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Madmaxista
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IMHO, como en españolandia tenemos la bonita costumbre de copiar lo peor de cada país extranjero cuando interesa, con la excusa de "los americanos (europeos/japoneses) lo hacen así" (sí, pero dame un sueldo americano, un horario europeo, un respeto al empleado japonés... y te dirán que "esto es ejpain!") , el "American Way" de hacer negocios ha mezclado lo peor de la cultura ultraagresiva americana con los peores vicios del caracter caciquil español, en un estilo poco agraciado de hacer negocios y de entender la empresa y las relaciones laborales, dando una receta perfecta para crear una generación de jefes y ejecutivillos orates que están llevando al hoyo tanto a las empresas que gestionan como a los trabajadores a los que explotan... :
Y claro, luego se les llena la boca exigiendo productividad y moderación salarial...
“Los jefes tóxicos están haciendo mucho daño a la economía empresarial”
Y claro, luego se les llena la boca exigiendo productividad y moderación salarial...
“Los jefes tóxicos están haciendo mucho daño a la economía empresarial”
“Los jefes tóxicos están haciendo mucho daño a la economía empresarial”
Las Escuelas de Negocios basadas en el esquema norteamericano se han dedicado a fabricar monstruitos imbuidos de poder que arruinan la economía.
Iñaki Piñuel y Zabala es escritor y profesor de la Universidad de Alcalá de Henares, además de psicólogo e investigador del mobbing en todos los estamentos, desde el acoso escolar hasta las actuaciones de los jefes orates sociales en las organizaciones empresariales. Ha escrito seis libros y dirige una empresa dedicada a auditar la toxicidad de los ejecutivos y sus víctimas en el ámbito laboral. Próximamente, publicará Liderazgo Zero, su nueva obra.
Ha investigado sobre los mecanismos de poder en el mundo de las empresas, que generan jefes tóxicos o orates dedicados de lleno a mantener su estatus a base de hacer la vida imposible a sus subordinados. Ha escrito seis libros con títulos tan sugerentes como Mi jefe es un orate, Mobbing: Manual de Autoayuda, o Jefes tóxicos y sus víctimas, en los que da cuenta de la estructura de poder que convierte a seres aparentemente normales en pequeños tiranos cuando ostentan algo de autoridad. Su último libro, de inminente aparición, da un paso adelante y marca las pautas de lo que considera el liderazgo ideal, lo que el profesor y psicólogo de la Universidad de Alcalá de Henares Iñaki Piñuel llama “liderazgo zero” o cómo dirigir más allá de factores como el poder, la rivalidad y la violencia.
¿El victimismo de mobbing o acoso en el trabajo se ha convertido en una plaga social?
Casi. Empecé especializado en la casos de superdotados, pero ahora me he instalado en el mobbing en general, ya que es una de las cosas que le hacen a una cabeza brillante y bien amueblada porque los acosadores se sienten amenazados por ella. Ha ayudado mucho el ambiente de contagio a través de libros como Sólo los paranoicos sobreviven o El arte de la guerra, textos que han hecho furor en la última década, pero que son un catálogo de despropósitos, aberraciones y barbaridades sobre formación y consejos para directivos.
Pero, ¿quién se podía creer semejantes aberraciones?
Muchos. De esta literatura salieron los “monstruitos” que tene mos hoy como directivos en las grandes y medianas empresas españolas. En Estados Unidos ya empiezan a estar obsoletos. Ahora estamos en lo que yo llamo el “liderazgo zero”.
Pero tienen que ser un poco cretinos de base, ¿no?
El poder es el gran modulador de las conductas humanas. Gente aparentemente normal, cuando tiene poder se convierte en un orate. Por eso el dicho: “Si quieres saber quién es fulanillo dale un carguillo”. Basta con que puedas ejercer el poder de manera impune para que éste te convierta. Durante mucho tiempo pensaba que la psicología y los rasgos de personalidad de los directivos predominaban, como que tenían un perfil determindo. Desgraciadamente no es así. He sido directivo de RR HH en los años 90 en el sector de las Tecnologías y he comprobado que cuando no se tiene seguridad y se está en el cargo por motivos ajenos a la formación recibida, estos tóxicos lo captan rápido.
Si se les ve venir, ¿por qué se les ha dado tanto poder?
Muchas veces no tiene que ser un gran poder, basta con poner al señor Juan, una buena persona, a levantar la barrera para dar paso… bueno, pues el señor Juan se vuelve un pequeño “psicopatilla”. Por tanto, de lo que hay que huir es del poder como concepto y como valor supremo del liderazgo.
¿Cómo es el buen liderazgo?
Buscando el lado luminoso del liderazgo, ser un buen jefe sin apostar por el lado del poder, de la autoridad y de la violencia. Hemos vivido una época en los cursos de directivos con una ficción de autocomplacencia, de lo poderosos que son, lo bien que dirigen, lo bien que va todo. Y no era así. Se ha hecho mucho dinero con esto en el mundo de la mentira, sin ninguna autocrítica ni objetividad.
¿Sirve preguntar a las plantillas sobre sus jefes?
Es esencial. Hemos hecho muchos estudios preguntando a todos los empleados y nos encontramos con atrocidades, como que el 36% de las plantillas españolas harían analizar a sus jefes por un psicólogo porque tienen serias dudas acerca de la estabilidad emocional de éstos. Había que denunciarlo.
Hábleme del Liderazgo Zero
Hay que enseñar a los futuros directivos a ser un buen jefe sin apostar por el ejercicio del poder despótico, que es lo que se vive hoy en día en la mayoría de las empresas de aquellos directivos de manual. Se gasta demasiado tiempo en mantener el poder porque las relaciones humanas de las empresas se viven como juegos psicológicos de suma cero. Si yo gano, tú tienes que perder, no cabe la cooperación. Es un despropósito.
¿Cómo se consigue forjar un buen equipo de trabajo?
Sacando la capacidad de cooperar de las personas. Si somos rivales no generamos valor añadido, se viven las relaciones en competitividad, nos sumimos en la guerra de unos contra otros. Los jefes que dividen practican la ocultación y se guardan la información creyendo que eso les da poder, no son transparentes porque son inseguros y manipuladores, lo que hace mucho daño a los resultados de la empresa.
¿Por qué se aplica la ley de la sumisión y el silencio? En un sistema así encontramos en las cúspides a los especialistas en dejar cadáveres por el camino. Es terrible decirlo, pero el esquema piramidal falla. Sólo las personas brillantes y autónomas, que tienen una valía genuina, no creada falsamente en las escuelas, y unas aptitudes innatas de generar liderazgo, son los que triunfan por sus propios medios.
¿Por qué no se promociona el liderazgo basado en la valía y en los resultados?
Por lo que he dicho al principio. Estos líderes son una amenaza para los jefes tóxicos porque se saben manejar en todas las corrientes y se mantienen firmes en sus convicciones y valores imprimiendo confianza a cada miembro de su equipo.
¿Cómo se soluciona la toxicidad de nuestros directivos?
El directivo actual tiene que hacer un cambio completo de sentido. Esto consiste en tirar por la borda lo que han aprendido en los cursos de formación y en las escuelas de negocios. El 99% de los directivos de hoy te dirá que es imposible ejercer el liderazgo sin desempeñar el poder entendido de manera clásica. Ser líder consiste en conseguir que los demás me reconozcan y me atribuyan el poder y la confianza. Pero para que los otros reconozcan mi liderazgo yo les tengo que reconocer a ellos su autonomía y generarles mi confianza.
LOS DESTROZOS QUE DEJAN ESTOS JEFES
A los empresarios les cuesta reconocer que después del paso de algún directivo tóxico los daños son graves. “Hay que hacer una auditoría social porque estos jefes dejan muchos destrozos. No creas que son sólo daños referidos a la falta de resultados, o a que proveedores y clientes ya no confían. También dejan empleados muy quemados, lo que yo llamo la dimisión interior, es decir, personas que han quedado anuladas, están en la empresa de cuerpo presente pero de mente ausente y se han desvinculado de la organización.A veces los daños salen después de meses. ¡Ojo con esto!”, advierte Piñuel.
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