El Tribunal Supremo acaba de avalar la medida adoptada por la Xunta de Galicia el pasado agosto de exigir pasaporte el bichito para acceder a establecimientos de ocio y hostelería de...
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El Tribunal Supremo avala las medidas totalitarias adoptadas por el narcogobierno gallego.
Como jurista no puedo más que pedir perdón avergonzado a la gente en nombre de todos los que aún creen en el Derecho.
A los Magistrados del Supremo se les presume un conocimiento superior del Derecho (
iura novit curia y tal), por lo que hay que concluir que
no es un error y que rinden la plaza, a sabiendas de que avalar medidas de este tipo es
ilegal,
inconstitucional y
contrario a los Derechos Humanos.
El Supremo ha caído. El último dique.
A partir de aquí, cuando el imperio de la ley decae y deja a los seres humanos a merced del más fuerte y de su voluntad arbitraria, no queda más que la
desobediencia y la
fidelidad a los valores universales, a los
elementales que predicaba Sócrates. A eso que nos hace humanos y que no nos pueden arrebatar.
Si se anulan los derechos,
desaparece el deber moral de cumplir las obligaciones. Este es el
contrato social. Una de las partes ha incumplido el contrato, ergo éste ya es papel mojado. Ya no sirve. Es
nada.
Realmente, resultaría pueril la coacción si se limitase a establecer que los
untermensch en los que nos convierten con esto no pueden entrar en un tugurio a tomarse unas
bravioli o cualquier otra hez.
Lo aterrador es lo que va detrás. Y que llegará porque la mayoría no sólo lo va a consentir, sino que lo va a aplaudir con estrépito.
Señores, se aparta de la sociedad a quienes no se someten a algo que no es obligatorio. Es
absurdo. Es el principio de un genocidio.
Llegados a este punto, ya no hay
justo medio. O estás a favor, o estás en contra. O te opones abiertamente o miras hacia otro lado cuando pasen los vagones de madera.
No vivo en Galicia pero, si lo hiciera, consideraría cómplice a quien consienta con estas nuevas Leyes de Núremberg.
Hosteleros de Galicia,
¿de qué lado estaréis?
Vae victis.
