Y esto se va a reflejar en todo. En las colas de los hospitales o centros de salud, en los padres de los niños hacia los padres de los niños cuando haya un contagio en el colegio, en el parque cuando se acerque un chucho o alguien tosa, en el metro o autobús con todos juntitos... Habrá que intentar estar lo más calmado posible, porque se van a montar pollos por cualquier cosa en cualquier sitio (al menos hasta que se entrara en fase de resignación si se iniciase un nuevo confinamiento).
Y supongo que el gobierno ande muy preocupado (o debiera estarlo), porque tras el primer periodo de calma resignada si hay cerrojazo, los chispazos empezarían a saltar mucho antes de lo que lo hicieron en mayo cuando las cacerolas.
Es un problema con triple vertiente: sanitaria, económica, y psicológica, y no se puede desdeñar la tercera, aunque ahora sea la menos evidente y parezca de menor importancia que las otras dos.
La verdad es que son unos incompetentes, tanto desde el punto de vista sanitario como económico (los otros yo creo que más o menos igual, quizás menos en lo económico, pero básicamente lo mismo), pero al final me parece que va a ser mejor que se lo coman estos, porque las medidas que van a tener que tomar entran mejor viniendo de la progresía que no de los fachistas, tendríamos montados unos pollos en las calles brutales (que también los tendremos, pero tardarán algo más en salir, y serán menores que en el otro caso).