A finales de julio de 1936 la creciente degeneración del régimen parlamentario español y la mayor fuerza de los movimientos favorables a una revolución comunista o, en su defecto, anarquista, trajo como consecuencia una revuelta militar que se venía fraguando hacía tiempo. Forma parte de la doctrina y del libro de ejercicios de los comunistas, establecidos por el propio Lenin, que los comunistas deben colaborar con todos los movimientos izquierdistas y ayudar a conseguir el poder a los gobiernos constitucionales, radicales o socialistas débiles, para después debilitarlos más y arrebatarles el poder absoluto para fundar el Estado marxista. En realidad, se estaba produciendo en España una réplica perfecta del período de Kerenski en Rusia. La diferencia era que España no estaba destrozada por las guerras extranjeras. El Ejército mantenía todavía cierta cohesión y, al mismo tiempo que la conspiración comunista, se elaboró en secreto un intenso contracomplot militar. Ninguno de los dos bandos podía reclamar que estaba en todo su derecho, y los españoles de todas las clases debían tener en cuenta la vida de España. Muchas de las garantías comunes en una sociedad civilizada ya habían desaparecido por la penetración comunista en el decadente gobierno parlamentario.
---------- Post added 17-ago-2018 at 21:27 ----------
Lo anterior no es de Pio Moa, sino el diagnóstico de Winston Churchill sobre la situación que había en España en vísperas de la Guerra Civil....
Claro que Churchill debe ser otro fascita, claro.