El asunto es que eso de Alegorizar una determinada virtud o campo, dotándola de Persona, que está bien como recurso arquitectónico o poético, no tiene mayor sustancia. Porque una persona implica un sujeto que tiene personalidad, y por ende que tiene conducta en toda faceta de la vida. Una enciclopedia de la sabiduría no puede ser persona porque no se enfada o se alegra, pues esos atributos caen fuera de su competencia, de modo que solo puede permanecer inerte en una estantería. Esto implica pues que la creación del Mundo no es voluntad de tal Virtud o cualidad, sino que solo puede serlo de Persona, pues el mundo alberga personas, y una virtud como vimos no puede determinar las conductas enteras de las personas en su multiplicidad. Es decir, la aritmética solo puede generar números, nada más, véase cierre categorial.
Luego está el tema de que las Virtudes no pueden ser desarrollos posteriores de lo Divino, sino que en lo Divino se han de encontrar ya plenamente y en forma perfecta. Así no puede ser la inteligencia un desarrollo ulterior, emanación secundaria de un Dios que carece de Inteligencia; sino que en todo caso la inteligencia percibida por los seres menores es una modulación adaptada a la limitación de nuestro ser, de una Inteligencia Suprema y Perfecta que existía ya en Dios. Y que sin la cual, no podría acertarse en determinar una inteligencia operativa en los seres menores, dado que no podría atisbar o intuir la oportunidad de tal cosa
Por eso que Dios tampoco necesita desarrollo, para contener las potestades y atribuciones que le permitan crear el Mundo, y este puede ser creado como un acto de Voluntad Personal Inmediata, sin esperar a que cierta función anidada, un proceso burocrático al margen, haya concluido.