Y eso solo.ocurre si hay inflación.
Y cómo todos los bancos centrales están a lo mismo, la inflación es poca, ya que los niveles de las divisas se mantienen parejos.
Si y no.
La cuestión es que la expansión monetaria dirigida por los bancos centrales, cuyo objetivo declarado es evitar la deflación y estimular la demanda agregada, produce pérdida de valor de cada unidad monetaria. Uno puede tener dudas con respecto a la inflación de precios medida por índices como el IPC, ya que estos hablan de precios contenidos, pero si se piensa detenidamente, es evidente para cualquiera que aumentar la cantidad de dólares, o euros, debe producir como efecto la pérdida de valor de cada uno de ellos. Y estamos hablando de que la oferta monetaria se ha multiplicado por N en los últimos 20 años.
Entonces, dirás ¿donde está la inflación? (usaré a partir de aquí el término inflación en su acepción actual, como el aumento continuado y sostenido en el nivel de precios, sea lo que sea que eso puede significar).
Bueno, hay varias respuestas satisfactorias a esta pregunta.
En primer lugar,
los índices de precios están manipulados, con el objetivo de infravalorar la inflación real. Esto produce grandes beneficios a las élites que gobiernan y a sus brazos armados monetarios, los bancos centrales, entre ellos los siguientes:
- La inflación es impopular, así que los gobiernos pueden vender que está bajo control. Si los precios suben, pero el IPC no lo refleja, la gente no considerará la
opción solución de conducir al gobierno a las plazas públicas e instalar guillotinas.
- Los aumentos salariales derivados de una mayor inflación real, suponen mayores impuestos por incrementarse la renta fiscalizable, y por el paso a tramos de renta con mayor gravamen (y al revés, la disminución de salarios que produce la deflación, conduce a menores impuestos por lo contrario, otra razón de más por las que los bancos centrales luchan contra ella con todo su arsenal).
- Un IPC menor que la inflación real, disminuye las transferencias del estado hacia los perceptores de rentas tales como pensiones, salarios de empleados públicos, subvenciones por desempleo, etc.
- Además, un menor IPC, aumenta la medida del PIB nominal, lo que es un éxito para el gobierno, y a la vez disminuye las ratios que dependen de él: deuda/PIB y déficit/PIB (también han hecho esto incluyendo estimaciones del ingreso de la prespitación y las drojas al PIB, lo que en esencia busca el mismo objetivo).
- Mayor inflación real produce a la vez disminución de la deuda real. Los deudores, el principal de ellos el gobierno, expropian a los acreedores y ahorradores por reducción del valor real de la deuda. La medida menor de inflación oculta este hecho a la sociedad.
¿Como mienten los gobiernos sobre la inflación?
Básicamente en dos formas:
- quitan o reducen el peso de aquellos productos que aumentan de precio, de la cesta de bienes a partir de la cual se calcula el IPC. Si por ejemplo, el precio de un producto incluido en la canasta sube un 20%, se disminuye su ponderación a la hora de calcular el IPC, con el pretexto de que un mayor precio supondrá que la gente lo sustituirá por un bien más barato. Esto significa de facto que el IPC no mide los cambios en los precios.
- infraponderan/sobreponderan los productos que disminuyen/aumentan su calidad o la cantidad envasada. Esto es lo que se denomina método hedónico. Así ha sucedido con la informática de consumo, cuyos precios realmente han disminuido desde los años 80, pero no en la medida que reflejan los índices, que miden la mejora en las capacidades de los equipos informáticos a la vez que su menor precio, lo que es una forma de reducir el IPC.
Desde los años 80, los cálculos en los índices de precios han sido modificados decenas de veces, y el resultado siempre ha sido el de producir un IPC menor.
Los precios de bienes y servicios no están aumentando en tasas del 1-2%, sino de aproximadamente el 4-8%.
Esto tiene consecuencias reales, por ejemplo, un IPC del 2% durante 25 años, supone un aumento de los precios del 64%. Si la tasa realmente es del 4%, los precios suben en el mismo periodo un 167%, más del doble.
En segundo lugar,
los aumentos de precios son contrarrestados por los incrementos de productividad, tal y como explica satisfactoriamente la teoría cuantitativa. Una mayor producción de bienes y servicios, comprados por una mayor cantidad de dinero, según la teoría, no produce variaciones en los precios. Esto no ocurre de forma lineal, la realidad es más compleja, pero el efecto es real.
En tercer lugar, por
el efecto Cantillon y la incapacidad de los índices de precios de medir los precios de los activos. Los bancos centrales no producen una expansión dirigida a una inflación lineal de los precios. Si un banco central se dedicara a expandir el dinero y el crédito de forma que cada ciudadano recibiera la misma cantidad, y esta fuera conocida, los efectos en los precios serían inmediatos. Por ejemplo, supongamos que el BCE dictara que desde mañana cada billete, moneda, depósito o activo denominado en euros, tuviera un valor 10 veces mayor, añadiendo un cero a cada billete, moneda, etc. Automáticamente los precios se multiplicarían por 10.
El efecto de tal medida sería nulo en la economía, salvo el de añadir un 0 a todos los precios y salarios. Por ello es algo que ningún banco central va a realizar de forma general.
En cambio, los estímulos de los bancos centrales siempre se dirigen hacia el sistema financiero, las grandes empresas y el gobierno, cuya deuda compra en los mercados secundarios (decenas de miles de millones de € y $ al mes). Esto, junto con algunas otras medidas, produce las burbujas de activos que venimos sufriendo desde hace unas décadas en bolsa, inmobiliaria y bonos. La burbuja de todo, que todos los magufos pro sistema olvidan convenientemente incluso en un foro que se llama BURBUJA INMOBILIARIA, es una forma de inflación que impide que la expansión se dirija totalmente a aumentar los precios de bienes y servicios medidos por el IPC, que no considera en su cesta de bienes los precios de acciones, bonos o viviendas, a pesar de que influyen notablemente en el nivel de vida de la gente, que en el caso inmobiliario supone la mayor compra de sus vidas.
Por último,
las cotizaciones de las divisas frente al oro hablan de INFLACIÓN, con mayúsculas.
Así que la afirmación de que "los niveles de las divisas se mantienen parejos" es totalmente banal.
Todas las divisas son en realidad una extensión de la divisa que domina el mundo, el dólar, ya que todos los bancos centrales devalúan la divisa nacional con objeto de proteger a su industria exportadora (moliendo de paso a sus consumidores nacionales). Es una guerra por la devaluación, cuyo resultado final es el valor cero de todo fiat (la asíntota de la gráfica siguiente):