Encuesta: Los jovenes cada vez pasan mas de la religion

D

dino dini

Guest
Como ven, ya pueden sacar 1 o 10 millones de personas a la calle. Yo me
quedo con los otros 30 millones que pasan de la religion y de la restriccion
de derechos para todo el mundo, entre ellos el del matrimonio.


http://www.archimadrid.es/alfayome/menu/pasados/revistas/99/nov99/num188/enport/enport01.htm





La cuarta parte
de los jóvenes españoles
dicen que pasan de Dios
Y los números, números son. Pero los números cantan. Con la publicación del
Informe
Jóvenes españoles 99, de la Fundación Santa María, no parece que tengamos
que entonar
himnos de alegría. Más bien los datos reflejan una realidad que ha de llevar
a un serio
examen de conciencia. Ofrecemos, en estas páginas, conscientes del riesgo de
la interpretación,
una síntesis de este riguroso trabajo científico sobre nuestros jóvenes
Los sociólogos Javier Elzo y Juan González-Anleo son los responsables
del análisis de los datos obtenidos en el capítulo dedicado a los jóvenes y
la religión.
Conforma la puerta de entrada del estudio la pregunta por la práctica
religiosa. Su disminución no se ha detenido. Doce de cada cien jóvenes, de
edades comprendidas entre los 18 y los 24 años, asisten semanalmente a misa,
ocho puntos menos que en el estudio del año 94. Son varias las causas que se
apuntan, de entre las que destacan significativamente los hábitos festivos
de los jóvenes durante los fines de semana. Además, debemos tener en cuenta
el peso negativo de los padres; la menor asistencia de los padres a la misa
dominical, cuando no la pérdida total de la práctica regular de muchos
adultos; y la acomodación de los padres practicantes a los nuevos tiempos.
Han quedado para la Historia los conflictos y engaños de los hijos con sus
padres en lo referente a la misa dominical.

Si introducimos las variables de la procedencia geográfica,
descubrimos que son las dos Castillas, Andalucía y Extremadura las que
ofrecen un mayor nivel de práctica religiosa semanal, frente a Cataluña,
Canarias y País Vasco que se mantienen con una gran inasistencia a las
prácticas dominicales.

De la práctica religiosa, el informe pasa al apartado de las
creencias. Una vez más, nos encontramos en una cuesta abajo. El 67 por
ciento de los jóvenes afirma creer en Dios. Hay un ligero descenso en los
que creen en el pecado, y se mantiene el porcentaje de los que creen en una
vida después de la muerte. Hay más jóvenes que creen en la reencarnación, 27
por cien, que en la resurrección de los muertos, 26 por cien.

Ineludiblemente, la pregunta siguiente es: ¿En qué Dios? Y aquí las
cifras sufren un considerable descenso, dado que el 60 por ciento señala que
Dios existe y se ha dado a conocer en la persona de Jesucristo, diez puntos
menos que en el informe de hace cinco años. Para colmo, la rotunda
afirmaciónYo paso de Dios. No me interesa el tema ha subido en enteros, del
18 por ciento ha pasado al 24, casi la cuarta parte de la juventud española.
Pero la cosa no termina aquí. Para mí Dios no existe recibe el 22 por ciento
de acuerdos, mientras que la posición dubitativa que dice que no sé si Dios
existe o no, pero no tengo motivos para creer, sube del 24 al 32 por ciento
en cinco años. Para los autores, se mire como se mire, la aceptación de la
idea, concepto o realidad de un Dios trascendente desciende porcentualmente.
Hay hoy menos jóvenes creyentes en Dios que hace cinco y diez años, pero el
descenso es mayor a medida que se concreta quién es ese Dios en la modalidad
del Dios cristiano.

Y llegamos a las actitudes de los jóvenes españoles ante la Iglesia.
Hay que empezar aclarando que, como consecuencia del cruce de variables de
capítulos anteriores del estudio, los autores no tienen empacho en afirmar
que el nivel general de confianza de los jóvenes en las instituciones, a
excepción del Parlamento y la Justicia, ha aumentado. Se han hecho más
institucionalistas. En consecuencia, en la comparación y en la evolución, la
Iglesia sale peor parada. Pero además de este primer dato, es importante
constatar que la capacidad socializadora de la Iglesia española ha
disminuido de forma más que alarmante, quedándose en niveles que resultan
ser insignificantes.
A esta conclusión se llega teniendo en cuenta que no llegan al 3 por
ciento quienes señalan la Iglesia como un lugar en donde se dicen cosas
interesantes. A este hecho hay que añadir otro sumamente elocuente. De los
que se consideran católicos practicantes, sólo el 10 por ciento encuentran
en la Iglesia el espacio donde orientarse en cuanto a ideas e
interpretaciones del mundo. A estas alturas, no se puede obviar el gran
vacío que se está produciendo respecto a la transmisión religiosa en España.
Para Javier Elzo y Juan González-Anleo, nuestra hipótesis es que el papel de
la familia ha sido, es y, probablemente, seguirá siendo, muy determinante en
la transmisión religiosa. Más aún que en la transmisión de la irreligión,
pues ésta se realiza espontáneamente, a través del ambiente reinante.
Avanzaríamos la hipótesis de que allí donde hay unos padres con convicciones
fuertes habrá un traslado de la religiosidad más notable cuando esas
convicciones sean religiosas, pero menor en el traslado de la
irreligiosidad. Por el contrario, cuando se trate de padres con convicciones
religiosas (o irreligiosas) débiles, el traslado, siendo siempre débil, se
orientará hacia el polo de la irreligiosidad, intensificándose y ampliándose
así los escasos valores religiosos de los padres, cuando existan.

Según lo autores del estudio, la socialización religiosa de los
jóvenes españoles se encuentra en crisis. La carencia de una transmisión
familiar de creencias y valores religiosos se une al desprestigio del valor
de la religión en una sociedad secularizada.

TIPOLOGÍA RELIGIOSA


--------------------------------------------------------------------------


La correlación entre las valencias religiosas y otros valores y los
comportamientos y actitudes consiguientes hacen que se establezca una
tipología de jóvenes y la religión con cinco grupos: irreligioso;
nominalista o normativista; no religioso humanista; moralista religioso; y
católico autónomo.

El primer tipo, irreligioso, justifica el terrorismo y el vandalismo
callejero y representa el 5,94 por ciento del total. Se caracteriza por los
escasos valores religiosos: Dios no existe, pasa de Dios, o bien no sabe si
Dios existe o no, pero no tiene motivos para creer en Él. En el estudio se
establece una clara correlación a este respecto: la justificación del
terrorismo y del vandalismo callejero va unida al máximo rechazo de toda
concepción de Dios, tanto trascendente como inmanente.

El segundo tipo es el del joven nominalista. Entiende que, para que
una persona pueda ser considerada religiosa, debe seguir las normas que le
enseña su Iglesia. Sin embargo, no considera requisitos para que uno sea una
persona religiosa el cumplimiento de determinados preceptos morales de la
Iglesia, como por ejemplo el de no mantener relaciones sensuales antes del
matrimonio o no aceptar el aborto y la eutanasia.

Un paso más y nos encontramos con el tipo de joven no religioso, el
humanista. Supone porcentualmente el 33 por ciento de la juventud española.
Desde su personal concepción de la religión, para ser una persona religiosa
no se tiene por qué seguir las normas de la Iglesia, ni pertenecer a la
Iglesia. Tampoco creer en Dios, rezar y tener algún tipo de práctica. La
condición de la religiosidad, entonces, es puramente su humanismo.

FE E IGLESIA
--------------------------------------------------------------------------

En cuarto lugar, tenemos al calificado como moralista religioso, que
ocupa el 7 por ciento del espectro sociológico. Este grupo mantiene un mayor
nivel de exigencia a la hora de definir a una persona como religiosa,
poniendo el énfasis en los comportamientos morales.

Por último, el grupo calificado por los autores del estudio como el
más religioso, el denominado de católicos autónomos, que agrupa a los
jóvenes que en mayor medida aceptan las modalidades del Dios de los
cristianos, Dios manifestado en Jesucristo. Es el colectivo de jóvenes que
reza y tiene alguna práctica religiosa.

Javier Elzo, a la hora de establecer las conclusiones, insiste en que
se da una línea de continuidad respecto al anterior estudio del 94 en el
carácter individual de la construcción de la realidad social, la importancia
de la experimentación grupal en la elaboración propia (no tematizada en la
inmensa mayoría de los casos, pero no por ello menos real) y la lectura
mayoritariamente religioso-trascendente de la dimensión religiosa. Además
añade algunos aspectos novedosos: debemos empezar a tener en cuenta lo que
significa encontrarnos con jóvenes no educados religiosamente por sus
padres, aunque éstos sean nominalmente católicos.

Si analizamos la relación entre la Iglesia como institución y los
jóvenes, sorprende descubrir que para las tipologías de jóvenes religiosos
se da un distanciamiento de la Iglesia. Su discurso sería el siguiente: Soy
religioso, soy creyente, responderé que soy miembro de la Iglesia católica
si me lo preguntan, pero no me parece que eso sea lo esencial, y de hecho yo
puedo ser religioso y católico, y quiero serlo, sin seguir necesariamente
las normas de la Iglesia e, incluso, sin que necesariamente precise
pertenecer a la Iglesia. Respecto de los jóvenes no religiosos o menos
religiosos, tienen una imagen estereotipada de la Iglesia, limitada a las
normas morales. La percepción de la Iglesia se limita, en gran medida, al
ámbito de la sexualidad y de la interrupción de la vida.

José Francisco Serrano
 
V

Victor

Guest
"dino dini" <dino.diniQUITAESTO@supercable.es> escribió en el mensaje
news:JC0te.126105$j8.91347@twister.auna.com...
> Como ven, ya pueden sacar 1 o 10 millones de personas a la calle. Yo me
> quedo con los otros 30 millones que pasan de la religion y de la
> restriccion de derechos para todo el mundo, entre ellos el del matrimonio.
>
>
> http://www.archimadrid.es/alfayome/menu/pasados/revistas/99/nov99/num188/enport/enport01.htm
>
>
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>
>
> La cuarta parte
> de los jóvenes españoles
> dicen que pasan de Dios
> Y los números, números son. Pero los números cantan. Con la publicación
> del Informe
> Jóvenes españoles 99, de la Fundación Santa María, no parece que tengamos
> que entonar
> himnos de alegría. Más bien los datos reflejan una realidad que ha de
> llevar a un serio
> examen de conciencia. Ofrecemos, en estas páginas, conscientes del riesgo
> de la interpretación,
> una síntesis de este riguroso trabajo científico sobre nuestros jóvenes
> Los sociólogos Javier Elzo y Juan González-Anleo son los responsables
> del análisis de los datos obtenidos en el capítulo dedicado a los jóvenes
> y la religión.
> Conforma la puerta de entrada del estudio la pregunta por la práctica
> religiosa. Su disminución no se ha detenido. Doce de cada cien jóvenes, de
> edades comprendidas entre los 18 y los 24 años, asisten semanalmente a
> misa, ocho puntos menos que en el estudio del año 94. Son varias las
> causas que se apuntan, de entre las que destacan significativamente los
> hábitos festivos de los jóvenes durante los fines de semana. Además,
> debemos tener en cuenta el peso negativo de los padres; la menor
> asistencia de los padres a la misa dominical, cuando no la pérdida total
> de la práctica regular de muchos adultos; y la acomodación de los padres
> practicantes a los nuevos tiempos. Han quedado para la Historia los
> conflictos y engaños de los hijos con sus padres en lo referente a la misa
> dominical.
>
> Si introducimos las variables de la procedencia geográfica,
> descubrimos que son las dos Castillas, Andalucía y Extremadura las que
> ofrecen un mayor nivel de práctica religiosa semanal, frente a Cataluña,
> Canarias y País Vasco que se mantienen con una gran inasistencia a las
> prácticas dominicales.
>
> De la práctica religiosa, el informe pasa al apartado de las
> creencias. Una vez más, nos encontramos en una cuesta abajo. El 67 por
> ciento de los jóvenes afirma creer en Dios. Hay un ligero descenso en los
> que creen en el pecado, y se mantiene el porcentaje de los que creen en
> una vida después de la muerte. Hay más jóvenes que creen en la
> reencarnación, 27 por cien, que en la resurrección de los muertos, 26 por
> cien.
>
> Ineludiblemente, la pregunta siguiente es: ¿En qué Dios? Y aquí las
> cifras sufren un considerable descenso, dado que el 60 por ciento señala
> que Dios existe y se ha dado a conocer en la persona de Jesucristo, diez
> puntos menos que en el informe de hace cinco años. Para colmo, la rotunda
> afirmaciónYo paso de Dios. No me interesa el tema ha subido en enteros,
> del 18 por ciento ha pasado al 24, casi la cuarta parte de la juventud
> española. Pero la cosa no termina aquí. Para mí Dios no existe recibe el
> 22 por ciento de acuerdos, mientras que la posición dubitativa que dice
> que no sé si Dios existe o no, pero no tengo motivos para creer, sube del
> 24 al 32 por ciento en cinco años. Para los autores, se mire como se mire,
> la aceptación de la idea, concepto o realidad de un Dios trascendente
> desciende porcentualmente. Hay hoy menos jóvenes creyentes en Dios que
> hace cinco y diez años, pero el descenso es mayor a medida que se concreta
> quién es ese Dios en la modalidad del Dios cristiano.
>
> Y llegamos a las actitudes de los jóvenes españoles ante la Iglesia.
> Hay que empezar aclarando que, como consecuencia del cruce de variables de
> capítulos anteriores del estudio, los autores no tienen empacho en afirmar
> que el nivel general de confianza de los jóvenes en las instituciones, a
> excepción del Parlamento y la Justicia, ha aumentado. Se han hecho más
> institucionalistas. En consecuencia, en la comparación y en la evolución,
> la Iglesia sale peor parada. Pero además de este primer dato, es
> importante constatar que la capacidad socializadora de la Iglesia española
> ha disminuido de forma más que alarmante, quedándose en niveles que
> resultan ser insignificantes.
> A esta conclusión se llega teniendo en cuenta que no llegan al 3 por
> ciento quienes señalan la Iglesia como un lugar en donde se dicen cosas
> interesantes. A este hecho hay que añadir otro sumamente elocuente. De los
> que se consideran católicos practicantes, sólo el 10 por ciento encuentran
> en la Iglesia el espacio donde orientarse en cuanto a ideas e
> interpretaciones del mundo. A estas alturas, no se puede obviar el gran
> vacío que se está produciendo respecto a la transmisión religiosa en
> España. Para Javier Elzo y Juan González-Anleo, nuestra hipótesis es que
> el papel de la familia ha sido, es y, probablemente, seguirá siendo, muy
> determinante en la transmisión religiosa. Más aún que en la transmisión de
> la irreligión, pues ésta se realiza espontáneamente, a través del ambiente
> reinante. Avanzaríamos la hipótesis de que allí donde hay unos padres con
> convicciones fuertes habrá un traslado de la religiosidad más notable
> cuando esas convicciones sean religiosas, pero menor en el traslado de la
> irreligiosidad. Por el contrario, cuando se trate de padres con
> convicciones religiosas (o irreligiosas) débiles, el traslado, siendo
> siempre débil, se orientará hacia el polo de la irreligiosidad,
> intensificándose y ampliándose así los escasos valores religiosos de los
> padres, cuando existan.
>
> Según lo autores del estudio, la socialización religiosa de los
> jóvenes españoles se encuentra en crisis. La carencia de una transmisión
> familiar de creencias y valores religiosos se une al desprestigio del
> valor de la religión en una sociedad secularizada.
>
> TIPOLOGÍA RELIGIOSA
>
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>
>
> La correlación entre las valencias religiosas y otros valores y los
> comportamientos y actitudes consiguientes hacen que se establezca una
> tipología de jóvenes y la religión con cinco grupos: irreligioso;
> nominalista o normativista; no religioso humanista; moralista religioso; y
> católico autónomo.
>
> El primer tipo, irreligioso, justifica el terrorismo y el vandalismo
> callejero y representa el 5,94 por ciento del total. Se caracteriza por
> los escasos valores religiosos: Dios no existe, pasa de Dios, o bien no
> sabe si Dios existe o no, pero no tiene motivos para creer en Él. En el
> estudio se establece una clara correlación a este respecto: la
> justificación del terrorismo y del vandalismo callejero va unida al máximo
> rechazo de toda concepción de Dios, tanto trascendente como inmanente.
>
> El segundo tipo es el del joven nominalista. Entiende que, para que
> una persona pueda ser considerada religiosa, debe seguir las normas que le
> enseña su Iglesia. Sin embargo, no considera requisitos para que uno sea
> una persona religiosa el cumplimiento de determinados preceptos morales de
> la Iglesia, como por ejemplo el de no mantener relaciones sensuales antes
> del matrimonio o no aceptar el aborto y la eutanasia.
>
> Un paso más y nos encontramos con el tipo de joven no religioso, el
> humanista. Supone porcentualmente el 33 por ciento de la juventud
> española. Desde su personal concepción de la religión, para ser una
> persona religiosa no se tiene por qué seguir las normas de la Iglesia, ni
> pertenecer a la Iglesia. Tampoco creer en Dios, rezar y tener algún tipo
> de práctica. La condición de la religiosidad, entonces, es puramente su
> humanismo.
>
> FE E IGLESIA
> --------------------------------------------------------------------------
>
> En cuarto lugar, tenemos al calificado como moralista religioso, que
> ocupa el 7 por ciento del espectro sociológico. Este grupo mantiene un
> mayor nivel de exigencia a la hora de definir a una persona como
> religiosa, poniendo el énfasis en los comportamientos morales.
>
> Por último, el grupo calificado por los autores del estudio como el
> más religioso, el denominado de católicos autónomos, que agrupa a los
> jóvenes que en mayor medida aceptan las modalidades del Dios de los
> cristianos, Dios manifestado en Jesucristo. Es el colectivo de jóvenes que
> reza y tiene alguna práctica religiosa.
>
> Javier Elzo, a la hora de establecer las conclusiones, insiste en que
> se da una línea de continuidad respecto al anterior estudio del 94 en el
> carácter individual de la construcción de la realidad social, la
> importancia de la experimentación grupal en la elaboración propia (no
> tematizada en la inmensa mayoría de los casos, pero no por ello menos
> real) y la lectura mayoritariamente religioso-trascendente de la dimensión
> religiosa. Además añade algunos aspectos novedosos: debemos empezar a
> tener en cuenta lo que significa encontrarnos con jóvenes no educados
> religiosamente por sus padres, aunque éstos sean nominalmente católicos.
>
> Si analizamos la relación entre la Iglesia como institución y los
> jóvenes, sorprende descubrir que para las tipologías de jóvenes religiosos
> se da un distanciamiento de la Iglesia. Su discurso sería el siguiente:
> Soy religioso, soy creyente, responderé que soy miembro de la Iglesia
> católica si me lo preguntan, pero no me parece que eso sea lo esencial, y
> de hecho yo puedo ser religioso y católico, y quiero serlo, sin seguir
> necesariamente las normas de la Iglesia e, incluso, sin que necesariamente
> precise pertenecer a la Iglesia. Respecto de los jóvenes no religiosos o
> menos religiosos, tienen una imagen estereotipada de la Iglesia, limitada
> a las normas morales. La percepción de la Iglesia se limita, en gran
> medida, al ámbito de la sexualidad y de la interrupción de la vida.
>
> José Francisco Serrano
>
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V

Victor

Guest
Vaya... es lo mismo que con las manifestaciones contra la "guerra de Irak"

Pero claro... siempre son casos diferentes cuando conviene :D:D:D:D


Vic

"dino dini" <dino.diniQUITAESTO@supercable.es> escribió en el mensaje
news:JC0te.126105$j8.91347@twister.auna.com...
> Como ven, ya pueden sacar 1 o 10 millones de personas a la calle. Yo me
> quedo con los otros 30 millones que pasan de la religion y de la
> restriccion de derechos para todo el mundo, entre ellos el del matrimonio.
>
>
> http://www.archimadrid.es/alfayome/menu/pasados/revistas/99/nov99/num188/enport/enport01.htm
>
>
>
>
>
> La cuarta parte
> de los jóvenes españoles
> dicen que pasan de Dios
> Y los números, números son. Pero los números cantan. Con la publicación
> del Informe
> Jóvenes españoles 99, de la Fundación Santa María, no parece que tengamos
> que entonar
> himnos de alegría. Más bien los datos reflejan una realidad que ha de
> llevar a un serio
> examen de conciencia. Ofrecemos, en estas páginas, conscientes del riesgo
> de la interpretación,
> una síntesis de este riguroso trabajo científico sobre nuestros jóvenes
> Los sociólogos Javier Elzo y Juan González-Anleo son los responsables
> del análisis de los datos obtenidos en el capítulo dedicado a los jóvenes
> y la religión.
> Conforma la puerta de entrada del estudio la pregunta por la práctica
> religiosa. Su disminución no se ha detenido. Doce de cada cien jóvenes, de
> edades comprendidas entre los 18 y los 24 años, asisten semanalmente a
> misa, ocho puntos menos que en el estudio del año 94. Son varias las
> causas que se apuntan, de entre las que destacan significativamente los
> hábitos festivos de los jóvenes durante los fines de semana. Además,
> debemos tener en cuenta el peso negativo de los padres; la menor
> asistencia de los padres a la misa dominical, cuando no la pérdida total
> de la práctica regular de muchos adultos; y la acomodación de los padres
> practicantes a los nuevos tiempos. Han quedado para la Historia los
> conflictos y engaños de los hijos con sus padres en lo referente a la misa
> dominical.
>
> Si introducimos las variables de la procedencia geográfica,
> descubrimos que son las dos Castillas, Andalucía y Extremadura las que
> ofrecen un mayor nivel de práctica religiosa semanal, frente a Cataluña,
> Canarias y País Vasco que se mantienen con una gran inasistencia a las
> prácticas dominicales.
>
> De la práctica religiosa, el informe pasa al apartado de las
> creencias. Una vez más, nos encontramos en una cuesta abajo. El 67 por
> ciento de los jóvenes afirma creer en Dios. Hay un ligero descenso en los
> que creen en el pecado, y se mantiene el porcentaje de los que creen en
> una vida después de la muerte. Hay más jóvenes que creen en la
> reencarnación, 27 por cien, que en la resurrección de los muertos, 26 por
> cien.
>
> Ineludiblemente, la pregunta siguiente es: ¿En qué Dios? Y aquí las
> cifras sufren un considerable descenso, dado que el 60 por ciento señala
> que Dios existe y se ha dado a conocer en la persona de Jesucristo, diez
> puntos menos que en el informe de hace cinco años. Para colmo, la rotunda
> afirmaciónYo paso de Dios. No me interesa el tema ha subido en enteros,
> del 18 por ciento ha pasado al 24, casi la cuarta parte de la juventud
> española. Pero la cosa no termina aquí. Para mí Dios no existe recibe el
> 22 por ciento de acuerdos, mientras que la posición dubitativa que dice
> que no sé si Dios existe o no, pero no tengo motivos para creer, sube del
> 24 al 32 por ciento en cinco años. Para los autores, se mire como se mire,
> la aceptación de la idea, concepto o realidad de un Dios trascendente
> desciende porcentualmente. Hay hoy menos jóvenes creyentes en Dios que
> hace cinco y diez años, pero el descenso es mayor a medida que se concreta
> quién es ese Dios en la modalidad del Dios cristiano.
>
> Y llegamos a las actitudes de los jóvenes españoles ante la Iglesia.
> Hay que empezar aclarando que, como consecuencia del cruce de variables de
> capítulos anteriores del estudio, los autores no tienen empacho en afirmar
> que el nivel general de confianza de los jóvenes en las instituciones, a
> excepción del Parlamento y la Justicia, ha aumentado. Se han hecho más
> institucionalistas. En consecuencia, en la comparación y en la evolución,
> la Iglesia sale peor parada. Pero además de este primer dato, es
> importante constatar que la capacidad socializadora de la Iglesia española
> ha disminuido de forma más que alarmante, quedándose en niveles que
> resultan ser insignificantes.
> A esta conclusión se llega teniendo en cuenta que no llegan al 3 por
> ciento quienes señalan la Iglesia como un lugar en donde se dicen cosas
> interesantes. A este hecho hay que añadir otro sumamente elocuente. De los
> que se consideran católicos practicantes, sólo el 10 por ciento encuentran
> en la Iglesia el espacio donde orientarse en cuanto a ideas e
> interpretaciones del mundo. A estas alturas, no se puede obviar el gran
> vacío que se está produciendo respecto a la transmisión religiosa en
> España. Para Javier Elzo y Juan González-Anleo, nuestra hipótesis es que
> el papel de la familia ha sido, es y, probablemente, seguirá siendo, muy
> determinante en la transmisión religiosa. Más aún que en la transmisión de
> la irreligión, pues ésta se realiza espontáneamente, a través del ambiente
> reinante. Avanzaríamos la hipótesis de que allí donde hay unos padres con
> convicciones fuertes habrá un traslado de la religiosidad más notable
> cuando esas convicciones sean religiosas, pero menor en el traslado de la
> irreligiosidad. Por el contrario, cuando se trate de padres con
> convicciones religiosas (o irreligiosas) débiles, el traslado, siendo
> siempre débil, se orientará hacia el polo de la irreligiosidad,
> intensificándose y ampliándose así los escasos valores religiosos de los
> padres, cuando existan.
>
> Según lo autores del estudio, la socialización religiosa de los
> jóvenes españoles se encuentra en crisis. La carencia de una transmisión
> familiar de creencias y valores religiosos se une al desprestigio del
> valor de la religión en una sociedad secularizada.
>
> TIPOLOGÍA RELIGIOSA
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>
> La correlación entre las valencias religiosas y otros valores y los
> comportamientos y actitudes consiguientes hacen que se establezca una
> tipología de jóvenes y la religión con cinco grupos: irreligioso;
> nominalista o normativista; no religioso humanista; moralista religioso; y
> católico autónomo.
>
> El primer tipo, irreligioso, justifica el terrorismo y el vandalismo
> callejero y representa el 5,94 por ciento del total. Se caracteriza por
> los escasos valores religiosos: Dios no existe, pasa de Dios, o bien no
> sabe si Dios existe o no, pero no tiene motivos para creer en Él. En el
> estudio se establece una clara correlación a este respecto: la
> justificación del terrorismo y del vandalismo callejero va unida al máximo
> rechazo de toda concepción de Dios, tanto trascendente como inmanente.
>
> El segundo tipo es el del joven nominalista. Entiende que, para que
> una persona pueda ser considerada religiosa, debe seguir las normas que le
> enseña su Iglesia. Sin embargo, no considera requisitos para que uno sea
> una persona religiosa el cumplimiento de determinados preceptos morales de
> la Iglesia, como por ejemplo el de no mantener relaciones sensuales antes
> del matrimonio o no aceptar el aborto y la eutanasia.
>
> Un paso más y nos encontramos con el tipo de joven no religioso, el
> humanista. Supone porcentualmente el 33 por ciento de la juventud
> española. Desde su personal concepción de la religión, para ser una
> persona religiosa no se tiene por qué seguir las normas de la Iglesia, ni
> pertenecer a la Iglesia. Tampoco creer en Dios, rezar y tener algún tipo
> de práctica. La condición de la religiosidad, entonces, es puramente su
> humanismo.
>
> FE E IGLESIA
> --------------------------------------------------------------------------
>
> En cuarto lugar, tenemos al calificado como moralista religioso, que
> ocupa el 7 por ciento del espectro sociológico. Este grupo mantiene un
> mayor nivel de exigencia a la hora de definir a una persona como
> religiosa, poniendo el énfasis en los comportamientos morales.
>
> Por último, el grupo calificado por los autores del estudio como el
> más religioso, el denominado de católicos autónomos, que agrupa a los
> jóvenes que en mayor medida aceptan las modalidades del Dios de los
> cristianos, Dios manifestado en Jesucristo. Es el colectivo de jóvenes que
> reza y tiene alguna práctica religiosa.
>
> Javier Elzo, a la hora de establecer las conclusiones, insiste en que
> se da una línea de continuidad respecto al anterior estudio del 94 en el
> carácter individual de la construcción de la realidad social, la
> importancia de la experimentación grupal en la elaboración propia (no
> tematizada en la inmensa mayoría de los casos, pero no por ello menos
> real) y la lectura mayoritariamente religioso-trascendente de la dimensión
> religiosa. Además añade algunos aspectos novedosos: debemos empezar a
> tener en cuenta lo que significa encontrarnos con jóvenes no educados
> religiosamente por sus padres, aunque éstos sean nominalmente católicos.
>
> Si analizamos la relación entre la Iglesia como institución y los
> jóvenes, sorprende descubrir que para las tipologías de jóvenes religiosos
> se da un distanciamiento de la Iglesia. Su discurso sería el siguiente:
> Soy religioso, soy creyente, responderé que soy miembro de la Iglesia
> católica si me lo preguntan, pero no me parece que eso sea lo esencial, y
> de hecho yo puedo ser religioso y católico, y quiero serlo, sin seguir
> necesariamente las normas de la Iglesia e, incluso, sin que necesariamente
> precise pertenecer a la Iglesia. Respecto de los jóvenes no religiosos o
> menos religiosos, tienen una imagen estereotipada de la Iglesia, limitada
> a las normas morales. La percepción de la Iglesia se limita, en gran
> medida, al ámbito de la sexualidad y de la interrupción de la vida.
>
> José Francisco Serrano
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