No hay nada más brutal y asquerosamente ostentoso que las castas de personas de color.
Una cosa en la que me he fijado cuando he estado en alguna gran capital es que los coches diplomáticos tienen un lujo inversamente proporcional a la calidad del país representado.
Los países serios con berlinas random BMW/Mercedes o algún SUV. Los cagaderos tercermundistas con deportivos biplaza, descapotables, colores chillones...recuerdo en Monaco ver aparcado frente al casino un Ferrari amarillo, descapotado con matrícula del cuerpo diplomático de LIBERIA.
Al final no hay nada que aguante más a un oscuro que un oscuro con poder.