémicos ya merece la pena. Ya veréis el lunes tras la posible victoria electoral de Meloni la nutrición que obtenemos.
Te entiendo, pero llevamos 40 años con el argumento de votar “a los menos malos” con la esperanza de provocar un cambio. Estoy hasta los narices. Llevo 20 años sin votar por eso. El sistema es una hez, y no lo vamos a cambiar votando nada, porque en el fondo votar no sirve para nada. Si sirviera, estaría prohibido. Lo único que cuenta y que siempre ha contado es la fuerza bruta. En la Edad Media, si te movías, una cuadrilla de soldados bien armados, el doble de grandes y de bien alimentados que tú, te partían en dos. El eufemismo social de la época era decir que el poder emanaba De Dios, que elegía al gobernante, pero lo que mantenía el status quo era la fuerza del ejército del cabrón de turno.
Actualmente la cosa es más sutil, pero es lo mismo. Después de una guerra terrible, USA se hizo con el mundo, y antes de morir Franco voló a Carrero Blanco por los aires, y montó una transición y un sistema a su estilo. Hasta que no volvamos a tener la fuerza para sacudirnoslos de encima, sacado nuestra propia bomba atómica y montado un ejército propio en condiciones, estaremos gobernando por títeres al servicio de los anglocabrones, y siempre podremos elegir entre la hez y la porquería, pero jamás podremos votar a nadie español de verdad. Ni como Ayuso, que decreta 3 días de luto, o estos de vox, que también le lamieron el glande a la fruta reina de inglaterra, que en el infierno esté.
En un país con parte del territorio ocupado en el que el rey del país manda a su primogénita a estudiar al país de los ocupadores, ir a votar es perder el tiempo. Los cambios son siempre cambios de fuerzas, y actualmente la única fuerza que se opone a la que nos tiene con la bota pisándonos el cuello está en Rusia y tal vez en China. Y no por liberadora, sino por tener ocupados a los anglocabrones. Si éstos vencen, esta ralea de Satán tendrá vía libre para obligar a “vacunarnos” y liquidarnos por la vía rápida.
En resumen, la ventana de Overton se mueve en estos temas a tiro limpio. Y queda mucho para el cambio, salvo un despertar colectivo a raíz de los asesinatos masivos por las “banderillas” que provoque un movimiento global, desenmascare a los gobernantes, y les haga dar un paso atrás, o bien quitárse la careta e intentar acelerar el proceso totalitarista. Pero en ese caso quedaría legitimada la defensa armada de los pueblos (no digo ciudadanos, porque nosotros no lo somos, somos súbditos). Votar a Vox conlleva la misma esperanza que votar a Podemos, que ya se ha visto lo que es. No votar el 90% de la población sí que movería la ventana y de modo drástico.