Tove Lifvendahl:
En el extraño país donde murieron muchos de los ancianos
Es deber de toda persona seguir los consejos de las autoridades, dijo el Primer Ministro. Pero, ¿qué se hace si hay una esa época en el 2020 de la que yo le hablo y no se puede confiar en las autoridades?
Suecia es un país extraño, dijo Mauricio Rojas en el podcast de la semana pasada, refiriéndose al hecho de que reaccionamos tan poco, incluso frente a problemas importantes que van en aumento. Y la visión de los suecos como un pueblo diferente se encuentra con bastante frecuencia, tan pronto como sales de las fronteras del país o hablas con quienes tienen otros marcos de referencia.
En la primavera, llegará una llamada de los principales representantes diplomáticos de otro país. Quiere entender Suecia, pero no lo consigue. Señala que si nuestra situación hubiera sido la misma en su país, con actualizaciones diarias que anunciaban cientos de muertes, realizadas por funcionarios gubernamentales con expresiones faciales neutrales, entonces el gobierno de ese país habría tenido que renunciar hace mucho tiempo. "Nadie parece estar molesto en Suecia. Parece que cree que es aceptable que sus mayores mueran de esta manera. No entiendo. ¿Puedes ayudarme a entender?
Intento especular sobre el alma del pueblo sueco. Se refiere a nuestra tradición de independencia, generaciones separadas. Nuestra fuerte fe y obediencia a las autoridades aceptadas, hacemos lo que se nos ha dicho, hacemos fila y asumimos que aquellos que están destinados a ser responsables también lo hacen de la mejor manera. Me escucho describir a una especie de panglosianista político, alguien que descansa seguro en la convicción de que todo está arreglado de la mejor manera y que no tiene sentido reflexionar.
Pero es imposible escapar: muchas personas han perdido la vida en Suecia durante la corona. Muchos eran mayores. Su edad no es una circunstancia atenuante a la hora de evaluar la atención sueca, sino un factor conocido y la razón por la que el gobierno decidió el 30 de marzo la prohibición de visitar los asilos de ancianos del país.
"Quienes viven en los asilos de ancianos del país son quienes en gran medida necesitan estar protegidos del bichito. Por lo tanto, debemos asegurarnos de que no contamos con la propagación de la infección allí ", dijo entonces la ministra de Asuntos Sociales, Lena Hallengren. ¿Fue ella honesta? ¿Pensó que sería posible asegurarse de que la infección no entrara? ¿Era por eso que la disposición para manejar tal situación era tan deficiente?
Ahora dice: “También hay muchos que están envejeciendo en Suecia. Aproximadamente la mitad de las personas que se mudan a viviendas especiales mueren en seis meses y había muchas personas ancianas y frágiles que necesitaban protección contra la infección. Cuando nos contagiamos en la comunidad, también contrajimos la infección en los hogares de ancianos ". (SvD 11/10)
"Probablemente habrían muerto de todos modos, si no ahora, tal vez en unos seis meses", se escucha a Pangloss de buena fe en el fondo.
Hablo con un buen conocido que, como familiar, tomó la difícil y arriesgada decisión de trasladar a su madre de 95 años del asilo de ancianos en la región de Estocolmo. Él dice:
- Cuando se introdujo la orden de restricción, el bichito había llegado al hogar de ancianos de mi madre y estaba aislado. Vimos elementos en la televisión en los que la gente se sentaba con teléfonos móviles y se despedía de sus padres o se saludaban a través de las ventanas. En la misma línea vinieron estas recomendaciones de tratamiento en la región. Si no hubieran venido, nunca nos hubiéramos atrevido. Pero mi hermano, que es médico, dijo que "si ella se contagia no harán una cosa, la encerrarán y le darán pastillas para el dolor de cabeza, o morfina en el peor de los casos".
La dirección del hospital especial de la Región de Estocolmo decidió el 20 de marzo sobre las directrices "Regulaciones que rigen los flujos de pacientes entre los proveedores de atención en la región de Estocolmo". La atención se centró en expandir la atención coronaria fuera de los hospitales de emergencia y en que los ancianos en viviendas especiales serían atendidos en el lugar, a pesar de que no hay condiciones suficientes para la atención de los covidios, sino solo alivio. Según el informe de Maciej Zaremba, las visitas al médico a los hogares de ancianos en Estocolmo disminuyeron en un 25 por ciento después de que se decidieron estas pautas (DN 13/10).
A fines de mayo, la médica en jefe Lena von Bahr dijo que los lugares que Ersta Hospice en una misión extendida bajo la corona preparó, para el tratamiento curativo de pacientes ancianos con el bichito, con acceso a, entre otras cosas, oxígeno, goteos y antibióticos, no se utilizaron. “Se siente extraño, tenemos la oportunidad de recibir pacientes directamente desde sus hogares si, por ejemplo, necesitan oxígeno, pero por lo que puedo ver, no nos ha llegado ni una sola derivación de una vivienda especial. Luego lees que muchas personas mueren en los hogares y que deciden acudir directamente a cuidados paliativos ”. (DN 30/5)
Esto debe tenerse en cuenta cuando el Primer Ministro quiere que la gestión de Suecia se evalúe sobre la base de cuántas unidades de cuidados intensivos se han preparado y ocupado: “Puede darle la vuelta y decir: Imagínese que nosotros en el cuidado de la salud, con enormes esfuerzos, competencia, adaptabilidad, lo logramos. ¡más del doble del número de unidades de cuidados intensivos! Creo que es un hecho al que hay que prestar atención. Siempre hemos tenido un exceso de capacidad de alrededor del 30 por ciento durante la crisis. ¡Es un mensaje de fortaleza para el bienestar de Suecia! ” (AB 16/7)
Los hijos discutieron lo que había en la balanza. Por un lado, dejar que la madre se quede en el asilo de ancianos infectados por corona, con el riesgo de que se contagie y no se le garantice una atención adecuada, y en el peor de los casos tenga que enfermarse y morir sin tener familiares con ella. Por otro lado, llevarla a casa a una de las casas de los hermanos, con la presencia de jóvenes en sus 20 años cuyo estilo de vida no es compatible con aislar completamente al hogar del contacto con el mundo exterior, y el riesgo inherente de que se contagie de esa forma.
- Mi hermano estaba preocupado y preguntó: "¿Podemos vivir con ella infectada en casa y falleciendo? Entonces es nuestra culpa y nuestra responsabilidad ". Decidimos asumir una responsabilidad colectiva y, en ese caso, una deuda colectiva, y nos prometimos mutuamente que no nos culparíamos ni a nuestros hijos si eso sucedía. Sabíamos que podría contagiarse tanto allí como con nosotros, pero también que no recibiría más atención médica allí de la que podría recibir aquí. Así que la llevamos a casa.
Desde septiembre, la madre está de regreso en su casa. Aquellos que fueron infectados han fallecido o se han recuperado.
- Logramos mantenerla libre de infecciones mientras vivió aquí. No conoció a nadie más que a sus hijos y nietos. Lo pasamos muy bien, caminamos, nos sentamos y tomamos café y miramos las flores. Por supuesto, tenerla en casa fue difícil, pero pase lo que pase, lo recordaré como un momento increíblemente importante en la vida. Desde que era niño, no me sentaba con mi madre a ver florecer las orquídeas. Ella misma dice que el tiempo que estuvo aquí fue el mejor en muchos, muchos años.
Le pregunto qué opina sobre las decisiones de las autoridades con respecto a los ancianos.
- Estoy completamente perplejo de que haya sucedido en un país humanista. No hubo una discusión importante cuando sucedió, a pesar de que todos entendieron lo que estaba escrito allí: no debemos brindar atención médica a los ancianos, sino alivio del dolor, por lo que debe salirse con la suya. Para muchos, incluida mi familia, ha sido un despertar útil: el cuidado y la enfermería de su familia es, en última instancia, su responsabilidad. Tienes que pensar por ti mismo, asumir la responsabilidad de ti mismo. Es lo opuesto a lo que te han sacudido los que creciste en Suecia. Lo que ha sucedido es un recordatorio de que el estado de bienestar no ha reemplazado a la familia, de ninguna manera.
Seguir el consejo de las autoridades es deber de toda persona, enfatizó el Primer Ministro en su discurso a la nación el 22 de marzo, debido a la propagación de la corona en Suecia. Pero, ¿qué se hace si hay una esa época en el 2020 de la que yo le hablo y no se puede confiar en las autoridades? ¿Si los municipios no siguen la Ley de Servicios Sociales, si la autoridad experta más prominente hace interpretaciones de la Ley de Control de Infecciones que son cuestionables, o si las regiones no actúan de la manera que pretendía la Ley de Seguridad del Paciente cuando se redactó? ¿Qué debe hacer el ciudadano entonces?
