Con todo el ardor de estomago que me suscita el Hislán, he de confesar que un colega mío se lio hace veinte años con una chiquita de Angora, Turquía, y cuando íbamos a la piscina o a las pozas provinciales, me quedaba atontado mirando las curvitas de ella en bikini y no podía evitar un cierto rencor para con mi colega.
Fueron años de vino y rosas.
Hoy mi colega es funcionata del Tribu Penal Internacional de la Jaya y ella es International Consulting Manager de mover dineros desde Estambul. Y sigue teniendo sus curvitas con su cuarentena recién estrenada. Y sus facciones de greco-asiamenoresca.