Para pensiones siempre falta dinero. Para menas, personas de color, feministas radicales y etnianos cada vez hay más. No hay que ser muy listo para ver que esto es solo un trasvase de dinero a otros grupos por interés electoral. Los viejos votan seguridad y estabilidad, y no les quedan muchos años para votar, así que son un grupo suprimible al que dejar de lado para llevar los planes degeneracionistas de la agenda 2030. Los jovenlandeses y las feministas radicales son ahora los nuevos grupos a mimar por el estado, porque son jóvenes y quieren degeneracionismo y libertinaje.