Acerca de las cajas y las inmobiliarias

MonteKarmelo

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Interesante como siempre el artículo de Carlos Segovia en las páginas salmón de El Mundo de hoy domingo.

La semanita de Blesa y Fainé (y son los mejores)

En estos tremendos días las dos grandes inmobiliarias de España se han jugado la suspensión de pagos ante una banca acreedora que parece inclinarse, con apoyo gubernamental, por la paciencia para que la cosa no vaya a peor. La Caixa y Caja Madrid están en primera línea inmobiliaria y, además, han recibido un varapalo de imagen en el escándalo de Gescartera.

Carlos Segovia

(«Si debes 100 dólares al banco es tu problema, pero si lo que debes son 100 millones el problema ya no es tuyo, es del banco».Jean Paul Getty)
Vaya semanita para los presidentes de la Caixa, Isidro Fainé, y el de Caja Madrid, Miguel Blesa, y eso que sus entidades son las mejores del mundillo cajero, las más solventes y saneadas.Por si el lío inmobiliario actual no fuera suficiente, ambas cajas han sido declaradas responsables subsidiarias en el escándalo de Gescartera. No es que sea mucho dinero, 88 kilos, pero no es edificante para la reputación de las cajas de ahorros españolas leer las páginas 520 y 528 de la sentencia sobre la agencia de Antonio Camacho. No se ve en ellas ese modelo que deben ofrecer las cajas sin ánimo de lucro y obra social.

En la 520 se dice que los dos primeros empleados de la Caixa en Majadahonda (localidad madrileña que no es precisamente la España rural y profunda) «propiciaron el mantenimiento y prolongación de la dinámica delictiva de los autores materiales y del cooperador necesario». Han sido condenados a tres años de guandoca.

Y en la 528 que «Caja Madrid Bolsa confirió validez y plena eficacia a un contrato que resultaba incompatible con la establecido en una orden ministerial y dos circulares de la CNMV». La Caixa y Caja Madrid niegan irregularidades y están seguras de recurrir con éxito ante el Supremo para no ser injustos paganinis, pero lo ocurrido da idea de que estas instituciones deben mejorar internamente para que esto no se repita.

En fin, los hechos ocurrieron en la pasada década y lo prioritario es lo de ahora. No hay que ser un lince para imaginar lo que ha hecho discretamente en los últimos días el director en funciones de la Oficina Económica de Presidencia del Gobierno, David Taguas.Seguro que con un teléfono dedicado a cómo salvar del concurso de acreedores -la antigua suspensión de pagos- a Colonial y, otro, a lo propio, con Martinsa Fadesa. Es decir, evitar un golpe a la imagen de España con la caída de sus dos primeras inmobiliarias en plena crisis financiera internacional.

Los dos primeros accionistas de ambas, Luis Portillo y Fernando Martín están atravesando un duro trance -sobre todo el primero-, pero su problema lo es ya más de sus acreedores. Por eso, éstos, incluso los extranjeros, ya no compiten como en el pasado a ver quién es el primero en ir al Juzgado para quedarse con un edificio con que cobrar la deuda, sino que quieren colaborar - con apoyo gubernamental- y renegociar lo que sea para que los grandes que podrían quebrar, no quiebren y les terminen pagando algún día.El caso de Hábitat, con deuda refinanciada pese a rozar la quiebra, ha abierto la senda.

Por eso, el martes pasaba por Londres ante los acreedores el máximo ejecutivo de Colonial, Mariano Miguel -designado por el supuesto aún primer accionista Portillo-, y el miércoles, el jefe de Martinsa.

El resultado es que los bancos acreedores de Colonial y los de Portillo perfilan este fin de semana un plan para reforzar por fin la gestión de la inmobiliaria, serenar las cosas, y vender lo imprescindible para amortizar deuda de forma moderada. Se acabó eso de malvender el 15% de Colonial de FCC y otros activos.No es tanto echar a Miguel, pero sí montar un nuevo equipo gestor ajeno ya a los endeudadísimos Portillo y Luis Nozaleda que dé un nuevo rumbo a la compañía. En este marco, uno de los protagonistas del lío inmobiliario es, vaya semana, la Caixa, que tiene 161 millones prestados a la persona de Portillo y que está dispuesta a arrimar el hombro en el nuevo plan.

Fainé tiene también 500 millones de euros -equivalentes a un 20% del beneficio neto de la caja en 2007- confiados en Martinsa al que fuera efímero presidente del Real Madrid. Este está seguro de remontar el vuelo a medio plazo, pero no puede amortizar al ritmo previsto los 5.100 millones que debe en total a sus acreedores.

En cuanto a Blesa, bendice el día que decidió no entrar en la fiebre colonial, pero no se ha salvado de Martinsa, en que tiene comprometidos otros 500 millones, algo así como la mitad de sus beneficios anuales sin endesas.

Tanto Blesa como Fainé tienen músculo para sortear estos problemas e incluso aprovechar la crisis para comprar bancos fuera. Por eso están dispuestos a refinanciar la deuda de Martinsa para que no tenga que pagar cada año más de 200 millones anuales de intereses hasta 2011 o 2013. La cantidad no es moco de pavo, porque supone, con suerte, al menos un tercio de los beneficios operativos de la inmobiliaria, pero asumible si Martín, que sabe del negocio -aunque la CNMV tiene que atarle corto- supera pronto la crisis.

Con él sudan también las cajas de Ahorro Corporación que se comprometen hasta a ser accionistas de Martinsa. Y qué decir del Popular, líder de los acreedores de Portillo con 365 millones prestados.Es decir, un 25% de los beneficios netos de 2007 del banco que preside Angel Ron.

Una cantidad similar, aunque poca cosa para sus cuentas, tiene en Colonial el BBVA. Su presidente, Francisco González, mantiene estima personal por Portillo -que ha llegado a tener más del 0,5% del capital del banco- pero ha sido clave para que el fondo dubaití terminara dando una espantada en Semana Santa. A FG no le convenció que el grueso de su deuda -volcada en suelo y residencial- no fuera asumida por los árabes, sino por Portillo, en la escisión que Dubai quería en Colonial.

Y así estamos, con el sector firnanciero como nueva propietaria real de inmobiliarias, pero conjurado para que no vuelva ni por asomo la crisis bancaria española 1977-1985, la cuarta más cara del mundo. «De un total de 110 entidades financieras en España, 52 experimentaron problemas de solvencia y fueron liquidadas, fusionadas, rescatadas o nacionalizadas». recordaba Moody¿s de pasada esta misma semanita.