El Monopoly. Todos hemos jugado a ese "juego" antes de perder amistades y familiares, antes de tirarlo al fondo de un trastero para no sacarlo jamás, cual Jumanji encantado.
Un juego consistente en acaparar propiedades y capital, en gravar por el mero hecho de transitar y en el que una carta te salva de la guandoca.
Un juego que se ganaba cuando todo el mundo menos el ganador acababa arruinado. Sin propiedades ni dinero, ceño fruncido en la otra punta de la habitación imaginando formas crueles de dar de baja de la suscripción de la vida al ganador y viéndose no lo suficientemente orate para colmar ese deseo.
Supongamos que nuestras élites han convertido a la economía mundial en el Monopoly. Nadie está acumulando propiedades y capital, nadie está cobrando por todo, sólo faltando por respirar, nadie se escapa de la guandoca con cartitas ni equivalentes. Un suponer nada más.
¿Cuando ganen el juego y lo tengan todo lo material y todo el dinero real o virtual? ¿Qué? El juego se cierra y se tira al fondo de un trastero. Ya no se sigue jugando. Y si no se juega, aquí no se salva ni la élite.
¿Es el gran reset un inicio de partida? Lo dudo, dado que la élite tendría que devolver propiedades y dinero a la caja y repartir nuevos cromos de colores entre todos. Para volver a jugar a lo mismo.
¿Son conscientes de que la partida se acaba y ganar es en realidad pasar a no tener nada?
Dice un dicho popular "Dios aprieta pero no ahoga" En tanto en cuanto la élite no son dioses, aprietan, ahogan y... game over.
PD: Divertidísimo el spot del Ministerio ese el que sea de "Basta de distopías: volvamos a imaginar un mundo mejor"
Sí, hombre sí, todo depende de nosotros y nosotras, de nuestra capacidad para imaginar.
Imagina que estás caliente en pleno invierno con el gas cortado y estarás caliente. O no.
Imagina que estás matando el hambre con un filete de ternera y unas patatas fritas tomando unos grillos secos y fríos, y estarás satisfecho. O no.
Imagina que estás viviendo en una casa con techo, sofá y hasta wifi y ahí pasarás las horas muertas, aunque estés bajo un puente (que se cae por envejecimiento del hormigón) O no.
No les entra en la cabeza que sin energía ni materias primas no hay voluntad posible, no hay sistema económico posible, ni capitalismo, ni comunismo, ni terceras vías, no hay nada que haga funcionar las cosas.
Ya no es una distopía. Es la realidad atravesando la puerta, y nos va a tirar por la ventana sin solución de continuidad.