Zapatero o la nada

J

Josec

Guest
[...] Mientras él (Zapatero) excita la dia­léctica marxista entre los
agentes sociales para asegurarse la perpetuidad en el poder, las
cir­cunstancias de las personas empeoran. Nos odiamos más, nos centrifugamos
como pue­blo, damos ventaja a los malos, sembramos el nihilismo [...]

Zapatero o la nada

Ha sido un durísimo debate sobre el Estado de la Nación, y sobre todo ha
quedado claro que la brecha social, la que divide a las dos Españas, existe
también en el Parlamento. La derecha y la izquierda ya no se fían la una de
la otra. El pacto antiterrorista o la simple convicción de que España es una
nación ya no son principios fundamentales de convivencia. Me extraña este
silencio en el PSOE, porque creo que millones de votantes socialistas
discrepan del presidente. Personalmente seguí el debate esquivando los
insultos, las ironías, las fintas y buscando alguna señal sobre mi próximo
destino como española. Confieso no haberla hallado. José Luis Rodríguez
Zapatero no sólo no ha expresado su concepto de España sino que parece
concederle a este silencio cualidades mágicas: piensa que, dejando abiertas
todas las puertas llegará, hablando y hablando con unos y otros, a algún
puerto, cualquiera, porque le sirven todos. Tenemos un presidente que se
encuentra a gusto en la niebla de la indefinición, tal vez porque así se
garantiza el apoyo de todos los que acarician la idea de sacar tajada. Creo
que toda su táctica política se refiere a aquello de «divide y vencerás».
Por eso le fascinan las posiciones que pueden producir fractura. Anteayer
buscaba que el dirigente de la oposición discutiese con e1 sobre matrimonios
gayses, gracias a Dios se quedó con las ganas y Rajoy no entró al
trapo. Porque a Zapatero le interesan bastante poco los gayses, lo que
le interesa es utilizarlos como cuña social. Gracias a sus tácticas el país
anda completamente y falsamente dividido entre centro y periferias,
autonomí­as ricas y pobres, derecha e izquierda, creyentes y escépticos,
republicanos y franquistas. Ha logrado una fractura sin prece­dentes desde
la transición. Za­patero no tiene ideas porque no las necesita. Es nieto
cultu­ral de mayo del 68 y apenas hilvana un discurso laxo sobre revolución
sensual, liberación de la mujer o el lgtb, boicot a las instituciones,
superación del concepto de nación y confede­ralismo. «Me importan los
inquilinos, los ciu­dadanos, no la nación» decía ayer. Más allá de esta
débil trabazón se siente libre como el viento para pactar con quien sea,
porque care­ce de convicciones. Me daría igual lo que piensa el presidente
si la realidad no existiese, pero bienestar, solidaridad entre españoles,
te­rrorismo, libertad religiosa y de pensamiento, embriones, son palabras
que designan hechos, no meros conceptos teóricos. Cosas que defi­nen nuestra
felicidad. Mientras él excita la dia­léctica marxista entre los agentes
sociales para asegurarse la perpetuidad en el poder, las cir­cunstancias de
las personas empeoran. Nos odiamos más, nos centrifugamos como pue­blo,
damos ventaja a los malos, sembramos el nihilismo. Comprendo a quien quiere
esquivar los problemas soñando que palabras como diálogo, tolerancia,
talante, pueden sustituir al esfuerzo de la convivencia pero lamento
de­cirles que no es verdad.

Cristina LÓPEZ SCHLICHTING
 
J

jovimo

Guest
"Josec" <josecalpe87@terra.es> wrote in message news:<iE0he.557004$I96.678482@telenews.teleline.es>...
> [...] Mientras él (Zapatero) excita la dia­léctica marxista entre los
> agentes sociales para asegurarse la perpetuidad en el poder, las
> cir­cunstancias de las personas empeoran. Nos odiamos más, nos centrifugamos
> como pue­blo, damos ventaja a los malos, sembramos el nihilismo [...]
>
> Zapatero o la nada
>
> Ha sido un durísimo debate sobre el Estado de la Nación, y sobre todo ha
> quedado claro que la brecha social, la que divide a las dos Españas, existe
> también en el Parlamento. La derecha y la izquierda ya no se fían la una de
> la otra. El pacto antiterrorista o la simple convicción de que España es una
> nación ya no son principios fundamentales de convivencia. Me extraña este
> silencio en el PSOE, porque creo que millones de votantes socialistas
> discrepan del presidente. Personalmente seguí el debate esquivando los
> insultos, las ironías, las fintas y buscando alguna señal sobre mi próximo
> destino como española. Confieso no haberla hallado. José Luis Rodríguez
> Zapatero no sólo no ha expresado su concepto de España sino que parece
> concederle a este silencio cualidades mágicas: piensa que, dejando abiertas
> todas las puertas llegará, hablando y hablando con unos y otros, a algún
> puerto, cualquiera, porque le sirven todos. Tenemos un presidente que se
> encuentra a gusto en la niebla de la indefinición, tal vez porque así se
> garantiza el apoyo de todos los que acarician la idea de sacar tajada. Creo
> que toda su táctica política se refiere a aquello de «divide y vencerás».
> Por eso le fascinan las posiciones que pueden producir fractura. Anteayer
> buscaba que el dirigente de la oposición discutiese con e1 sobre matrimonios
> gayses, gracias a Dios se quedó con las ganas y Rajoy no entró al
> trapo. Porque a Zapatero le interesan bastante poco los gayses, lo que
> le interesa es utilizarlos como cuña social. Gracias a sus tácticas el país
> anda completamente y falsamente dividido entre centro y periferias,
> autonomí­as ricas y pobres, derecha e izquierda, creyentes y escépticos,
> republicanos y franquistas. Ha logrado una fractura sin prece­dentes desde
> la transición. Za­patero no tiene ideas porque no las necesita. Es nieto
> cultu­ral de mayo del 68 y apenas hilvana un discurso laxo sobre revolución
> sensual, liberación de la mujer o el lgtb, boicot a las instituciones,
> superación del concepto de nación y confede­ralismo. «Me importan los
> inquilinos, los ciu­dadanos, no la nación» decía ayer. Más allá de esta
> débil trabazón se siente libre como el viento para pactar con quien sea,
> porque care­ce de convicciones. Me daría igual lo que piensa el presidente
> si la realidad no existiese, pero bienestar, solidaridad entre españoles,
> te­rrorismo, libertad religiosa y de pensamiento, embriones, son palabras
> que designan hechos, no meros conceptos teóricos. Cosas que defi­nen nuestra
> felicidad. Mientras él excita la dia­léctica marxista entre los agentes
> sociales para asegurarse la perpetuidad en el poder, las cir­cunstancias de
> las personas empeoran. Nos odiamos más, nos centrifugamos como pue­blo,
> damos ventaja a los malos, sembramos el nihilismo. Comprendo a quien quiere
> esquivar los problemas soñando que palabras como diálogo, tolerancia,
> talante, pueden sustituir al esfuerzo de la convivencia pero lamento
> de­cirles que no es verdad.
>
> Cristina LÓPEZ SCHLICHTING


Aqui los unicos que se autocentrifugan son los Muy de derechas y los de
derechas, que no soportan no estar en el poder, ni que se planteen
ideas que no son las suyas.
 
U

unomas

Guest
Razón total a Cristina. Aaayyyy garrulo..... así estamos ahora...por
garrulos fachosos como tu. Eso es el fascio, la intolerancia que tu tienes
payasete.


> Aqui los unicos que se autocentrifugan son los Muy de derechas y los de
> derechas, que no soportan no estar en el poder, ni que se planteen
> ideas que no son las suyas.
 
P

Pepepaco

Guest
No entiendo que se puede acusar a la vez a ZP de indefinición y a la vez de
excitar al repruebo.
Yo creo que lo excita al repruebo son palabras como "traidor" y otras de tipo
parecido.
Pepepaco


"Josec" <josecalpe87@terra.es> escribió en el mensaje
news:iE0he.557004$I96.678482@telenews.teleline.es...
> [...] Mientras él (Zapatero) excita la dia­léctica marxista entre los
> agentes sociales para asegurarse la perpetuidad en el poder, las
> cir­cunstancias de las personas empeoran. Nos odiamos más, nos
> centrifugamos como pue­blo, damos ventaja a los malos, sembramos el
> nihilismo [...]
>
> Zapatero o la nada
>
> Ha sido un durísimo debate sobre el Estado de la Nación, y sobre todo
> ha quedado claro que la brecha social, la que divide a las dos Españas,
> existe también en el Parlamento. La derecha y la izquierda ya no se fían
> la una de la otra. El pacto antiterrorista o la simple convicción de que
> España es una nación ya no son principios fundamentales de convivencia. Me
> extraña este silencio en el PSOE, porque creo que millones de votantes
> socialistas discrepan del presidente. Personalmente seguí el debate
> esquivando los insultos, las ironías, las fintas y buscando alguna señal
> sobre mi próximo destino como española. Confieso no haberla hallado. José
> Luis Rodríguez Zapatero no sólo no ha expresado su concepto de España sino
> que parece concederle a este silencio cualidades mágicas: piensa que,
> dejando abiertas todas las puertas llegará, hablando y hablando con unos y
> otros, a algún puerto, cualquiera, porque le sirven todos. Tenemos un
> presidente que se encuentra a gusto en la niebla de la indefinición, tal
> vez porque así se garantiza el apoyo de todos los que acarician la idea de
> sacar tajada. Creo que toda su táctica política se refiere a aquello de
> «divide y vencerás». Por eso le fascinan las posiciones que pueden
> producir fractura. Anteayer buscaba que el dirigente de la oposición
> discutiese con e1 sobre matrimonios gayses, gracias a Dios se quedó
> con las ganas y Rajoy no entró al trapo. Porque a Zapatero le interesan
> bastante poco los gayses, lo que le interesa es utilizarlos como
> cuña social. Gracias a sus tácticas el país anda completamente y
> falsamente dividido entre centro y periferias, autonomí­as ricas y pobres,
> derecha e izquierda, creyentes y escépticos, republicanos y franquistas.
> Ha logrado una fractura sin prece­dentes desde la transición. Za­patero no
> tiene ideas porque no las necesita. Es nieto cultu­ral de mayo del 68 y
> apenas hilvana un discurso laxo sobre revolución sensual, liberación de la
> mujer o el lgtb, boicot a las instituciones, superación del concepto de
> nación y confede­ralismo. «Me importan los inquilinos, los ciu­dadanos, no
> la nación» decía ayer. Más allá de esta débil trabazón se siente libre
> como el viento para pactar con quien sea, porque care­ce de convicciones.
> Me daría igual lo que piensa el presidente si la realidad no existiese,
> pero bienestar, solidaridad entre españoles, te­rrorismo, libertad
> religiosa y de pensamiento, embriones, son palabras que designan hechos,
> no meros conceptos teóricos. Cosas que defi­nen nuestra felicidad.
> Mientras él excita la dia­léctica marxista entre los agentes sociales para
> asegurarse la perpetuidad en el poder, las cir­cunstancias de las personas
> empeoran. Nos odiamos más, nos centrifugamos como pue­blo, damos ventaja a
> los malos, sembramos el nihilismo. Comprendo a quien quiere esquivar los
> problemas soñando que palabras como diálogo, tolerancia, talante, pueden
> sustituir al esfuerzo de la convivencia pero lamento de­cirles que no es
> verdad.
>
> Cristina LÓPEZ SCHLICHTING
>
>
 
M

motos

Guest
tio largate de aqui que nos vas a arruinar
"Pepepaco" <francescQUITAESTO@igmarmol.com> escribió en el mensaje
news:4289fd87_1@x-privat.org...
> No entiendo que se puede acusar a la vez a ZP de indefinición y a la vez

de
> excitar al repruebo.
> Yo creo que lo excita al repruebo son palabras como "traidor" y otras de tipo
> parecido.
> Pepepaco
>
>
> "Josec" <josecalpe87@terra.es> escribió en el mensaje
> news:iE0he.557004$I96.678482@telenews.teleline.es...
> > [...] Mientras él (Zapatero) excita la dia­léctica marxista entre los
> > agentes sociales para asegurarse la perpetuidad en el poder, las
> > cir­cunstancias de las personas empeoran. Nos odiamos más, nos
> > centrifugamos como pue­blo, damos ventaja a los malos, sembramos el
> > nihilismo [...]
> >
> > Zapatero o la nada
> >
> > Ha sido un durísimo debate sobre el Estado de la Nación, y sobre todo
> > ha quedado claro que la brecha social, la que divide a las dos Españas,
> > existe también en el Parlamento. La derecha y la izquierda ya no se fían
> > la una de la otra. El pacto antiterrorista o la simple convicción de que
> > España es una nación ya no son principios fundamentales de convivencia.

Me
> > extraña este silencio en el PSOE, porque creo que millones de votantes
> > socialistas discrepan del presidente. Personalmente seguí el debate
> > esquivando los insultos, las ironías, las fintas y buscando alguna señal
> > sobre mi próximo destino como española. Confieso no haberla hallado.

José
> > Luis Rodríguez Zapatero no sólo no ha expresado su concepto de España

sino
> > que parece concederle a este silencio cualidades mágicas: piensa que,
> > dejando abiertas todas las puertas llegará, hablando y hablando con unos

y
> > otros, a algún puerto, cualquiera, porque le sirven todos. Tenemos un
> > presidente que se encuentra a gusto en la niebla de la indefinición, tal
> > vez porque así se garantiza el apoyo de todos los que acarician la idea

de
> > sacar tajada. Creo que toda su táctica política se refiere a aquello de
> > «divide y vencerás». Por eso le fascinan las posiciones que pueden
> > producir fractura. Anteayer buscaba que el dirigente de la oposición
> > discutiese con e1 sobre matrimonios gayses, gracias a Dios se

quedó
> > con las ganas y Rajoy no entró al trapo. Porque a Zapatero le interesan
> > bastante poco los gayses, lo que le interesa es utilizarlos como
> > cuña social. Gracias a sus tácticas el país anda completamente y
> > falsamente dividido entre centro y periferias, autonomí­as ricas y

pobres,
> > derecha e izquierda, creyentes y escépticos, republicanos y franquistas.
> > Ha logrado una fractura sin prece­dentes desde la transición. Za­patero

no
> > tiene ideas porque no las necesita. Es nieto cultu­ral de mayo del 68 y
> > apenas hilvana un discurso laxo sobre revolución sensual, liberación de

la
> > mujer o el lgtb, boicot a las instituciones, superación del concepto de
> > nación y confede­ralismo. «Me importan los inquilinos, los ciu­dadanos,

no
> > la nación» decía ayer. Más allá de esta débil trabazón se siente libre
> > como el viento para pactar con quien sea, porque care­ce de

convicciones.
> > Me daría igual lo que piensa el presidente si la realidad no existiese,
> > pero bienestar, solidaridad entre españoles, te­rrorismo, libertad
> > religiosa y de pensamiento, embriones, son palabras que designan hechos,
> > no meros conceptos teóricos. Cosas que defi­nen nuestra felicidad.
> > Mientras él excita la dia­léctica marxista entre los agentes sociales

para
> > asegurarse la perpetuidad en el poder, las cir­cunstancias de las

personas
> > empeoran. Nos odiamos más, nos centrifugamos como pue­blo, damos ventaja

a
> > los malos, sembramos el nihilismo. Comprendo a quien quiere esquivar los
> > problemas soñando que palabras como diálogo, tolerancia, talante, pueden
> > sustituir al esfuerzo de la convivencia pero lamento de­cirles que no es
> > verdad.
> >
> > Cristina LÓPEZ SCHLICHTING
> >
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