Incorrezto
Ξηστως
Lo que no quería es admitir que se había quitado mal el traje protector.Aún recuerdo a la paciente de ébola, la enfermera contagiada, como aguantó como una campeona hasta que se le manifestó la enfermedad. Una auténtica temeridad pero recuerdo que no quería dar motivos para que considerasen vaga o floja por la precariedad laboral o el pundonor mismo.Yo sigo creyendo que el bichito lleva tiempo en marcha, que eclosionó en modo esa época en el 2020 de la que yo le hablo a finales del pasado año en entornos de mucho trasiego, sociabilización y aglomeraciones y que los tiempos en los que la cercanía y fata de distancia eran signos de bienestar social se han ido para no volver.
Ahora la distancia y la prevención es sinónimo de respeto, responsabilidad y saber estar en comunidad. Da lo mismo si es una mascarilla o dos metros...
Hay cosas que pueden ser y otras que no. Si se quiere continuar con el modus vivendi en el que con pillar ofertas por unos pocos euros cruzabas el mundo existe una posibilidad muy real que quien aparenta ser un contemporáneo occidental en realidad sea muy distinto en su respuesta biológica a bichito y bacterias... que se encuentren demasiados individuos en momentos distintos de evolución por aislamiento biológico o no y ese es el sueño húmedo de los bichito para diezmar a poblaciones enteras. O se organiza y se filtra con estrategias (marginando a unos u otros) o se impone la distancia con lo que eso conlleva.
Se busca la panacea, la banderilla... muy bien... pero estacionalmente lo difícil será no verse en otra, con bichito con otros nombres... Es lo que ha sucedido desde hace lo menos una década.
Se habla mucho de la sanidad española y yo digo que también la población tiene un buen nivel de salud. Todos nos hemos hartado de pasar estacionalmente gripes y bichito chungos y que nos envíen a casa o al curro con una caja de paracetamol y ya.
Yo, que ya tengo una edad, no recuerdo a mis mayores con ese trasiego. O se ponían muy enfermos o, por lo general, disfrutaban de una buena calidad de vida en ese sentido. Llevámos décadas aguantando el que se nos consideren unos flojos.
Ni faltar a la oposición en la que entre otras cosas se examinaba de como quitárselo.
A la que por supuesto tenía que ir con el pelo recién frito y por eso pasó por una peluquería.
La iluso de la charo pudo haber causado un estallido.