azkunaveteya
Será en Octubre
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Buenas noches a todos.
A aquellos que están pensando en comprarse un Geiger yo les aconsejaría que no lo hicieran; es un juguete demasiado caro, del que pronto se cansarán. Incluso si compran uno muy caro, no conseguirán observar cambios en los niveles de radiación de fondo. Es más, si colocan el contador cerca de ciertos materiales o lo introducen en un sótano mal ventilado, pueden llevarse una sorpresa. No creo que estén pensando en ir a la pescadería con el Geiger para ver si el pescado está contaminado J
El hecho de que sea antiguo (para evitar las radiaciones provenientes de los materiales de que está construido), puede no ser una buena idea porque puede estar descalibrado, si no estropeado, con el gas sustituido por aire corriente y moliente. Uno moderno, con materiales contaminados, simplemente se puede recalibrar, midiendo la radiación interna.
Los antiguos no se contaminan porque hayan hecho muchas medidas, en principio, los átomos de los elementos radiactivos no entran en el tubo, pero sí pueden tener tiempos muertos excesivos. Si están contaminados seguro que también han perdido el gas. En cualquier caso, sea nuevo o antiguo, lo suyo es calibrarlo en ausencia de radiación externa (basta blindarlo con plomo) y tener en cuenta que el fondo varía de unos lugares a otros.
Para que se hagan una idea. Los niveles de radiactividad que se han medido en España, al parecer provenientes de las emisiones de Fukushima, son de unos 5 milibecquerelios por metro cúbico de aire (se puede llegar a medir un nivel diez veces menor). Un becquerelio es una desintegración por segundo, es decir, una vez sacadas las partículas contenidas en un metro cúbico de aire, habría que esperar 1000 segundos para detectar una desintegración. Evidentemente estas medidas se hacen de forma muy diferente al uso de un Geiger.
Respecto de los vertidos al mar, es una barbaridad cuando el agua está contaminada, pero mayor barbaridad sería regar una gran parcela con ella, habría que tratar el agua previamente; caro ¿no?
Una última precisión, pues he detectado cierta confusión en cuanto a lo que denominamos partículas radiactivas. Los físicos tenemos la mala costumbre de llamar partícula a cualquier cosa que consideremos suficientemente pequeña y ello puede inducir a engaño.
Lo que llamamos normalmente radiación ionizante, es decir la peligrosa, es un conjunto de “partículas” que pueden romper enlaces químicos y provocar malfuncionamientos y cambios en la estructura y composición química de las moléculas orgánicas, si tienen energía suficiente. También pueden interaccionar con los núcleos de elementos y convertirlos en otros nuevos, a su vez radiactivos. Esas partículas son los fotones de energía suficiente (desde los rayos ultravioleta a los rayos Gamma, pasando por los rayos X), los electrones (rayos beta o catódicos), los núcleos de helio (rayos alfa), los neutrones y, en general, cualquier “trozo de materia” con energía suficiente como para provocar los cambios que mencionaba arriba.
Cuando hablamos de partículas radiactivas, nos referimos a todos aquellos átomos, aislados o formando parte de un compuesto químico, que son capaces de emitir las radiaciones ionizantes anteriores. Estas son las que podemos ingerir, entre otras cosas, porque entran a formar parte de la cadena alimentaria, están disueltas en el agua o suspendidas en el aire.
Saludos cordiales
A aquellos que están pensando en comprarse un Geiger yo les aconsejaría que no lo hicieran; es un juguete demasiado caro, del que pronto se cansarán. Incluso si compran uno muy caro, no conseguirán observar cambios en los niveles de radiación de fondo. Es más, si colocan el contador cerca de ciertos materiales o lo introducen en un sótano mal ventilado, pueden llevarse una sorpresa. No creo que estén pensando en ir a la pescadería con el Geiger para ver si el pescado está contaminado J
El hecho de que sea antiguo (para evitar las radiaciones provenientes de los materiales de que está construido), puede no ser una buena idea porque puede estar descalibrado, si no estropeado, con el gas sustituido por aire corriente y moliente. Uno moderno, con materiales contaminados, simplemente se puede recalibrar, midiendo la radiación interna.
Los antiguos no se contaminan porque hayan hecho muchas medidas, en principio, los átomos de los elementos radiactivos no entran en el tubo, pero sí pueden tener tiempos muertos excesivos. Si están contaminados seguro que también han perdido el gas. En cualquier caso, sea nuevo o antiguo, lo suyo es calibrarlo en ausencia de radiación externa (basta blindarlo con plomo) y tener en cuenta que el fondo varía de unos lugares a otros.
Para que se hagan una idea. Los niveles de radiactividad que se han medido en España, al parecer provenientes de las emisiones de Fukushima, son de unos 5 milibecquerelios por metro cúbico de aire (se puede llegar a medir un nivel diez veces menor). Un becquerelio es una desintegración por segundo, es decir, una vez sacadas las partículas contenidas en un metro cúbico de aire, habría que esperar 1000 segundos para detectar una desintegración. Evidentemente estas medidas se hacen de forma muy diferente al uso de un Geiger.
Respecto de los vertidos al mar, es una barbaridad cuando el agua está contaminada, pero mayor barbaridad sería regar una gran parcela con ella, habría que tratar el agua previamente; caro ¿no?
Una última precisión, pues he detectado cierta confusión en cuanto a lo que denominamos partículas radiactivas. Los físicos tenemos la mala costumbre de llamar partícula a cualquier cosa que consideremos suficientemente pequeña y ello puede inducir a engaño.
Lo que llamamos normalmente radiación ionizante, es decir la peligrosa, es un conjunto de “partículas” que pueden romper enlaces químicos y provocar malfuncionamientos y cambios en la estructura y composición química de las moléculas orgánicas, si tienen energía suficiente. También pueden interaccionar con los núcleos de elementos y convertirlos en otros nuevos, a su vez radiactivos. Esas partículas son los fotones de energía suficiente (desde los rayos ultravioleta a los rayos Gamma, pasando por los rayos X), los electrones (rayos beta o catódicos), los núcleos de helio (rayos alfa), los neutrones y, en general, cualquier “trozo de materia” con energía suficiente como para provocar los cambios que mencionaba arriba.
Cuando hablamos de partículas radiactivas, nos referimos a todos aquellos átomos, aislados o formando parte de un compuesto químico, que son capaces de emitir las radiaciones ionizantes anteriores. Estas son las que podemos ingerir, entre otras cosas, porque entran a formar parte de la cadena alimentaria, están disueltas en el agua o suspendidas en el aire.
Saludos cordiales