Bilbao está acabada.
Si había en España una ciudad con narices, bravía, esforzada, proletaria premium, luchadora, esa era BILBAO.
La Bilbao trabajadora, la Bilbao obrera, la Bilbao proletaria, la Bilbao del mono azul.
Ahora se ha convertido en un cascajo sin alma. La han vampirizado, la han sacado sus entrañas y la ha momificado, fosilizado, han acabado con su sangre, con su pálpito, con su energía.
La han dado de baja de la suscripción de la vita. La han acobardado. La han jibarizado. La han convertido en un monigote de papel maché, en una codorniz de alpaca para poner de adorno en el aparador de la sala de la abuela.
Han asesinado a la Bilbao brava de antaño. Lo que queda es un cascajo presuntuoso, petulante y vacío, sin alma.