La misma técnica empleada en la URSS contra los disidentes de la Dictadura Soviética, se les trataba como "locos" que habían perdido "el juicio y la razón" al cuestionar las bondades del comunismo.
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Psiquiatría represiva en la Unión Soviética - Wikipedia
La psiquiatría fue usada con fines represivos en la época de la Unión Soviética. Los hospitales psiquiátricos eran usados frecuentemente por las autoridades como prisiones en orden de aislar prisioneros políticos (disidentes del sistema) del resto de la sociedad, desacreditar sus ideas, y destruirlos física y mentalmente, en una especie de tortura. Psijushka o psikhushka (Ruso: психушка) es un término coloquial ruso para referirse a un hospital psiquiátrico. Ha sido usado ocasionalmente en otros idiomas desde que en Occidente se supo de la existencia del movimiento disidente dentro de la Unión Soviética.
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Felipe Benítez Reyes: "La negación del negacionista es la confirmación de un trastorno".
El poeta y novelista desarrolla 'en tiempo real' una novela de fuerte sarcasmo, 'La conspiración de los conspiranoicos', donde da cuenta de las "
chifladuras" de un grupo de
negacionistas durante este tiempo de esa época en el 2020 de la que yo le hablo.
Conviene imaginar el escenario y a los actores para sacar toda la intensidad del disparate: Cádiz, cinco
conspiranoicos repartidos en diversos
grados de delirio, todos cargados de razón y superchería, convencidos de que la
esa época en el 2020 de la que yo le hablo es una estrategia para explotar a la humanidad desde dentro en beneficio de cualquier teoría del descabello planetario. Felipe Benítez Reyes comenzó a escuchar voces
(las voces de los negacionistas) allá por el mes de abril, cuando el bichito ya hacía estragos. Entre el espanto y el asombro se echó a escribir sobre el asunto a la vez que todo lo que conocemos empezaba a voltearse. De ese estado de atención salió una
novela imprevista,
La conspiración de los conspiranoicos (Renacimiento), un ejercicio de inteligencia y
sarcasmo.
La obra en prosa de Felipe Benítez Reyes (también excelente poeta y ensayista) tiene en la ironía uno de sus ejes. Y en esta expedición por la edad de oro de los
bulos,
la risa deflagra cualquier lógica hasta servir como bisturí para entrar a saco en este tiempo de mentiras y necedad que aún puede ir a peor.
La conspiración de los conspiranoicos es un
artefacto literario de alta calidad que atenta directamente contra la
perversión de hacer de la
estupidez una unidad de medida. "Al principio, las
teorías descabelladas sobre la
esa época en el 2020 de la que yo le hablo me irritaban, hasta que decidí convertir la irritación en inspiración y me puse a la tarea de intentar aprovechar esos
delirios como materia novelística. Todo empezó como un relato, pero se me fue a novela. Es decir, que todo partió de un error de cálculo", dice el autor.
Error de cálculo cimentado por el
derrape constante de aquellos que ven en este presente incalculable un motivo para echar a volar cualquier
sinrazón. En las primeras semanas de (lentísima)
vacunación en España,
los conspiranóicos han vuelto a desplegar el estilo bronco, cínico e irresponsable que con un tono de espectador espantado acumula la novela de Benítez Reyes. "El
negacionista es irreductible. Lo suyo no es el debate, sino el
dogma. El suyo, claro está. Puedes convencer a tu gato de que no se afile las uñas en el sofá antes que convencer a un
negacionista de que
sus negaciones son la afirmación de un trastorno. Es la ventaja de estar por encima de la
razón, de la
lógica e incluso diría que de la
cordura".
(0:06) Dictadura Judeo-Masonica.
¿Y de dónde salen los modelos de sus
charlatanes?.
No son modelos reales. He comprobado que el
conspiranoico responde a un patrón, aunque la diversidad sea mucha. Pero, por ejemplo, casi todos
casi todos son antivacunas, casi todos admiran a Trump, casi todos creen que hay vida en otros planetas y prácticamente todos están convencidos de que está en marcha una conjura judeomasónica para controlar a la Humanidad, en el caso optimista de que no pretenda aniquilarla. Ah, también andan por ahí los
illuminati.
Esta es una historia escrita a golpe de realidad sucediendo, algo que Benítez Reyes explora en su escritura por primera vez. Asistir a esa carrera hasta el acantilado que despide un tufo de apocalipsis combinado con la
ignorancia de quienes se empeñan en
negar una realidad que ha volado todos los puentes. "Para mí ha sido un poco raro. Suelo tardar varios años en escribir una novela, y ninguna de las mías ha estado sujeta a la inmediatez del presente. En este caso, el ritmo iba marcándomelo el día a día", explica, "y era un ritmo vertiginoso. Otra cosa tal vez no, pero el
pensamiento conspiranoico es muy imaginativo".
En el punto de mira de los
cinco charlatanes que dan cuerda a la inflamable tertulia de
La conspiración de los conspiranoicos hay varios
poderosos a abatir, pero entre tantos sobresalen
Bill Gates y George Soros como punta de lanza. "Para algunos son los
anticristos modernos, ¿no? Tiene gracia. Ambos son grandes especuladores, pero también filántropos oficiales", sostiene Benítez Reyes, "pero de pronto hay quien decide que son unos
sociópatas disfrazados de benefactores. Van de un extremo al otro, en fin. No sé, algo así como el Mago de Oz mezclado con Fu Manchú".
Aunque los
conspiranoicos no sólo se contentan con los grandes 'sospechosos' de la actualidad, la suya es
una guerra abierta contra todos los que no comparten su ideario. Y esos son la mayoría, a los que denominan "
oficialnoicos", aumentando aún más la caricatura de su batalla y su
parapeto mental. "Me atrevería a sospechar que vivimos entre grandes avances tecnológicos, pero que nuestra
mentalidad de fondo sigue siendo
supersticiosa. Algo así como la
deificación de la realidad. Lo raro es que los domingos no hagamos
sacrificios humanos al dios Sol". Algo así, totalmente gratuito y sin sentido es lo que falta. A punto están de meter también dentro del saco de sus
desvaríos a los extraterrestres. Porque el
conspiranoico vive en un estado de angustia permanente: "
Agobiados porque el 5G les achicharra las neuronas o porque les inoculen un chip de control mental. Ellos dicen conocer los entramados secretos de la realidad global, y los proclaman, pero la gente no quiere enterarse. Es una variante del síndrome de Casandra".
¿De qué le ha servido esta novela?
-- No lo sé. Escribir novelas no suele servir para nada, salvo para escribirlas. Es posible que haya tenido para mí una función catártica. Aunque, ahora que lo pienso, también puede ser una novela vengativa, que es casi lo mismo que lo de catártico, aunque la venganza tiene menos prestigio espiritual que la catarsis. Pero no siempre podemos estar a la altura de la virtud.