La articulista pone de manifiesto que debido al parón vacacional educativo, aquellos niños de familias más desfavorecidas economicamente no disfrutan de las mismas oportunidades de esparcimiento cultural que las que disfrutan los "ricos".
De esta forma, manifesta su opinion (o eso me parece a mí) de que la institución familiar es ineficiente en la tarea "igualitaria" que lleva a cabo la educación reglada.
Miedo me da lo que opiniones como esta sugieren. ¿Es que acaso el estado va a tutelar a nuestros hijos hasta en vacaciones? Pasar más o menos de los hijos, precouparse de que aprendan, de enseñarles valores FUERA de la escuela, puede tener alguna desviación por el tema económico, pero depende sobretodo de las GANAS que tengan los padres de educarles.
No sé, ahora cuando un fin de semana decida llevar a mis hijos a ver el museo de ciencias naturales tender que hacer examen de conciencia no sea cosa que este fascistamente perjudicando a un niño cuyo padre prefiere enchufarlo a los dibujos animados del móvil mientras está a cervezas con sus colegas.
A más a más lo que percibo en el artículo es un manifiesto en pro del Estado como tutor (y por tanto controlador) de principio a fin. Que la institución familiar no sea necesaria para proveer ningún servicio a los ciudadanos. Suena al movimiento de Palme en Suecia. ¿Nos gusta como está ahora Suecia?
Educación: La brecha vacacional | Opinión | EL PAÍS
Se dice habitualmente que la tarea educativa de los niños corresponde tanto a las escuelas como a las familias. Sin embargo, la sociología obliga a matizar el grado de equilibrio en esa relación: sus estudios muestran que las desigualdades en el rendimiento académico de los alumnos tienden a amplificarse cuando los poderes públicos se retiran del espacio educativo y este es ocupado por las familias.
Ocurre, por ejemplo, durante las vacaciones estivales. La escuela cierra y la tarea educativa se traslada al ámbito familiar. Los niños de familias privilegiadas visitarán museos, viajarán y estarán expuestos durante todo el verano a un ambiente que alimenta su creatividad y conocimiento. En cambio, los que provengan de familias con pocos recursos participarán de un entorno menos estimulante en lectura, cultura o simplemente en el intercambio de experiencias. Muchos niños pueden acabar perdiendo algo de las habilidades cognitivas obtenidas durante el curso académico, pero unos lo harán más que otros.
Quizás alguien piense que la solución a la brecha vacacional pasa por establecer tareas escolares durante el verano. Pero estas presentan el mismo problema que el de las vacaciones: la desigual capacidad de las familias. Su heterogeneidad en formación y tiempo disponible para ayudar a sus hijos hace que, en los entornos más desfavorecidos, los deberes no cumplan su objetivo (la compensación), sino todo lo contrario. Como los niños más pobres suelen tener más dificultades para realizar las tareas y además cuentan con menos apoyo familiar, los deberes pueden acabar ampliando las desigualdades en el rendimiento académico.
En definitiva, la educación es un espacio de suma cero para el binomio familia-escuela: donde no lleguen los poderes públicos actuará el efecto desigualador de las familias. A diferencia de otras políticas de bienestar en las que el modelo familista español ha aliviado la falta de desarrollo institucional, en el ámbito educativo la familia no es ningún rescate, sino más bien una condena a la falta de oportunidades. @sandraleon_
De esta forma, manifesta su opinion (o eso me parece a mí) de que la institución familiar es ineficiente en la tarea "igualitaria" que lleva a cabo la educación reglada.
Miedo me da lo que opiniones como esta sugieren. ¿Es que acaso el estado va a tutelar a nuestros hijos hasta en vacaciones? Pasar más o menos de los hijos, precouparse de que aprendan, de enseñarles valores FUERA de la escuela, puede tener alguna desviación por el tema económico, pero depende sobretodo de las GANAS que tengan los padres de educarles.
No sé, ahora cuando un fin de semana decida llevar a mis hijos a ver el museo de ciencias naturales tender que hacer examen de conciencia no sea cosa que este fascistamente perjudicando a un niño cuyo padre prefiere enchufarlo a los dibujos animados del móvil mientras está a cervezas con sus colegas.
A más a más lo que percibo en el artículo es un manifiesto en pro del Estado como tutor (y por tanto controlador) de principio a fin. Que la institución familiar no sea necesaria para proveer ningún servicio a los ciudadanos. Suena al movimiento de Palme en Suecia. ¿Nos gusta como está ahora Suecia?
Educación: La brecha vacacional | Opinión | EL PAÍS
Se dice habitualmente que la tarea educativa de los niños corresponde tanto a las escuelas como a las familias. Sin embargo, la sociología obliga a matizar el grado de equilibrio en esa relación: sus estudios muestran que las desigualdades en el rendimiento académico de los alumnos tienden a amplificarse cuando los poderes públicos se retiran del espacio educativo y este es ocupado por las familias.
Ocurre, por ejemplo, durante las vacaciones estivales. La escuela cierra y la tarea educativa se traslada al ámbito familiar. Los niños de familias privilegiadas visitarán museos, viajarán y estarán expuestos durante todo el verano a un ambiente que alimenta su creatividad y conocimiento. En cambio, los que provengan de familias con pocos recursos participarán de un entorno menos estimulante en lectura, cultura o simplemente en el intercambio de experiencias. Muchos niños pueden acabar perdiendo algo de las habilidades cognitivas obtenidas durante el curso académico, pero unos lo harán más que otros.
Quizás alguien piense que la solución a la brecha vacacional pasa por establecer tareas escolares durante el verano. Pero estas presentan el mismo problema que el de las vacaciones: la desigual capacidad de las familias. Su heterogeneidad en formación y tiempo disponible para ayudar a sus hijos hace que, en los entornos más desfavorecidos, los deberes no cumplan su objetivo (la compensación), sino todo lo contrario. Como los niños más pobres suelen tener más dificultades para realizar las tareas y además cuentan con menos apoyo familiar, los deberes pueden acabar ampliando las desigualdades en el rendimiento académico.
En definitiva, la educación es un espacio de suma cero para el binomio familia-escuela: donde no lleguen los poderes públicos actuará el efecto desigualador de las familias. A diferencia de otras políticas de bienestar en las que el modelo familista español ha aliviado la falta de desarrollo institucional, en el ámbito educativo la familia no es ningún rescate, sino más bien una condena a la falta de oportunidades. @sandraleon_