Retomo a mi paisano Ónega cuando dice 'El pueblo que sabe una cosa: cuando la peste sanitaria termine, vendrá la peste económica. Pero lo consuelan diciéndole que lo primero es la salud'.
Nada que objetar al maestro, salvo que en el pueblo no reside la soberanía (desde siempre y debe saberlo pero no puede decirlo) y que tras las performances-placebo-balconettis de todo pelaje y condicion, la demencial y triste borrachera de desinformación a la que asistimos, afrontaremos un resacón, una situación similar a la que lleva afrontando Siria en guerra 8 años, hilo en el que tuve el honor de participar.
Y <bendita> guerra - como defensa soberana- de un pueblo armado de AK-47 y razones. Que será maldita aquí porque estamos en ella y ni lo sabemos. No hay bombardeos, no se utilizan T-90, katiushas ni artillerías. Siria -esperemos- saldrá mentalmente sana y afrontará un escenario postbélico a recontruir. Y eso genera, lamentablemente trabajo, esfuerzo y compromiso. Solidaridad y esperanza.
Aquí, shurs, afrontaremos un escenario de posguerra tras nuestra debacle económica irreconstruíble, en una colonia sin soberanía con miles y miles y miles de pisos vacíos a estrenar e infraestructura física intacta. Intactos, ni un morterazo hizo un rasguño en sus impolutas paredes
¿Qué ostra vamos a reconstruir aquí? Saldremos enfermos, débiles, delatores, cainitas, desesperanzados, desesperados, suicidas y perversamente egoístas e insolidarios. El trabajo no lo será y el esfuerzo solo será para alejarte de la aberración social de tener que defender los balcones en los que ahora -de momento- banalizamos las cosas que no marcan los directores de las batucadas. Qué mejor escape para la clase política que aplacar las iras -de momento incertidumbres, todo llegará- con sonrisas de todo tipo y condicion.
La infraestructura mental es la ingeniería social que nos ofrecerá marihuana gratis para olvidar la cartillla de racionamiento y un chip-banderilla con geolicalización y posibilidad de
amortizarte física, o mentalmente, o someterte al hambre en la guandoca virtual y atroz a la que vamos. Sin efectivo, por supuesto, tu dinero serán bonos basura indivuales y digitales. Una posguerra de una guerra atípica en el sentido literal del término, del siglo XXI, en Europa, campo de maniobras de la ingenería y la abducción social.
Suerte, shurs.