Es una maniobra para reconstruir el bipartidismo. Ahora la pelota está en el tejado del orate de la Moncloa: echar a Podemos y pactar con el PP.
Eso es lo que tiene en mente Castrado, si acaso le cabe en la cabeza un plan, porque ya sabemos que es simple.
El PSOE ahora, sin embargo, lo tiene más fácil que nunca para destruir al PP. Firmará cuatro pactos, pero no romperá ni con Podemos ni con Bildu, con lo cual el votante del PP se verá traicionado. Como mucho de este votante no tampoco se siente identificado por VOX, dada la mala imagen que se proyecta sobre ellos desde la prensa, es un votante anulado.
Bajará mucho el PP -los 60 y pico escaños de hace casi nada les parecerá mucho-, crecerán un poco VOX y C's, y PSOE-Podemos, mientras mantengan su base de votantes, seguirán mandando cuanto quieran.
VOX debe comenzar a llegar al voto del viejo; entrar a ellos a través de sus hijos: "Papá, que como no votes a VOX, te quitan la pensión". En comunidades como Cataluña, donde todos los viejos de la periferia de Barcelona votan al PSOE, si se logra reorientar el voto -y en algunos barrios VOX ya está al 10%-, VOX tiene muchas opciones no solo de superar al PP, sino de erosionar al PSOE.