Fudivarri
EL ESTADO ES TU PEOR ENEMIGO.
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Las crisis son cíclicas. Las hay de ciclo largo y de ciclo corto. Es así. No preguntes.
En las crisis hay escasez de dinero. Los bancos dejan de crearlo de la nada, según su costumbre y razón de ser, bien porque no encuentran a quién prestarlo con mínimas garantías de devolución o porque han alcanzado el límite legal de creación de dinero del aire. Se manifiestan de manera creciente los efectos de la escasez de dinero.
Un estado soberano, como la España de principios de los noventa(*), inyecta nuevo dinero en la economía. Al tiempo que devalúa la moneda. Creación de nuevo dinero y devaluación son fenómenos paralelos, si no precisamente conjuntos.
La crisis se aplaza porque hay dinero circulando. Los precios aumentan poco a poco hasta la nueva situación de equilibrio. No aumentan inicialmente, pues el dinero inyectado se utiliza para seguir con el ciclo económico, esta vez ficticio. Pero las importaciones de lo imprescindible marcan la pauta. De todos modos, la energía está gravada con tales impuestos que basta con reducirlos para mantener el statu quo. La gasolina, por ejemplo. La devaluación se considera que perjudica el poder adquisitivo de los ahorradores. Se cumple el objetivo de proteger a la nación, tanto al Estado como a la población.
En un país no soberano, como la España actual, eso no puede hacerse. (...)
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En las crisis hay escasez de dinero. Los bancos dejan de crearlo de la nada, según su costumbre y razón de ser, bien porque no encuentran a quién prestarlo con mínimas garantías de devolución o porque han alcanzado el límite legal de creación de dinero del aire. Se manifiestan de manera creciente los efectos de la escasez de dinero.
Un estado soberano, como la España de principios de los noventa(*), inyecta nuevo dinero en la economía. Al tiempo que devalúa la moneda. Creación de nuevo dinero y devaluación son fenómenos paralelos, si no precisamente conjuntos.
La crisis se aplaza porque hay dinero circulando. Los precios aumentan poco a poco hasta la nueva situación de equilibrio. No aumentan inicialmente, pues el dinero inyectado se utiliza para seguir con el ciclo económico, esta vez ficticio. Pero las importaciones de lo imprescindible marcan la pauta. De todos modos, la energía está gravada con tales impuestos que basta con reducirlos para mantener el statu quo. La gasolina, por ejemplo. La devaluación se considera que perjudica el poder adquisitivo de los ahorradores. Se cumple el objetivo de proteger a la nación, tanto al Estado como a la población.
En un país no soberano, como la España actual, eso no puede hacerse. (...)
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