Sabiendo, como saben, que el bichito de Wuhan se caracteriza por tener la capacidad de colapsar los sistemas sanitarios de megaciudades, cabe esperar que lo oculten el mayor tiempo posible. ¿Qué ganarían dando la voz de alarma ahora si ya saben, a ciencia cierta, que no van a poder contener su expansión y que, tarde o temprano, se enfrentarán a lo mismo que en Wuhan?. Se van a callar, como pilinguis, hasta que el pánico generalizado empiece ser evidente (si es que eso llega a suceder, porque quizás saben más que nosotros y están jugando la carta de que no va a suceder, ni el pánico, ni el colapso, ni los muertos). Si dieran la voz de alarma tan pronto, saben que la situación podría descontrolarse muy fácilmente y que el pánico generalizado sería letal para el sistema sanitario, antes incluso de que lo fuera la propia epidemia, lo cual complicaría, todavía más, su manejo cuando llegara el inevitable momento.
Mucho mejor que dar la voz de alarma es bombardear, a la población, con el cuento de que en China, por una gripe, ponen en cuarentena megaciudades enteras, y esperar que se lo traguen. Es por ello, que no hay que extrañarse de que lo puedan estar ocultando todo. Quizás es eso lo que está pasando, en España, desde hace semanas, ya sea por incompetencia o premeditación. Exactamente lo mismo que pasó hace dos meses en Wuhan. El gobierno lo ocultó todo... mientras pudo... hasta que no le quedó más remedio que enfrentar lo inevitable.
.
.
.
.
.
.