adal86
Madmaxista
- Desde
- 10 Nov 2011
- Mensajes
- 2.903
- Reputación
- 5.611
Voy a contar un poco la situación general de una ciudad turística emblemática a nivel de Canarias, y también voy a concretar un poco más y a contar una anécdota curiosa que me pasó.
Bueno, antes que nada decir que estuve solo 3 días, de jueves a domingo, por lo que tampoco lo vi todo muy a fondo.
Al lío: la situación general de la ciudad me pareció absolutamente denigrante, parques desatendidos con más de un palmo de hierba, construcciones públicas semi-abandonas, cualquier cosa que fuera de cemento estaba comida por la humedad, obras y calles cortadas por todos lados, etc. Se ven manadas de ilegales frecuentemente; van en grupos de entre 6 o 8, llegué a ver entre 10 o 12 de estos grupos. Luego me enteré que ahí hay varios hoteles alojándolos.
El sábado estuve caminando por la avenida marítima (terrazitas, souvenirs, tiendas caras para guiris, etc) y la imagen de absolutamente todos los comercios era de quiebra total; no había ni un solo comercio que llegara siquiera a un cuarto de su capacidad total, algunos siquiera tenían un solo cliente en hora punta (sábado a las 21:00). Por la calle se veía algo de gente, eso sí, yo diría que apenas menos de lo normal, pero casi nadie consumiendo: fotitos, paseando al niño, con la parejita, etc.
Pues nada, eran eso de las 21:30, y me senté en una terraza de una cafetería-hamburguesería muy famosa a nivel local, yo diría que la más famosa. Estábamos solo yo y un guiri en toda la cafetería. Llega el camarero y le pido un bocadillo de lomo. No tiene. Le pido entonces uno de carne mechada. Me lo trae y empiezo a comer media parte. En esto que veo aparecer una señora dirigiéndose hacia mi, mirándome y claramente con la intención de decirme algo. Iba mal vestida, despeinada, sin maquillaje: osa cara y aspecto general de mala vida. Llega a mi posición y me dice "oye chico, ¿me darías una puntita?", le digo "¿una puntita de qué, señora?, "de bocadillo, es que tengo hambre", "claro, coja ese medio". Agarró el medio bocadillo y se fue a comer a una mesa de atrás.
Me pareció una anécdota curiosa que, aunque en estos momentos es algo que sucede solo muy puntualmente, nos da la medida de lo que se nos viene encima.
EDITO: dato muy importante que se me pasó por alto. La señora es de la isla.
Bueno, antes que nada decir que estuve solo 3 días, de jueves a domingo, por lo que tampoco lo vi todo muy a fondo.
Al lío: la situación general de la ciudad me pareció absolutamente denigrante, parques desatendidos con más de un palmo de hierba, construcciones públicas semi-abandonas, cualquier cosa que fuera de cemento estaba comida por la humedad, obras y calles cortadas por todos lados, etc. Se ven manadas de ilegales frecuentemente; van en grupos de entre 6 o 8, llegué a ver entre 10 o 12 de estos grupos. Luego me enteré que ahí hay varios hoteles alojándolos.
El sábado estuve caminando por la avenida marítima (terrazitas, souvenirs, tiendas caras para guiris, etc) y la imagen de absolutamente todos los comercios era de quiebra total; no había ni un solo comercio que llegara siquiera a un cuarto de su capacidad total, algunos siquiera tenían un solo cliente en hora punta (sábado a las 21:00). Por la calle se veía algo de gente, eso sí, yo diría que apenas menos de lo normal, pero casi nadie consumiendo: fotitos, paseando al niño, con la parejita, etc.
Pues nada, eran eso de las 21:30, y me senté en una terraza de una cafetería-hamburguesería muy famosa a nivel local, yo diría que la más famosa. Estábamos solo yo y un guiri en toda la cafetería. Llega el camarero y le pido un bocadillo de lomo. No tiene. Le pido entonces uno de carne mechada. Me lo trae y empiezo a comer media parte. En esto que veo aparecer una señora dirigiéndose hacia mi, mirándome y claramente con la intención de decirme algo. Iba mal vestida, despeinada, sin maquillaje: osa cara y aspecto general de mala vida. Llega a mi posición y me dice "oye chico, ¿me darías una puntita?", le digo "¿una puntita de qué, señora?, "de bocadillo, es que tengo hambre", "claro, coja ese medio". Agarró el medio bocadillo y se fue a comer a una mesa de atrás.
Me pareció una anécdota curiosa que, aunque en estos momentos es algo que sucede solo muy puntualmente, nos da la medida de lo que se nos viene encima.
EDITO: dato muy importante que se me pasó por alto. La señora es de la isla.
Última edición: