Nefersen
Nuncio Apostólico
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Os posteo un resumen de este fantástico artículo:
Las letras MEFO del Dr. Hjalmar Schacht
El problema económico interno prioritario a solucionar que tenía el nuevo gobierno nacional-socialista, al asumir el poder en Enero de 1933, era el paro obrero.
En ese momento – durante el pico de la Gran Depresión – había en Alemania más de 6 millones de desempleados (un 20 % de la fuerza de trabajo), producto de una economía desarticulada por la crisis financiera que se desató en Octubre de 1929 en la Bolsa de Nueva York y se extendió rápidamente por todo el mundo.
Para reactivar la economía y solucionar el problema del paro en Alemania se diseñaron rápidamente planes de construcción de obras públicas e infraestructura con gran ocupación de mano de obra: carreteras (Autobahn), ferrocarriles, represas, modernización industrial, desarrollo de productos sustitutivos de importaciones, etc. Pero el desarrollo de estos grandes planes requería fondos que el Estado Alemán no tenía. En 1934, el Dr. Hjalmar Schacht fue convocado por Adolfo Hitler precisamente para resolver esta cuestión. Pero tenía que hacerlo salvando tres restricciones muy fuertes:
1. El Estado no disponía de recursos suficientes ni tenía posibilidad de aumentar los impuestos en plena crisis económica: la situación de empresas e individuos y familias hacía imposible pensar en incrementar la presión tributaria.
2. La emisión masiva de dinero por parte del banco central para financiar obras públicas era un recurso muy peligroso porque tendría efectos inflacionarios en la medida que implicara un abrupto aumento de la base monetaria antes de la obtención de resultados económicos; y además la experiencia traumática de la Hiperinflación de 1922-1923 hacía inviable esta alternativa ante la opinión pública alemana.
3. El gobierno no podía recurrir al endeudamiento público, externo ni interno: por el problema del pago de las Reparaciones de Guerra – que estaban suspendidas desde 1930 – y por la crisis financiera mundial, que restringía el acceso al mercado internacional de capitales; y por el lado de la Deuda Interna, la capacidad de pago para responder a la emisión de Bonos a mediano y largo plazo no podía ser garantizada.
O sea que, tal como estaban las cosas, no se podía apelar a ninguna de las tres fuentes clásicas de financiamiento del Estado: Impuestos, Moneda ni Deuda.
De la triple necesidad citada y sus restricciones conexas surgió entonces, por idea de Schacht, la experiencia MEFO: la emisión de Letras de Cambio (LC) – instrumentos financieros de corto plazo pero renovables – para aplicarlas al financiamiento de Obras Públicas; letras que eran de circulación paralela al dinero efectivo, como forma limitada de expansión de los medios de pago y como sustituto de Deuda Pública formal a largo plazo.
Las Letras MEFO constituyeron así un instrumento transitorio de financiamiento público – bajo régimen de emergencia fiscal – destinado a cubrir las necesidades del Estado y sus planes económicos tanto civiles como militares.
MEFO significaba Metallurgische Forschungsgesellschaft o también Metallwirtschaftliche Forschungsgesellschaft GmbH[7], algo así como Sociedad para la investigación metalúrgica o compañía para la investigación de la economía de los metales. Y las MEFO-Wechsel eran las letras emitidas como obligaciones de dicha sociedad.
La MEFO era una sociedad anónima sin existencia física propiamente dicha, había sido fundada con un capital de sólo 1.0 Millón de Marcos (MM) – a instancias del gobierno nancy – y estaba constituida por algunas de las más grandes empresas alemanas, como Krupp, Siemens, Gutehoffnungshuette, Rheinmetall y otras.
El gobierno garantizaba todas las deudas de esta pequeña sociedad. La MEFO efectuaba los pedidos de trabajos o armamento – en lugar del Gobierno – y luego pagaba a los proveedores y/o contratistas del Estado con letras de la empresa que tenían tres meses de plazo pero eran descontables en forma directa en el Reichsbank – o por redescuento vía bancos – hasta los 5 años, de modo que al final quien realmente pagaba era efectivamente el Estado.
La clave de estos efectos o instrumentos financieros residía, sin embargo, en que el Banco Central garantizaba la conversión de las letras en dinero efectivo a quien las presentase al cobro pero la mayoría de los tenedores de las MEFO no se apresuraban a cambiarlas porque en esa época había liquidez de corto plazo en Alemania, las letras eran rentables porque pagaban un interés nominal del 4 % anual (con estabilidad monetaria) y la posibilidad de canje estaba siempre abierta por la garantía del Estado a través del Reichsbank.
Estos hechos dieron lugar a que las letras MEFO circulasen también como instrumento de pago transmisible, a modo de cuasi-moneda o dinero paralelo, aliviando la emisión de marcos-billete.
Las MEFO sirvieron así para poner en funcionamiento la economía alemana evitando los efectos inflacionarios de una gran inyección de dinero para financiar el aumento del gasto público, que creció fuertemente por los planes de obras públicas, infraestructura y rearme. De hecho, las letras MEFO se usaron principalmente para el financiamiento de la construcción de autopistas, la expansión de la red ferroviaria, la construcción de represas y el aumento de la producción industrial, que tenían un doble propósito, civil y militar.
El sistema de letras se convirtió de esta manera en una fuente renovable de financiamiento a corto plazo a través de la cual el gobierno podía pagar a las industrias en general y a las de armamento en particular.
Su condición de título de renta fija, por otra parte, hacía que no sólo sustituyeran el uso de dinero en efectivo sino que, a la vez, se convirtieran en inversiones financieras de corto plazo.
IDEAS MONETARIAS DE SCHACHT.
En su libro “Más Dinero, más Capital, más Trabajo” (1949) Schacht explica la esencia del replanteo monetario que conllevaba la emisión de las letras MEFO por él creadas pero que eran, en realidad, una variante específica de la idea general de las Letras de Trabajo – o letras para el fomento del Trabajo – para financiar obras públicas que se encaró desde el gobierno alemán en la década de 1930.
Para entender el sentido y funcionamiento de estas letras hay que tener presente algunos conceptos fundamentales desarrollados por Schacht.
Schacht partía de la base que no toda emisión monetaria tiene efectos inflacionarios y que el aumento de capital puede ser realizado mediante la creación de dinero.
Explicaba que normalmente se confunden los conceptos de Dinero y Capital cuando son dos cosas diferentes, si bien el Dinero puede convertirse en Capital como forma de financiamiento de la Inversión.
La diferencia reside en que el Dinero es un medio de cambio mientras que el Capital está constituido por bienes reales de producción, materias primas, herramientas, maquinarias e instalaciones.
En la Economía Capitalista el Dinero se transforma en Capital y así la acumulación de Capital es acumulación de Dinero – Capital Financiero – entendido éste, a su vez, como moneda con respaldo en metálico (oro).
En cambio, Schacht pensaba en términos de Capital Físico o Productivo – Capital Económico – donde el valor del dinero no depende de su respaldo en metal sino de la proporción que guarde la cantidad de moneda con los bienes que se producen en la Economía y que están determinados, en última instancia, por la idea del valor-trabajo.
Si el dinero deja de tener entidad, como un fin en sí mismo, asimilado al concepto de capital, y se transforma en cambio en lo que es por su esencia, un medio de pago, recupera entonces su independencia de la Finanza y puede convertirse en un factor previo y determinante de la Producción.
De allí la idea que la financiación de inversiones públicas con crédito bancario de corto plazo – letras de trabajo – no tendría efecto inflacionario porque un aumento de la circulación monetaria simultáneo con el aumento de la producción de bienes no provocaría desequilibrios con su impulso inicial si el mismo se daba en el marco de un rápido ajuste de la producción a la base monetaria.
El enfoque económico tradicional sostenía la secuencia Trabajo-Capital-Dinero, es decir, que el Trabajo produce Capital y el Capital produce Dinero.
Schacht propuso, en cambio, que la creación de Dinero puede convertirse en Capital y que ello redundará en Trabajo, según el destino cualitativo de la inversión, es decir, si los fondos de ese dinero van orientados a la Producción.
Dicho con otras palabras: creando Dinero se pueden financiar inversiones de Capital y como resultado de estas inversiones se genera Empleo o Trabajo.
Sostenía, por ende, que un aumento de la circulación monetaria no tiene efectos inflacionarios si ese incremento se produce simultáneamente con el aumento en la producción y circulación de bienes, al garantizar que los medios de pago que se ponían en movimiento correspondían al financiamiento de los bienes de producción que eran su correlato.
Por eso decía que para que exista estabilidad monetaria el dinero circulante debe guardar una relación proporcionada con la cantidad de bienes y servicios producidos en un país.
Lic. Héctor L. GIULIANO
Buenos Aires, 6.1.2014// Archivo: GIULIANO 2014 01 06 SCHACHT MEFO
Esta experiencia empezó en el 1934 con 6 millones de parados.
Para 1939 se había alcanzado el pleno empleo y se importaban obreros extranjeros a Alemania.
Las letras MEFO del Dr. Hjalmar Schacht
El problema económico interno prioritario a solucionar que tenía el nuevo gobierno nacional-socialista, al asumir el poder en Enero de 1933, era el paro obrero.
En ese momento – durante el pico de la Gran Depresión – había en Alemania más de 6 millones de desempleados (un 20 % de la fuerza de trabajo), producto de una economía desarticulada por la crisis financiera que se desató en Octubre de 1929 en la Bolsa de Nueva York y se extendió rápidamente por todo el mundo.
Para reactivar la economía y solucionar el problema del paro en Alemania se diseñaron rápidamente planes de construcción de obras públicas e infraestructura con gran ocupación de mano de obra: carreteras (Autobahn), ferrocarriles, represas, modernización industrial, desarrollo de productos sustitutivos de importaciones, etc. Pero el desarrollo de estos grandes planes requería fondos que el Estado Alemán no tenía. En 1934, el Dr. Hjalmar Schacht fue convocado por Adolfo Hitler precisamente para resolver esta cuestión. Pero tenía que hacerlo salvando tres restricciones muy fuertes:
1. El Estado no disponía de recursos suficientes ni tenía posibilidad de aumentar los impuestos en plena crisis económica: la situación de empresas e individuos y familias hacía imposible pensar en incrementar la presión tributaria.
2. La emisión masiva de dinero por parte del banco central para financiar obras públicas era un recurso muy peligroso porque tendría efectos inflacionarios en la medida que implicara un abrupto aumento de la base monetaria antes de la obtención de resultados económicos; y además la experiencia traumática de la Hiperinflación de 1922-1923 hacía inviable esta alternativa ante la opinión pública alemana.
3. El gobierno no podía recurrir al endeudamiento público, externo ni interno: por el problema del pago de las Reparaciones de Guerra – que estaban suspendidas desde 1930 – y por la crisis financiera mundial, que restringía el acceso al mercado internacional de capitales; y por el lado de la Deuda Interna, la capacidad de pago para responder a la emisión de Bonos a mediano y largo plazo no podía ser garantizada.
O sea que, tal como estaban las cosas, no se podía apelar a ninguna de las tres fuentes clásicas de financiamiento del Estado: Impuestos, Moneda ni Deuda.
De la triple necesidad citada y sus restricciones conexas surgió entonces, por idea de Schacht, la experiencia MEFO: la emisión de Letras de Cambio (LC) – instrumentos financieros de corto plazo pero renovables – para aplicarlas al financiamiento de Obras Públicas; letras que eran de circulación paralela al dinero efectivo, como forma limitada de expansión de los medios de pago y como sustituto de Deuda Pública formal a largo plazo.
Las Letras MEFO constituyeron así un instrumento transitorio de financiamiento público – bajo régimen de emergencia fiscal – destinado a cubrir las necesidades del Estado y sus planes económicos tanto civiles como militares.
MEFO significaba Metallurgische Forschungsgesellschaft o también Metallwirtschaftliche Forschungsgesellschaft GmbH[7], algo así como Sociedad para la investigación metalúrgica o compañía para la investigación de la economía de los metales. Y las MEFO-Wechsel eran las letras emitidas como obligaciones de dicha sociedad.
La MEFO era una sociedad anónima sin existencia física propiamente dicha, había sido fundada con un capital de sólo 1.0 Millón de Marcos (MM) – a instancias del gobierno nancy – y estaba constituida por algunas de las más grandes empresas alemanas, como Krupp, Siemens, Gutehoffnungshuette, Rheinmetall y otras.
El gobierno garantizaba todas las deudas de esta pequeña sociedad. La MEFO efectuaba los pedidos de trabajos o armamento – en lugar del Gobierno – y luego pagaba a los proveedores y/o contratistas del Estado con letras de la empresa que tenían tres meses de plazo pero eran descontables en forma directa en el Reichsbank – o por redescuento vía bancos – hasta los 5 años, de modo que al final quien realmente pagaba era efectivamente el Estado.
La clave de estos efectos o instrumentos financieros residía, sin embargo, en que el Banco Central garantizaba la conversión de las letras en dinero efectivo a quien las presentase al cobro pero la mayoría de los tenedores de las MEFO no se apresuraban a cambiarlas porque en esa época había liquidez de corto plazo en Alemania, las letras eran rentables porque pagaban un interés nominal del 4 % anual (con estabilidad monetaria) y la posibilidad de canje estaba siempre abierta por la garantía del Estado a través del Reichsbank.
Estos hechos dieron lugar a que las letras MEFO circulasen también como instrumento de pago transmisible, a modo de cuasi-moneda o dinero paralelo, aliviando la emisión de marcos-billete.
Las MEFO sirvieron así para poner en funcionamiento la economía alemana evitando los efectos inflacionarios de una gran inyección de dinero para financiar el aumento del gasto público, que creció fuertemente por los planes de obras públicas, infraestructura y rearme. De hecho, las letras MEFO se usaron principalmente para el financiamiento de la construcción de autopistas, la expansión de la red ferroviaria, la construcción de represas y el aumento de la producción industrial, que tenían un doble propósito, civil y militar.
El sistema de letras se convirtió de esta manera en una fuente renovable de financiamiento a corto plazo a través de la cual el gobierno podía pagar a las industrias en general y a las de armamento en particular.
Su condición de título de renta fija, por otra parte, hacía que no sólo sustituyeran el uso de dinero en efectivo sino que, a la vez, se convirtieran en inversiones financieras de corto plazo.
IDEAS MONETARIAS DE SCHACHT.
En su libro “Más Dinero, más Capital, más Trabajo” (1949) Schacht explica la esencia del replanteo monetario que conllevaba la emisión de las letras MEFO por él creadas pero que eran, en realidad, una variante específica de la idea general de las Letras de Trabajo – o letras para el fomento del Trabajo – para financiar obras públicas que se encaró desde el gobierno alemán en la década de 1930.
Para entender el sentido y funcionamiento de estas letras hay que tener presente algunos conceptos fundamentales desarrollados por Schacht.
Schacht partía de la base que no toda emisión monetaria tiene efectos inflacionarios y que el aumento de capital puede ser realizado mediante la creación de dinero.
Explicaba que normalmente se confunden los conceptos de Dinero y Capital cuando son dos cosas diferentes, si bien el Dinero puede convertirse en Capital como forma de financiamiento de la Inversión.
La diferencia reside en que el Dinero es un medio de cambio mientras que el Capital está constituido por bienes reales de producción, materias primas, herramientas, maquinarias e instalaciones.
En la Economía Capitalista el Dinero se transforma en Capital y así la acumulación de Capital es acumulación de Dinero – Capital Financiero – entendido éste, a su vez, como moneda con respaldo en metálico (oro).
En cambio, Schacht pensaba en términos de Capital Físico o Productivo – Capital Económico – donde el valor del dinero no depende de su respaldo en metal sino de la proporción que guarde la cantidad de moneda con los bienes que se producen en la Economía y que están determinados, en última instancia, por la idea del valor-trabajo.
Si el dinero deja de tener entidad, como un fin en sí mismo, asimilado al concepto de capital, y se transforma en cambio en lo que es por su esencia, un medio de pago, recupera entonces su independencia de la Finanza y puede convertirse en un factor previo y determinante de la Producción.
De allí la idea que la financiación de inversiones públicas con crédito bancario de corto plazo – letras de trabajo – no tendría efecto inflacionario porque un aumento de la circulación monetaria simultáneo con el aumento de la producción de bienes no provocaría desequilibrios con su impulso inicial si el mismo se daba en el marco de un rápido ajuste de la producción a la base monetaria.
El enfoque económico tradicional sostenía la secuencia Trabajo-Capital-Dinero, es decir, que el Trabajo produce Capital y el Capital produce Dinero.
Schacht propuso, en cambio, que la creación de Dinero puede convertirse en Capital y que ello redundará en Trabajo, según el destino cualitativo de la inversión, es decir, si los fondos de ese dinero van orientados a la Producción.
Dicho con otras palabras: creando Dinero se pueden financiar inversiones de Capital y como resultado de estas inversiones se genera Empleo o Trabajo.
Sostenía, por ende, que un aumento de la circulación monetaria no tiene efectos inflacionarios si ese incremento se produce simultáneamente con el aumento en la producción y circulación de bienes, al garantizar que los medios de pago que se ponían en movimiento correspondían al financiamiento de los bienes de producción que eran su correlato.
Por eso decía que para que exista estabilidad monetaria el dinero circulante debe guardar una relación proporcionada con la cantidad de bienes y servicios producidos en un país.
Lic. Héctor L. GIULIANO
Buenos Aires, 6.1.2014// Archivo: GIULIANO 2014 01 06 SCHACHT MEFO
Esta experiencia empezó en el 1934 con 6 millones de parados.
Para 1939 se había alcanzado el pleno empleo y se importaban obreros extranjeros a Alemania.
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