En cuanto a ustedes, pobres diablos, en lo que respecta a qué hacer a continuación caballeros, tienen dos opciones. Uno: una vez que me vaya, pueden levantar a esa bestia de Speck, y llevarlo a la ciudad más cercana, que está al menos a 37 kilómetros regresando por el mismo camino. O dos: pueden quitarse los grilletes, tomar ese rifle, ponerle una bala en la cabeza, enterrarlos a los dos profundamente, y dirigirse a una zona más progresista de este país. La elección es de ustedes.
Y por si acaso entre ustedes hay algún aficionado a la astronomía, la Estrella del Norte es esa.