Que si, que si, que los de la Inquisición solo hacian cosquillas y en Treblinka habia mucho tifus.
Entiendo que consideras que la Inquisición era peor o que empleaba métodos más crueles que los dispuestos por la justicia en las cárceles de la época:
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¿Qué hay de las oscuras mazmorras y de las cámaras de tortura? La Inquisición española tenía cárceles, desde luego. Pero no eran particularmente oscuras ni parecidas a las mazmorras. De hecho, en lo que respecta a las prisiones, muchos las consideraban las mejores de Europa.
El mejor trato de los presos era tal, que consta que en algunas ocasiones los prisioneros de las cárceles civiles afirmaban ser herejes para así ser transferidos a tribunales de la Inquisición, que no solo eran con ellos más benévolos sino que les trataban mucho mejor en sus cárceles que en las seculares, en donde las muertes de los presos hacinados, hambrientos y maltratados eran constantes. Si con la Inquisición lo pasabas mal, ciertamente, con los tribunales ordinarios lo pasabas mucho peor.
Las cárceles se dividían en públicas, medias, secretas y penitenciales.
Las cárceles inquisitoriales se modernizaron, inaugurando de este modo el aislamiento de los reos y permitiendo las visitas de familiares.
Los documentos así lo demuestran. Es más, incluso autores muy críticos con la Inquisición como el famoso Llorente, en su amplia Historia crítica de la Inquisición, dedique escasos párrafos a este tema. Aunque en ellos califique los calabozos inquisitoriales de «rien plus affreux», protesta a continuación de los que los creen lóbregos, húmedos e insanos, diciendo que, al menos en su tiempo, existían buenas celdas, bien iluminadas y sin humedad, en las que inclusive se podía hacer algún ejercicio corporal. Con todo pone todo el acento en la infamia pública que se seguía al que las ocupaba, en la tristeza que acompañaba a la soledad y al desconocimiento del estado del proceso, y en la hipocondría que se apoderaba de quien tales males padecía.
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Pero como entenderás que no viajemos a 1671 para conocer la verdad; tú con tu fe en tu doctrina, y otros con la suya, podéis pensar cada uno lo que le parezca.