B
Buki*
Guest
Quien siembra vientos recoge tempestades
Arde Londres
Gilad Atzmon
www.gilad.co.uk
Traducido para Rebelión por Manuel Talens
Estamos acostumbrados a ver las imágenes del horror en la capital iraquí.
Para la mayor parte de los londinenses y británicos, tales imágenes no son
más que una llamada remota de un país extranjero. De alguna manera, casi
todos se han olvidado de que el responsable del horror inacabable en Irak es
nuestro propio gobierno.
Las imágenes del horror hoy vienen de Londres: Bagdad y Londres parecen
compartir un destino muy similar.
Sentado ante la pantalla, veo BBC 24 y me entero de que la policía
londinense y los servicios de urgencias funcionan de acuerdo con un plan.
Está claro que esperaban el ataque. Un gobierno implicado en cualquier
actividad criminal colonialista debe preparar a sus votantes para las
consecuencias de su política. Hace un minuto escuché a Tony Blair decirle a
la nación que «nuestra» determinación de defender «nuestros valores» de vida
es mayor que «su» determinación de causar muerte y destrucción. Me pregunto
a qué se estará refiriendo. Seguramente el robo continuado del petróleo
árabe es un valor importante para Blair, pero no para mí. Tony Blair, un
hombre que inició una guerra sin el apoyo de Naciones Unidas, un hombre
cuyas manos están manchadas de sangre, quiere que creamos que realmente le
preocupa la pobreza africana y el cambio climático.
Nos guste o no, debemos admitir que el Terror es un mensaje y más nos valdrá
aprender a escucharlo con atención:
En primer lugar, nos dice que somos tan vulnerables como cualquiera.
En segundo, nos dice que deberíamos dejar que los demás vivan de acuerdo con
sus valores y sus creencias.
En tercero, nos dice que nunca más deberíamos darle nuestros votos a
criminales de guerra.
Pero, más que nada, nos dice que tenemos una obligación moral. Debemos
detener a nuestros gobiernos. Es nuestro deber levantarnos y exigir la
dimisión de Blair, que es el responsable de la muerte de tantos iraquíes y,
posiblemente, ahora de muchos británicos inocentes. Debemos recordar que el
hecho de votar a un político carente de ética nos convierte a todos en
cómplices de una empresa criminal.
Sabemos ya que, tanto en Estados Unidos como en Israel, las consecuencias
del terror hicieron que la mayoría apoyase con entusiasmo a la derecha.
Tengo la esperanza de que el pueblo británico imite la reacción del pueblo
español. Los belicistas y los agresores deben ser expulsados de nuestro
clima político. Sólo entonces prevalecerá la paz.
Gilad Atzmon es jazzman y escritor británico de origen israelí.
Arde Londres
Gilad Atzmon
www.gilad.co.uk
Traducido para Rebelión por Manuel Talens
Estamos acostumbrados a ver las imágenes del horror en la capital iraquí.
Para la mayor parte de los londinenses y británicos, tales imágenes no son
más que una llamada remota de un país extranjero. De alguna manera, casi
todos se han olvidado de que el responsable del horror inacabable en Irak es
nuestro propio gobierno.
Las imágenes del horror hoy vienen de Londres: Bagdad y Londres parecen
compartir un destino muy similar.
Sentado ante la pantalla, veo BBC 24 y me entero de que la policía
londinense y los servicios de urgencias funcionan de acuerdo con un plan.
Está claro que esperaban el ataque. Un gobierno implicado en cualquier
actividad criminal colonialista debe preparar a sus votantes para las
consecuencias de su política. Hace un minuto escuché a Tony Blair decirle a
la nación que «nuestra» determinación de defender «nuestros valores» de vida
es mayor que «su» determinación de causar muerte y destrucción. Me pregunto
a qué se estará refiriendo. Seguramente el robo continuado del petróleo
árabe es un valor importante para Blair, pero no para mí. Tony Blair, un
hombre que inició una guerra sin el apoyo de Naciones Unidas, un hombre
cuyas manos están manchadas de sangre, quiere que creamos que realmente le
preocupa la pobreza africana y el cambio climático.
Nos guste o no, debemos admitir que el Terror es un mensaje y más nos valdrá
aprender a escucharlo con atención:
En primer lugar, nos dice que somos tan vulnerables como cualquiera.
En segundo, nos dice que deberíamos dejar que los demás vivan de acuerdo con
sus valores y sus creencias.
En tercero, nos dice que nunca más deberíamos darle nuestros votos a
criminales de guerra.
Pero, más que nada, nos dice que tenemos una obligación moral. Debemos
detener a nuestros gobiernos. Es nuestro deber levantarnos y exigir la
dimisión de Blair, que es el responsable de la muerte de tantos iraquíes y,
posiblemente, ahora de muchos británicos inocentes. Debemos recordar que el
hecho de votar a un político carente de ética nos convierte a todos en
cómplices de una empresa criminal.
Sabemos ya que, tanto en Estados Unidos como en Israel, las consecuencias
del terror hicieron que la mayoría apoyase con entusiasmo a la derecha.
Tengo la esperanza de que el pueblo británico imite la reacción del pueblo
español. Los belicistas y los agresores deben ser expulsados de nuestro
clima político. Sólo entonces prevalecerá la paz.
Gilad Atzmon es jazzman y escritor británico de origen israelí.