Burbujo II
Madmaxista
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Y este es el héroe de burbuincel.info oprimido por la LIVG.
Ramón recuerda, por ejemplo, la ocasión en que tuvo que intermediar cuando Abet se encaró con una anciana de 92 años y comenzó a insultarla delante de todos en plena calle. "Le dijo de todo. No quiero ni repetir lo que salía de la boca de ese monstruo", murmura. La mujer, en aquel altercado, no se arredró ante los aullidos de su conflictivo vecino. Este cogió, dio media vuelta, entró en casa y volvió a salir blandiendo un mazo de obra, una de las herramientas que había utilizado para construir distintas partes de su casa. "Tuve la suerte de que lo vi y me metí por el medio. Le agarré el mazo y estuvimos forcejeando, pero no consiguió hacerle daño a ella".
Ramón también explica cómo después de esto, no contento con lo ocurrido, el criminal le llevó a juicio. El anciano y bondadoso vecino tuvo que pagar en torno a 200 euros.
Carlos aparece de nuevo más tarde, y coincide en la cantidad ingente de problemas que 'El Judío' tenía con todo el vecindario. "Era un hombre muy desconfiado. Pensaba que todo el mundo estaba contra él, siempre gritando y siempre poniéndose a la defensiva. Si le ponían los cubos de sarama cerca de la casa, cogía y se ponía a insultar a gritos al funcionario del ayuntamiento. Hizo lo mismo cuando hicieron la obra de una tubería que le pasaba por delante de casa. Se ponía hecho una fiera".
Uno de los hijos de este hombre sufrió en sus propias carnes los ataques de Abet cuando este trató de atacarle con un hacha. No pasó a mayores, pero el ahora detenido también le llevó a los juzgados por aquello. Como si hubiera sido el otro, y no él, el que hubiese exhibido un hacha en señal de amenaza.
Fue así durante mucho tiempo a lo largo de los trece años que vivió este criminal en un barrio apacible, donde cada uno cultiva su finca, sus árboles frutales y cría a sus gallinas sin molestar al que tiene al lado, pero apoyándose en él cuando se necesita. José Luis hizo lo contrario al llegar al barrio. Su genio y su mal carácter, así como el repruebo al de al lado, le hicieron aislarse del resto, y aisló asimismo a su mujer y a sus hijos cuando nacieron. Ese aislamiento llegó también de forma física con los altos muros que rodean la parte delantera de la vivienda.
Este es José Luis, el malo de las tres mujeres de Valga: "Teatreras, hacéis que os suicidáis"
Ramón recuerda, por ejemplo, la ocasión en que tuvo que intermediar cuando Abet se encaró con una anciana de 92 años y comenzó a insultarla delante de todos en plena calle. "Le dijo de todo. No quiero ni repetir lo que salía de la boca de ese monstruo", murmura. La mujer, en aquel altercado, no se arredró ante los aullidos de su conflictivo vecino. Este cogió, dio media vuelta, entró en casa y volvió a salir blandiendo un mazo de obra, una de las herramientas que había utilizado para construir distintas partes de su casa. "Tuve la suerte de que lo vi y me metí por el medio. Le agarré el mazo y estuvimos forcejeando, pero no consiguió hacerle daño a ella".
Ramón también explica cómo después de esto, no contento con lo ocurrido, el criminal le llevó a juicio. El anciano y bondadoso vecino tuvo que pagar en torno a 200 euros.
Carlos aparece de nuevo más tarde, y coincide en la cantidad ingente de problemas que 'El Judío' tenía con todo el vecindario. "Era un hombre muy desconfiado. Pensaba que todo el mundo estaba contra él, siempre gritando y siempre poniéndose a la defensiva. Si le ponían los cubos de sarama cerca de la casa, cogía y se ponía a insultar a gritos al funcionario del ayuntamiento. Hizo lo mismo cuando hicieron la obra de una tubería que le pasaba por delante de casa. Se ponía hecho una fiera".
Uno de los hijos de este hombre sufrió en sus propias carnes los ataques de Abet cuando este trató de atacarle con un hacha. No pasó a mayores, pero el ahora detenido también le llevó a los juzgados por aquello. Como si hubiera sido el otro, y no él, el que hubiese exhibido un hacha en señal de amenaza.
Fue así durante mucho tiempo a lo largo de los trece años que vivió este criminal en un barrio apacible, donde cada uno cultiva su finca, sus árboles frutales y cría a sus gallinas sin molestar al que tiene al lado, pero apoyándose en él cuando se necesita. José Luis hizo lo contrario al llegar al barrio. Su genio y su mal carácter, así como el repruebo al de al lado, le hicieron aislarse del resto, y aisló asimismo a su mujer y a sus hijos cuando nacieron. Ese aislamiento llegó también de forma física con los altos muros que rodean la parte delantera de la vivienda.
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