KUTRONIO
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Seguramente esto resulte chocante con lo que ayer sintieron muchos simpatizantes del centro-derecha, pero sin embargo puede que ayer fuera un día estupendo para el centro-derecha. No se trata de una afirmación delirante sino que tiene una lógica. A fin de cuentas, ¿qué es exactamente lo que sucedió ayer en el Congreso con la moción de censura?
Un análisis superficial podría concluir que, más allá de la derrota de la moción, de la que por otra parte nadie podía esperar otra cosa por una pura cuestión aritmética, se produjo un desplante particularmente agrio del PP de Casado a VOX.
Desde este punto de vista, ayer muchos simpatizantes de VOX se sintieron ofendidos y ninguneados por el PP, relegados a la condición de apestados no ya por la izquierda, como es habitual, sino también por el partido al que sin pedir ningún cargo a cambio están dando el poder en Madrid, Andalucía, Castilla La Mancha o Murcia. El ataque de la izquierda, por esperado, no duele, pero de algún modo quizá no se esperaba, o no con tanta virulencia, el ataque de los del bando propio, o como queramos llamarlo. Desde este punto de vista cabría pensar que es lógico el dolor, la decepción, el malestar y un cierto resentimiento. El resumen desasosegante de esta visión de lo sucedido podría ser: el PP se ha echado en brazos del PSOE, Podemos, Bildu y toda la maquinaria del pensamiento único. Por si aún cabía alguna duda. A partir de ahora habrá que tirar adelante solos contra todos.
¿Es sin embargo esto lo que sucedió exactamente? O, aunque más o menos esos fueran los hechos, ¿es ésa la interpretación correcta de lo sucedido?
Desde un punto de vista alternativo, podría pensarse que lo que sucedió ayer en el Congreso fue algo relativamente distinto. Lo que habría hecho Casado ayer con su desplante, en realidad, es rendirse ante VOX.
El mensaje de fondo de Casado, bajo la agresividad aparente, fue: de aquí en adelante, ya no voy a disputarle el espacio ni los votos a VOX. A partir de ahora, voy a renunciar al voto más conservador, más libertario o más combativo y me voy a dedicar a buscar el voto en un espacio mucho más hacia el centro.
Efectivamente, con su discurso de ayer difícilmente el PP puede pretender recuperar ningún voto perdido en favor de VOX, sino todo lo contrario.
A la conclusión a la que el PP parece haber llegado es a la de que compitiendo con VOX en el terreno de VOX pierde con VOX. Pero además no sólo pierde con VOX, sino que yéndose a competir en el lado derecho de la escala pierde o desmoviliza voto por el centro. En consecuencia, el PP escenifica el conflicto con VOX, abandona ese campo de batalla, da por perdidos los votos que le ha quitado VOX y se gira hacia el centro para tratar de ocupar todo ese espacio electoral que existe entre el PSOE y VOX.
Obviamente esto no es lo que dice Casado con sus palabras, ¿pero qué clase de analista interpretaría a los políticos por lo que dicen y no por lo que hacen? Lo relevante de esta interpretación es que tiene lógica, resulta compatible con los hechos y explica su sentido, incluso los prevé en el futuro.
Si todo lo anterior es así, ayer entonces se produjo una gran victoria para VOX. O sea, ayer fue el día en que el PP, bajo la apariencia de decir lo malo que es Abascal, en el fondo reconoció que no puede disputar los votos que tiene VOX y que abandona esa batalla dándola por perdida y cediendo todo ese terreno. Malamente esto es una mala noticia para VOX.
Paradójicamente, el problema del golpe de timón de ayer del PP lo puede tener Ciudadanos. Si el PP se olvida de su perfil derecho y se concentra en el izquierda, quien se queda sin espacio en esa a menudo sutil frontera ente el PSOE y el PP es Ciudadanos. La desaparición de Ciudadanos sería una bendición desde el punto de vista del reparto electoral.
La parábola del bosque y las setas
Que en conjunto el cambio de estrategia del PP y su agresividad hacia VOX es una buena noticia para el centroderecha lo explicó ayer muy bien Liusivaya. ¿Cómo puede conseguir el centro derecha más setas? En vez de ir todos con nuestras cestas a buscar juntos setas al mismo sitio del bosque, a lo mejor conseguimos más setas si nos dividimos y cada uno va con su cesta a buscar setas a un sitio distinto del bosque. En caso de bosques diminutos, se puede estudiar con astucia la peculiaridad de la situación. En el día de ayer el PP vino a decir que ya no va a ir con su cesta a buscar setas al mismo lugar del bosque donde va VOX con su cesta. Pues a lo mejor es una buena idea y el centro derecha consigue más setas.
¿Cabe la posibilidad tras lo de ayer que el centro-derecha consiga las setas que necesita pero se niegue a formar gobierno por el mal rollo generado entre los buscadores de setas? El poder hace milagros. El día que el centro-derecha tenga más setas que la izquierda y sus socios, resulta más que probable que vuelvan al amor recíproco, los violines y los versos.
Y si no es el plan de Casado, es lo que sucederá de todos modos
Lo sucedido ayer, por otra parte, es una confirmación de que la existencia de VOX resulta muy útil. En otro momento del pasado, el PP se podría haber escorado hacia la izquierda, ganar las elecciones y practicar una política perfectamente anodina. Ahora que existe VOX, sin embargo, eso ya no va a ser posible. El PP no va a poder formar mayoría sin VOX y, aunque se escore a la izquierda para tratar de pescar más peces en el centro, después va a tener que pactar una política mucho más comprometida con VOX, a menos que no se lo exija VOX. De este modo, gracias a VOX, los votantes más conservadores ya no son un segmento al que se puede despreciar sistemáticamente. El PP depende de VOX. La alternativa es que el PP renuncie sine die a llegar al gobierno porque salta a la vista que, con sus 89 diputados actuales, el PP está muy lejos de poder llegar nunca a volver a gobernar en solitario. VOX perfila al PP y su mera existencia evita una deriva indefinida del PP hacia la izquierda porque los votantes a su derecha, a los que antes se podía despreciar, ahora tienen su propia representación y, como seguramente no ignora Casado si sabe sumar, sencillamente se necesitan sus diputados para poder gobernar. Casado además, si se pasa de frenada en su jugada, hasta se puede encontrar con un sorpasso de VOX.
Un análisis superficial podría concluir que, más allá de la derrota de la moción, de la que por otra parte nadie podía esperar otra cosa por una pura cuestión aritmética, se produjo un desplante particularmente agrio del PP de Casado a VOX.
Desde este punto de vista, ayer muchos simpatizantes de VOX se sintieron ofendidos y ninguneados por el PP, relegados a la condición de apestados no ya por la izquierda, como es habitual, sino también por el partido al que sin pedir ningún cargo a cambio están dando el poder en Madrid, Andalucía, Castilla La Mancha o Murcia. El ataque de la izquierda, por esperado, no duele, pero de algún modo quizá no se esperaba, o no con tanta virulencia, el ataque de los del bando propio, o como queramos llamarlo. Desde este punto de vista cabría pensar que es lógico el dolor, la decepción, el malestar y un cierto resentimiento. El resumen desasosegante de esta visión de lo sucedido podría ser: el PP se ha echado en brazos del PSOE, Podemos, Bildu y toda la maquinaria del pensamiento único. Por si aún cabía alguna duda. A partir de ahora habrá que tirar adelante solos contra todos.
¿Es sin embargo esto lo que sucedió exactamente? O, aunque más o menos esos fueran los hechos, ¿es ésa la interpretación correcta de lo sucedido?
Desde un punto de vista alternativo, podría pensarse que lo que sucedió ayer en el Congreso fue algo relativamente distinto. Lo que habría hecho Casado ayer con su desplante, en realidad, es rendirse ante VOX.
El mensaje de fondo de Casado, bajo la agresividad aparente, fue: de aquí en adelante, ya no voy a disputarle el espacio ni los votos a VOX. A partir de ahora, voy a renunciar al voto más conservador, más libertario o más combativo y me voy a dedicar a buscar el voto en un espacio mucho más hacia el centro.
Efectivamente, con su discurso de ayer difícilmente el PP puede pretender recuperar ningún voto perdido en favor de VOX, sino todo lo contrario.
A la conclusión a la que el PP parece haber llegado es a la de que compitiendo con VOX en el terreno de VOX pierde con VOX. Pero además no sólo pierde con VOX, sino que yéndose a competir en el lado derecho de la escala pierde o desmoviliza voto por el centro. En consecuencia, el PP escenifica el conflicto con VOX, abandona ese campo de batalla, da por perdidos los votos que le ha quitado VOX y se gira hacia el centro para tratar de ocupar todo ese espacio electoral que existe entre el PSOE y VOX.
Obviamente esto no es lo que dice Casado con sus palabras, ¿pero qué clase de analista interpretaría a los políticos por lo que dicen y no por lo que hacen? Lo relevante de esta interpretación es que tiene lógica, resulta compatible con los hechos y explica su sentido, incluso los prevé en el futuro.
Si todo lo anterior es así, ayer entonces se produjo una gran victoria para VOX. O sea, ayer fue el día en que el PP, bajo la apariencia de decir lo malo que es Abascal, en el fondo reconoció que no puede disputar los votos que tiene VOX y que abandona esa batalla dándola por perdida y cediendo todo ese terreno. Malamente esto es una mala noticia para VOX.
Paradójicamente, el problema del golpe de timón de ayer del PP lo puede tener Ciudadanos. Si el PP se olvida de su perfil derecho y se concentra en el izquierda, quien se queda sin espacio en esa a menudo sutil frontera ente el PSOE y el PP es Ciudadanos. La desaparición de Ciudadanos sería una bendición desde el punto de vista del reparto electoral.
La parábola del bosque y las setas
Que en conjunto el cambio de estrategia del PP y su agresividad hacia VOX es una buena noticia para el centroderecha lo explicó ayer muy bien Liusivaya. ¿Cómo puede conseguir el centro derecha más setas? En vez de ir todos con nuestras cestas a buscar juntos setas al mismo sitio del bosque, a lo mejor conseguimos más setas si nos dividimos y cada uno va con su cesta a buscar setas a un sitio distinto del bosque. En caso de bosques diminutos, se puede estudiar con astucia la peculiaridad de la situación. En el día de ayer el PP vino a decir que ya no va a ir con su cesta a buscar setas al mismo lugar del bosque donde va VOX con su cesta. Pues a lo mejor es una buena idea y el centro derecha consigue más setas.
¿Cabe la posibilidad tras lo de ayer que el centro-derecha consiga las setas que necesita pero se niegue a formar gobierno por el mal rollo generado entre los buscadores de setas? El poder hace milagros. El día que el centro-derecha tenga más setas que la izquierda y sus socios, resulta más que probable que vuelvan al amor recíproco, los violines y los versos.
Y si no es el plan de Casado, es lo que sucederá de todos modos
Lo sucedido ayer, por otra parte, es una confirmación de que la existencia de VOX resulta muy útil. En otro momento del pasado, el PP se podría haber escorado hacia la izquierda, ganar las elecciones y practicar una política perfectamente anodina. Ahora que existe VOX, sin embargo, eso ya no va a ser posible. El PP no va a poder formar mayoría sin VOX y, aunque se escore a la izquierda para tratar de pescar más peces en el centro, después va a tener que pactar una política mucho más comprometida con VOX, a menos que no se lo exija VOX. De este modo, gracias a VOX, los votantes más conservadores ya no son un segmento al que se puede despreciar sistemáticamente. El PP depende de VOX. La alternativa es que el PP renuncie sine die a llegar al gobierno porque salta a la vista que, con sus 89 diputados actuales, el PP está muy lejos de poder llegar nunca a volver a gobernar en solitario. VOX perfila al PP y su mera existencia evita una deriva indefinida del PP hacia la izquierda porque los votantes a su derecha, a los que antes se podía despreciar, ahora tienen su propia representación y, como seguramente no ignora Casado si sabe sumar, sencillamente se necesitan sus diputados para poder gobernar. Casado además, si se pasa de frenada en su jugada, hasta se puede encontrar con un sorpasso de VOX.
